Esta semana el papa León XIV nos ha sorprendido con la noticia del nombramiento de San John Henry Newman como Doctor de la Iglesia Universal. Es una figura muy relevante por su trascendencia posterior en el Concilio Vaticano II, y lleno de simbolismo porque fue un converso al catolicismo desde el anglicanismo. Algunas de sus máximas sobre cómo seguir los dictados de la consciencia, vivir de acuerdo a la integridad de uno mismo o poder actuar con libertad de acuerdo a la coherencia personal son los fundamentos sobre los que se basa su gran obra. Conservador para algunos, reformista para otros, San John Henry Newman nos interpela aún hoy, más de un siglo después de su muerte.
Debemos ver en este nombramiento un símbolo claro de cómo será el papado de León XIV, sobretodo porque el santo inglés fue destacado en su día por expresar dudas sobre el dogma de la infalibilidad papal como era reconocido en el Concilio Vaticano I. Consideraba que no se entendía del todo bien el papel que tendría el papa en cuestiones vinculadas a esta cuestión. Al mismo tiempo, también fue muy crítico sobre quienes decían que era incorrecta, irracional, insostenible y perjudicial. Esta posición tiene especial relevancia, ya que no era habitual en aquel entonces expresar dudas públicas sobre un concilio, y más aún sobre una cuestión dogmática. Así pues, John Henry Newman, entonces cardenal, es un símbolo de una iglesia reflexiva, que al mismo tiempo debe velar por la tradición y también asomarse a la ventana para ver qué sucede fuera.
Es importante destacar, además, que fue uno de los impulsores del Movimiento de Oxford, una corriente dentro de la iglesia anglicana que buscaba resaltar las raíces católicas de la iglesia en Inglaterra para confrontar el secularismo y la intervención del Estado en asuntos religiosos.
Sir John Henry Newman fue ordenado sacerdote anglicano en 1825, pero se convirtió al catolicismo 20 años más tarde. Su ordenación en Roma en 1847 fue muy relevante en aquel momento, porque se trataba de una conversión voluntaria al catolicismo. Como él mismo decía, fue llamado a hacerlo para pertenecer al rebaño del redentor.
Ya católico, creó el Oratorio de San Felipe Neri, en Birmingham, que se convirtió en un centro de pensamiento católico muy relevante para las comunidades católicas en las islas. De este modo, la figura de San John Henry Newman puede ser un ejemplo de persona vinculada a dos comunidades cristianas, como son la católica romana y la comunión anglicana. Dentro del llamado ecumenismo de la Iglesia, el nombramiento del santo inglés como doctor de la Iglesia Universal pone en valor una figura puente entre ambas ramas del cristianismo.
Una de las cuestiones más interesantes de la obra de San John Henry Newman es también la idea del desarrollo de la Iglesia como una cuestión orgánica, donde no se debe considerar que se deja atrás nada, sino que todo pensamiento actual forma parte de la evolución natural del tiempo. Además, en un momento donde el secularismo y el modernismo eclesiástico estaba al orden del día, el pensamiento del teólogo inglés ayuda a reconciliar los diferentes sectores de la Iglesia confrontados.
No se haría nada en absoluto, si un hombre esperara hasta que pudiera hacerlo tan bien, que nadie pudiera encontrar fallas en ello', decía en 1851
Es un debate que también existe hoy día entre las distintas posiciones de diferentes grupos de clérigos respecto los posicionamientos o llamados del Papa, sean los obispos alemanes que confrontaron a Francisco por su inmovilismo, como los que pensaban que se fue más allá de lo que debería respecto otras cuestiones. El nombramiento del santo inglés como Doctor de la Iglesia Universal también reconcilia ambas facciones, pues eleva a Doctor de la Iglesia a un santo que concilió las posiciones más conservadoras y más reformistas de su tiempo.
El reconocimiento de la relevancia de San John Henry Newman es muy importante para entender en qué momento se encuentra la Iglesia Católica hoy. Más allá de defender la cuestión del dogma como doctrina que puede evolucionar sin perder su significado, como defendía San Vicente de Lerins en el siglo V. También afirmó que la Fe y la Razón no están en conflicto, sino que se trata de una visión armónica y conjunta, donde una complementa a la otra y la eleva en lo moral. Además, también anticipó que sería necesario que los laicos formen parte de la vida de la Iglesia. Es una reflexión muy relevante porque en aquel momento era propio de las comunidades protestantes, pero no de las comunidades católicas. Por esta razón Pablo VI llegó a afirmar que el Concilio Vaticano II era el "Concilio de Newman" ya que gran parte de las cuestiones planteadas en los debates y documentos posteriores, San John Henry Newman ya las había planteado sesenta años antes.
"No se haría nada en absoluto, si un hombre esperara hasta que pudiera hacerlo tan bien, que nadie pudiera encontrar fallas en ello", decía San John Henry Newman en 1851. Y es quizás este planteamiento el que guía gran parte de su pensamiento, también el de la Iglesia. También el de muchos de nosotros seamos o no creyentes.
Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.
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