El ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radosław Sikorski, ha presentado su exposé o balance ante el Sejm (Cámara Baja). Sikorksi ha indicado que su país debe hacer frente a cuatro tareas principales. Estos cuatro puntos cardinales serán los que definirán la política exterior de Varsovia, y por ende la de toda Europa Central y Oriental, los próximos años, y se basan en dar respuesta a las diferentes cuestiones tanto de política exterior, como de política comunitaria. El primer objetivo es conseguir que Polonia sea un país seguro, el segundo que sea una potencia dentro de la Unión Europea, el tercero que se convierta en un actor global, y por último que se restaure la presencia del Ministerio de Asuntos Exteriores como tal. 

La primera tarea, tal como ha desarrollado el ministro Sikorski, se trata principalmente en consolidarse como un aliado para Ucrania, de la misma manera que el país también sirva de puente entre Estados Unidos y la Unión Europea a través de la OTAN. Es decir, se podría entender que Polonia busca ocupar el rol que tenía el Reino Unido en muchos aspectos, y como consecuencia del Brexit, ya no puede cumplir. Es muy importante que, a pesar de los vientos que señalan que Donald Trump puede volver, y con ello una política aislacionista, Polonia quiere mantener viva la relación entre un lado y otro del Atlántico. 

No es un papel poco relevante, pues esto significa que Varsovia se convertirá en interlocutor indirecto de cualquier Estado europeo con Estados Unidos, de la misma manera que sucedía con Londres en su día. Al mismo tiempo, también se hace mención a la necesidad, como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania, de reactivar de nuevo la industria de Defensa nacional, de la misma manera que ha sucedido con diferentes países del Este que han reactivado parte de sus sectores militares. República Checa, Rumanía o Bulgaria son ejemplo de ello. 

Por otro lado, si miramos cómo desarrollar la segunda tarea, una Polonia fuerte dentro de una Unión Europea fuerte, también vemos que el primer paso es que la economía polaca se desarrolle, y al mismo tiempo sea competitiva. El ministro es consciente que Polonia es un país que puede ofrecer mano de obra barata, y al mismo tiempo energía barata. Este hecho le puede ayudar estratégicamente durante un tiempo para captar inversiones y así, activar diferentes sectores estratégicos y convertir el país en un país seguro y próspero. Al mismo que también será necesario la voluntad de establecer unas mejores condiciones de trabajo, de educación, de vida y salud. 

Este factor es extensivo a todo el Este de Europa, que se encuentra en la misma situación, donde las debilidades estructurales las pueden hacer servir para proyectarse rápidamente, y conseguir desarrollar una industria nacional importante. Y al mismo que tiempo que sirva para alcanzar metas más altas en condiciones de vida y desarrollo.

La fuerza económica que tiene la misma Iniciativa Tres Mares, de conectar desde Turquía hasta Finlandia es un ejemplo de ello, y de la voluntad que hay de desarrollar todo el Este de Europa alrededor del Danubio y el Vístula hasta el Báltico. Debemos ser conscientes de que aquella idea de la Europa de las tres velocidades ha quedado reducida a una Europa de dos velocidades ya, y pronto será una sola Europa de una velocidad con diferentes sectores desarrollados. 

Varsovia quiere ser un actor central en diferentes escenarios venideros

El tercer y cuarto factor, sobre una Polonia activa y fiable en la comunidad global, y la voluntad de consolidar el Ministerio de Asuntos Exteriores como un elemento troncal de la política polaca, van de la mano. La idea que Varsovia debe ser parte en diferentes escenarios globales es muy relevante por la voluntad de convertirse en un actor central en diferentes escenarios venideros.

Debemos recordar que actualmente Polonia tiene contratos energéticos con diferentes países del Golfo Pérsico, hace unas décadas fue parte de las tropas de apoyo en Irak y Afganistán, y al mismo tiempo también era el país que lleva años advirtiendo de la amenaza rusa contra Europa. A pesar de formar parte del grupo de Visegrado, formado por los diferentes países de Europa Central como Hungría, República Checa, Eslovaquia y Polonia, ahora con la suma de Estonia, Letonia y Lituania, han configurado un nuevo eje diplomático. La Hungría de Viktor Orban ha caído de la ecuación.

Así pues, debemos prestar atención a la nueva política exterior polaca. La voluntad de Sikorski es conseguir que Polonia vuelva a estar al centro de toda negociación política comunitaria, como también estratégica para Europa. Se debe leer internamente como la voluntad de desmontar toda la política aislacionista y sin derrotero que hubo cuando el Partido Ley y Justicia (PiS) dirigía este Ministerio, y el país. Fue una política primero de apaciguamiento con Rusia, después de tensión, seguida de cordialidad, después otra vez de tensión, luego de compartir posicionamiento con Orbán, después de apoyar a Kiev, después de plantar cara a la Unión Europea, para posteriormente llamar a la cohesión, y luego otra vez escalar tensiones con Berlín. 

Todo parece indicar pues, que Sakorski quiere poner orden en el Ministerio de Asuntos Exteriores, y en consecuencia, establecer Varsovia como un punto de encuentro y nodo diplomático, de la misma manera que lo era Londres cuando estaban en la Unión Europea, y más si tenemos en mente la inclusión de Ucrania en la comunidad, que ya no será Polonia un extremo, sino un país de paso entre el Este y el centro de Europa. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.