El primer día de agosto de 1975 se firmó el Acta Final de Helsinki en dicha ciudad, capital de Finlandia. Tuvo su simbolismo al firmarse en un país neutral, el único con Suecia en Escandinavia. Otro simbolismo fue que hasta la Revolución rusa de 1917 Finlandia había sido durante cien años un Gran Ducado del Imperio ruso. Antes había sido poseída por Suecia y sus avatares históricos dependieron de la potencia dominante en esas latitudes.
Otro simbolismo más es que Finlandia tuvo que defender su independencia. Tras invadir Stalin e Hitler Polonia en septiembre de 1939, iniciando la 2GM, Stalin intentó recuperar Finlandia. Fueron dos guerras desiguales entre la URSS y Finlandia, pero Finlandia mantuvo su independencia, aunque tuvo que ceder un 20% de su territorio.
Desde entonces, con una URSS prepotente que gobernaba todo el Este europeo, desde Polonia hasta Rumania sin olvidar los tres países bálticos, Finlandia se declaró neutral sin perjuicio de ser occidental. Tras la invasión rusa de Ucrania ingresó en la Alianza Atlántica al tiempo que Suecia. Este recorrido de Finlandia recuerda el de Ucrania que intentó independizarse de Rusia también cuando la Revolución bolchevique, pero sin lograrlo. Quedó un rastro con la curiosidad de que Ucrania era un país distinto de la URSS en la ONU donde tenía su propio escaño, como Bielorrusia, sin perjuicio del mismo amo, el del Kremlin.
El Acta Final fue un intento exitoso de consolidar la coexistencia pacífica entre los países occidentales de libre mercado y libertades individuales y la Rusia comunista con sus países satélites donde no había libertades. Moscú renunciaba a conquistar más territorios europeos y los occidentales aceptaban lo que imperaba al Este del Telón de Acero bajado a raíz del “Golpe de Praga” de 1948 que por contravenir las promesas rusas de celebrar elecciones libres en los países del Este provocó la creación de la OTAN.
El espíritu del Acta y sus normas fueron aceptadas por todos sus firmantes, neutrales, occidentales europeos junto a EEUU y Canadá por su presencia política y militar en Europa, y los países comunistas europeos, a los que hay que añadir el Vaticano, un Estado europeo.
La Rusia soviética firmó el Acta con Brejnev en la cúspide del poderío soviético. El dictador ruso no alcanzó a pronosticar el derrumbe de la Unión Soviética en 1991 por la ineficacia y la injusticia social, económica y política del sistema comunista. Gorbachov tampoco lo vio venir pues con sus reformas pretendía reforzar el sistema comunista a la vez que lo abría algo. Esa pequeña apertura provocó un golpe de Estado de nostálgicos y su fracaso el colapso de la URSS y de la propia Rusia.
Putin personifica el rencor ruso por esos derrumbes ocasionados por los propios rusos, aunque le echen la culpa a los EEUU, y quiere “restablecer” la situación atajando la hemorragia antes de recuperar más adelante territorios perdidos
Putin personifica el rencor ruso por esos derrumbes ocasionados por los propios rusos, aunque le echen la culpa a los EEUU, y quiere “restablecer” la situación atajando la hemorragia antes de recuperar más adelante territorios perdidos. Chechenia y Georgia son dos ejemplos de recuperación y freno a una deriva prooccidental. El Cáucaso importa a Moscú si bien ha perdido influencia con la reciente toma de Nagorno Karabaj por Azerbaiyán a Armenia. Ucrania es parte de esta temática. Putin no quiere que ingrese en la OTAN, ni que, más importante, forme parte de la Unión Europea (el nivel de vida de los ucranianos acabaría superando enormemente al de los rusos, algo inaceptable para el Kremlin), ni que escape a su control.
Con Putin Rusia lo ha violado todo. Las fronteras que reconoció cuando la independencia ucraniana en 1991, el acuerdo de respetar su integridad territorial cuando Ucrania devolvió en 1994 a Rusia el armamento nuclear de la URSS, y el Acta Final de Helsinki donde se dice que los países europeos tienen derecho a formar parte de la asociación de países que quieran (por ejemplo, la UE) o a ingresar en las alianzas militares que deseen (por ejemplo, la OTAN). Y a ser independientes.
El Papa León XIV acaba de pedir que se respete su espíritu. Es muy importante que recuerde el Acta porque es una constitución de la convivencia en Europa. El Papa no mencionó a Moscú, pero se entiende su mensaje cuando pide respetar su sentido. Un mensaje diferente al de su predecesor Francisco que decía que la OTAN ladraba a las puertas de Rusia.
Rusia debe retirarse de toda Ucrania, aunque teniendo en cuenta que Crimea era originariamente rusa y que el Donbas es prorruso, un acomodo podría ser un acuerdo que dejará en poder de Moscú el 20% del que ya se ha apoderado. Así cerramos un círculo recordando a Finlandia. Pero Putin lo quiere todo y piensa que a Trump le tiembla el pulso.
Carlos Miranda, Embajador de España
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