En el ecuador del juicio al Fiscal General del Estado, Pedro Sánchez concedió una entrevista a El País, con el objetivo, casi exclusivo, de defender su inocencia.
Casi se diría que Sánchez tenía prisa por entrar en el tema, ya que fue él mismo quien lo sacó a colación cuando los periodistas le preguntaron por los casos que afectan a su familia: "En el caso que ahora mismo está ocupando las portadas y el debate esta semana, que es el juicio al Fiscal General del Estado, pues el Gobierno continúa creyendo en su inocencia y más aún tras todo lo visto".
Sánchez repite hasta en siete ocasiones que García Ortiz es "inocente". Incluso cuando los interrogadores le plantean la posibilidad de que sea condenado: "Respeto su pregunta, pero le digo que creo que la verdad se acabará imponiendo. Y la verdad es que el Fiscal General del Estado es inocente".
Es natural que el titular de portada de El País fuera: "Pedro Sánchez: 'El Fiscal General es inocente y más aún tras lo visto en el juicio".
Ayer, Ñúñez Feijóo criticó al presidente del Gobierno por "interferir ante el Tribunal Supremo". Por su parte, la mayoritaria Asociación de Fiscales cuestionó que Sánchez se haya "inmiscuido en la función de juzgar".
No es normal, no, que en plena vista oral, el presidente del Gobierno salga en defensa del máximo representante del Ministerio Público y que lo haga en nombre del Gobierno, como si fuera uno de los suyos. Recordemos aquella declaración en Radio Nacional, en la que Sánchez le inquiría al periodista que le entrevistaba: "Vamos a ver, ¿de quién depende la Fiscalía?". Esta entrevista es coherente con ese planteamiento de sumisión.
El presidente del Gobierno no cree en la separación de poderes y, por tanto, no tiene inconveniente en saltarse la norma no escrita de que debe permanecer neutral ante un proceso judicial, condicionando o tratando de condicionar la decisión de los magistrados. Aunque él no lo contemple, ¿qué sucederá si finalmente García Ortiz es condenado? Siguiendo el razonamiento de Sánchez, eso significaría que el Supremo habría prevaricado al condenar a un Fiscal General que es indubitadamente inocente.
El presidente dijo hasta en siete ocasiones que García Ortiz es inocente. No sólo es un mensaje al Supremo, sino también una advertencia
Con lo visto hasta ahora, por utilizar la coletilla del presidente, hay más probabilidades de que sea condenado que de lo contrario. La opinión de los periodistas que han dicho que tenían en su poder el correo objeto del presunto delito de revelación de secretos antes incluso de que lo tuviera el propio García Ortiz, no han aportado ni una sola prueba de que eso fuera así. Los periodistas tenemos el derecho a mantener en secreto nuestras fuentes, pero el testimonio ante un tribunal no vale de nada si no va acompañado de un elemento fáctico que lo avale.
Yo diría que es lo mal que le está yendo a García Ortiz en el juicio lo que ha llevado a Sánchez a dar esa inoportuna entrevista a El País. Más que una presión a la Sala Segunda del Supremo, es una especie de "sé fuerte, Alvaro, no te vengas abajo en tu declaración, ya que yo y todo el gobierno estamos contigo hasta el final".
Con su declaración, con esas siete veces en las que dice que García Ortiz es inocente, Sánchez cae en una contradicción que echa abajo su argumento fundamental. No sólo es la derecha la que ha politizado este juicio, sino el Gobierno y sus terminales mediáticos. Esta entrevista es la prueba de cargo.
Los siete magistrados del Supremo son ahora más conscientes de que, si condenan al Fiscal General, se enfrentarán a la ira del presidente y a las marrullerías de sus acólitos y fontaneros. Lo comenté en un artículo en estas páginas hace unas semanas y ayer lo recogía El Confidencial con gran despliegue: "Las cloacas del PSOE hicieron dosieres contra Marchena". Sánchez, que no para de hablar de "bulos" y "fango", tendría que saber -si es que no lo sabe- las cosas que se han llegado a decir del ex presidente de la Sala Segunda. Todas falsas.
La entrevista de Sánchez a El País no es sólo un intento de condicionar al Supremo, sino un mensaje de advertencia. Átense lo machos si condenan a García Ortiz.
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