El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha dicho que él no podía firmar un tratado de paz con Rusia que implique cesión de territorios porque la Constitución ucraniana de 1996 se lo impide. Es cierto, en el artículo segundo del texto constitucional se afirma que el territorio de Ucrania dentro de su frontera actual es indivisible e inviolable. Y el artículo 73º afirma que las cuestiones relativas a la alteración del territorio de Ucrania se resuelven exclusivamente mediante referéndum. Es decir, dos artículos de la Constitución apuntan que es inconstitucional que el Gobierno ucraniano entregue territorio a Rusia en un tratado de paz. Pero esta cuestión no es nueva: Ucrania tiene a su favor el antecedente alemán y el antecedente chipriota para integrarse dentro de la OTAN, y también dentro de la Unión Europea.

Por un lado, está el antecedente de la República Federal de Alemania. Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania quedó dividida en dos: una parte estaba bajo el control de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, y la otra bajo el control soviético. La proclamación de la República Federal de Alemania, la zona ocupada por las potencias occidentales, vino acompañado de la Ley Fundamental de Bonn de 1949. En su preámbulo se establecía que la Grundgesetz estaba destinada a aplicarse en toda Alemania, aunque no tenía validez jurídica en la República Democrática de Alemania.

Internacionalmente se aplicó la doctrina Hallstein durante varias décadas. Para Bonn solamente existía una Alemania legítima, y quien mantuviera relaciones diplomáticas con los socialistas de la República Democrática (RDA) no podrían tenerlas con ellos. Recordemos que la frontera entre Polonia y Alemania, la línea Oder-Neisse, no se acabó de definir hasta 1990, con el Tratado Dos más Cuatro. Antes se reconocía como alemán, y por tanto sujeto a la Constitución, a todo aquel que había nacido dentro del II Reich o la República de Weimar como alemán.

Es posible que crean que cuando Willy Brandt como canciller, en 1969, empezó con la Ostpolitik, dejó atrás la doctrina Hallstein. Sin embargo, no se reconoció en el Tratado Básico a la República Democrática de Alemania como Estado soberano. Se reconoció a las entidades políticas socialistas como tales, los socialistas reconocieron a las entidades políticas liberales también. Pero no como Estados soberanos. Es decir, a pesar de no tener territorio definido al no estar reconocidas las fronteras Oder-Neisse, ni tampoco tener el control soberano de todo el territorio alemán hasta 1990, eso no fue impedimento para entrar en la OTAN.

Pero no estamos hablando ya de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk, sino de territorios soberanos de la Federación Rusa a ojos del Kremlin. Los rusos tampoco pueden renunciar a ellos sin saltarse la Constitución. Pero en el caso ruso se han saltado la Constitución varias veces desde 2014 hasta ahora. La anexión de Crimea fue inconstitucional, el uso de la fuerza no fue aprobado por el Consejo de la Federación, la desconexión del sistema judicial internacional también vulnera la Constitución rusa.

Es en este punto donde entra la cuestión de Chipre. La Constitución de la República de Chipre de 1960 mantiene la vigencia en todo el territorio chipriota, aunque no se aplica en la parte ocupada por Turquía. No reconoce esa zona y por lo tanto no se contempla la división territorial, ni la existencia de un Estado turco en el norte. Pero a pesar de ser un país dividido desde 1974, con una ocupación militar ilegal aún en curso, la falta de reconocimiento de la autoproclamada república turca del norte no impidió su ingreso en la Unión Europea.

El caso alemán y el chipriota son ejemplos de que no es necesario que Zelenski firme un tratado de paz que reconozca concesiones territoriales"

En el caso alemán, la República Federal de Alemania fue parte fundadora, pero en el caso de Chipre la república insular pasó por un proceso de adhesión como el que ahora está afrontando Ucrania, Georgia y Moldavia, tres países con parte de ellos bajo control ruso en forma de autoproclamada república. Y, aun así, no ha sido problema para entrar en la UE. Ni sus constituciones reconocen los territorios ocupados como tales, sino como parte integral de la nación.

Así pues, se desmonta que Ucrania no pueda entrar en la OTAN o en la UE si no reconoce los territorios ocupados como rusos. El caso alemán, como el caso chipriota, son ejemplos de que no es necesario que Zelenski firme un tratado de paz que reconozca concesiones territoriales, lo que supondría una violación de la Constitución. Un armisticio, o un alto el fuego, también frenarían la guerra, y no serían impedimento para que Ucrania formara parte de la defensa atlántica, o de la Unión.

Los últimos bombardeos masivos contra ciudades ucranianas demuestran que la voluntad de Putin de querer la paz es nula, como también la petición de querer formar parte de las conversaciones sobre garantías de seguridad para Ucrania cuando la está invadiendo es un intento más de desestabilizar cualquier negociación. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho (UAB), máster en Seguridad (UNED) y politólogo (UPF), especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.