La suspensión de la última etapa de la Vuelta a España demuestra hasta qué punto el gobierno ha decidido hacer de la causa palestina un asunto central de su política doméstica. Lo ha logrado con la inestimable ayuda de Podemos, Sumar y otros grupos de extrema izquierda.
El mismo día del final de la Vuelta, el presidente del gobierno elogiaba la "dignidad" de los manifestantes a favor de Palestina en un mitin en Málaga. Pero no les ha pedido que su protesta fuera pacífica y que permitieran a los ciclistas hacer su trabajo sin poner en riesgo su seguridad.
Se sabía, lo sabíamos todos, que los grupos radicales pro palestinos iban a intentar boicotear la carrera, como ya intentaron en Bilbao o en la etapa que concluyó en el puerto de Navacerrada. No había que ser un lince para saber que iban a poner toda la carne en el asador y toda la organización posible para impedir el final de la etapa como estaba previsto.
Incomprensiblemente, el dispositivo de Interior ha sido insuficiente para evitar lo que ha sucedido. En total, los manifestantes, divididos en tres grupos (Atocha, Callao y Cibeles), han logrado su objetivo sin muchas dificultades. Había pocos policías y mal repartidos. Grande Marlaska o bien es un inútil, o bien ha recibido órdenes para que los manifestantes se salieran con la suya. En cualquiera de las dos hipótesis, debe dar explicaciones o dimitir directamente.
La Vuelta se sigue en todo el mundo. Y lo que han visto hoy en todo el mundo es que en España no se puede celebrar un evento deportivo de cierto nivel si hay una consigna política para impedirlo. Sea la defensa del pueblo palestino o cualquier otra.
El dispositivo de seguridad fue claramente insuficiente. Grande Marlaska debe dar explicaciones o dimitir
El ganador del Tour y comentarista de TVE, Pedro Delgado, destacó ayer en la retransmisión de la frustrada etapa la contradicción entre lo que pedían los manifestantes y sus métodos violentos. "Es una vergüenza", repitió en varias ocasiones. Como también se avergonzó de los partidos que apoyan esta antidemocrática manera de protestar. Este Pedro sí que estuvo a la altura.
Lo que está ocurriendo en Gaza no tiene justificación, aunque yo no lo calificaría de "genocidio", como hizo Pedro Sánchez. Es igual, hay que utilizar todas las vías pacíficas para impedir que sigan muriendo inocentes. Aunque hay que recordarle al presidente y al ministro Albares que Israel, que el pueblo judío, no es Netanyahu.
Sánchez, acosado por los casos de corrupción, ha visto en la causa palestina un subterfugio para cambiar el foco mediático. Y lo ha encontrado en la causa palestina. Sabía que la mayoría de sus socios le jalearían. Desde Bildu a Sumar. No había más que calentar el asunto, con el pretexto de que hay un equipo israelí en la Vuelta, para que llegáramos a lo que ha sucedido este domingo. ¡Felicidades, presidente! Los informativos de televisión y mañana las portadas de todos los periódicos llevaran este éxito de la demagogia y la violencia a sus portadas.
No importa que sufra el deporte o la imagen de España, como tampoco las repercusiones que este nuevo acto contra Israel tendrá en un inmediato futuro.
El presidente está jugando con fuego. Ayer se volvieron a repetir imágenes que no se veían desde los episodios de "rodea el Congreso". Podemos cree que con algaradas como esta puede volver a resucitar. Monedero comparaba en su cuenta de X lo sucedido en la tarde del domingo con la "resistencia" antifascista durante tres años de la ciudad de Madrid (se refería a la guerra civil). Pobrecillo.
En fin, creo que todo esto es un bochorno para un país que quiere que se le respete en Europa. Cada vez España pinta menos, porque cada vez se percibe más a nuestro presidente como un político asediado al que no le importa jugar a ser antisistema.
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