Los audios a los que ha tenido acceso El Independiente y la información sobre el intento de chantaje a un fiscal adscrito a la Fiscalía Anticorrupción que hoy publica Irene Dorta nos muestran un panorama aterrador. La corrupción que afecta al gobierno intenta infiltrarse en la seguridad del Estado y en la Fiscalía.
Alejandro Hamlyn, empresario de hidrocarburos que mantiene una conversación con Leire Díez, conocida ya como la 'fontanera de Ferraz', y el abogado del empresario Javier Pérez Dolset, Jacobo Teijelo, en el despacho de este último el pasado mes de febrero, presume ante sus interlocutores de que tiene información suficiente como para destruir al teniente coronel de la UCO responsable de las investigaciones que afectan al gobierno, Antonio Balas. La fuente, dice el fugado en la grabación, es un teniente general de la Guardia Civil, Arturo Espejo Valero, ahora retirado, al que tiene en nómina.
El PSOE, aunque se intenta desligar de Leire Díez, es el principal interesado en encontrar algún trapo sucio en la UCO, algo que le sirva para reclamar la nulidad de las causas que afectan al Fiscal General, a la esposa y al hermano del presidente del gobierno. Además de a Ábalos y cía.
La misma trama, a través de un conocido periodista, ofreció al fiscal José Grinda que, a cambio de información comprometedora sobre Alejando Luzón (el jefe de Anticorrupción), se le facilitaría su traslado fuera de España, como él había solicitado. La denuncia acaba de recalar en la Fiscalía General. Luzón se ha caracterizado por su independencia, lo que en ocasiones le ha llevado a chocar con el fiscal general, Álvaro García Ortiz. Otro personaje molesto al que hay que apartar de un puesto clave.
El fraude al IVA en la venta de hidrocarburos supone 350 millones al año. Suficiente como para comprar muchas voluntades
En esta maraña llama la atención la tipología de los corruptos. Koldo García, Claudio Rivas (aquel que posaba orgulloso con un león abatido), el propio Alejando Hamlyn,... Y no hay que olvidarse, claro, de Víctor de Aldama, el hombre que se convirtió en el conseguidor de José Luis Ábalos y que ahora ha decidido cantar de plano tras un pacto con la Fiscalía.
Hay un denominador común entre ellos: el negocio de los hidrocarburos. Mejor dicho, el fraude del IVA en la venta de hidrocarburos. Lo de las mascarillas a su lado es un juego de niños. Según el informe que realizó la UCO en diciembre de 2020, el fraude del IVA en la venta de hidrocarburos en España supone 350 millones de euros al año. El 18% de toda la recaudación prevista, decía la UCO. Hablamos del fraude detectado, claro.
Cientos de millones amasados por unos individuos nada sofisticados, pero listos y con pocos escrúpulos. El dinero mueve voluntades y así no es extraño que algunos guardias civiles sucumban a la tentación. Ellos lo que quieren es inmunidad, que se le resuelvan sus problemas con la Justicia o con el Fisco, y lo que ofrecen a cambio es información. Al que pueda interesar y que, al mismo tiempo, les pueda garantizar lo que ellos reclaman.
Lo que está ocurriendo en España con el fraude del IVA se parece mucho a lo que sucedió en Francia con el fraude en las cuotas de carbono, bautizado como 'el fraude del siglo'. La televisión francesa lo convirtió en serie de la mano de los directores Xavier Giannoli y Frédéric Planchon. Su título: Sangre y dinero.
Me temo que aquí la serie daría mucho más juego, porque en España no sólo se trata de unos espabilados que se hacen multimillonarios defraudando al Estado con el IVA. No. Aquí la corrupción afecta al poder y amenaza con contaminar a las fuerzas de seguridad, a la Justicia y también a la prensa.
Estamos en el principio del fin.
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