La meticulosidad de Barquerito devora al propio Barquerito.

Tal es así en el preámbulo de Toros en Azpeitia. Crónicas de Barquerito publicadas en Diario 16 (1985-1996).

Los que devoramos aquellas crónicas, aquel suplemento de Toros y aquel periódico en general nos engolosinamos como nunca luego volvimos a hacer con las lecturas taurinas, entre las que pronto nos sobresaltamos -algunos- con los despliegues que merecía Azpeitia, hasta tal punto de preguntarnos por qué no se hacía con otros lugares similares de feria arraigada, mismamente Plasencia, por un sencillo matiz biográfico.

En dobles páginas monumentales, Barquerito nos fue engatusando año tras año hasta que acabamos picando y hasta allí que fuimos, debidamente pastoreados en origen por Juanjo Iriarte y con el cariño y atenciones de toda la Comisión taurina. Era verdad. Azpeitia tenía una distinción que la hacía única.

Hablamos de finales de los 80.

Nadie ha escrito de toros como él en estos últimos 40 años, de toros, del toro, de las plazas, de las calles, de las ciudades y de las costumbres en cada feria

Pues bien, llega ahora, en 2023, este librito empeño de Maxi Pérez, Gerardo Cornejo y Agustín Díaz Yanes para sorpresa y goce, y Barquerito que se entera del mismo cuando ya está en pruebas de imprenta y, claro, tiene que escribir el preámbulo.

Y en el preámbulo, cuatro décadas después, en otro alarde de meticulosidad, Barquerito se autocorrige para precisar que Azpeitia no forma parte exactamente del valle del Urola, que el desaparecido Hotel Izarra acogía las bodas de la basílica de Loyola y cuál es el origen verdadero del zortziko

Nadie ha escrito de toros como él en estos últimos 40 años, de toros, del toro, de las plazas, de las calles, de las ciudades y de las costumbres en cada feria, con sus hoteles, sus restaurantitos, sus tabernas, sus parques. Y la temperatura, y el viento, cada viento que mece los capotes. Las crónicas de Azpeitia -dice él mismo- "tratan de exceder los límites de las crónica taurina al uso". 

Esos excesos de Barquerito -Ignacio Álvarez Vara en el Registro Civil- han sido alimento obligado temporada tras temporada. Como sigue escribiendo, le pueden seguir leyendo. Como estos maravillosos Toros en Azpeitia, en el Urola o donde quiera que se ubique. Con meticulosidad.