La sentencia del Tribunal Supremo sobre García Ortiz, una vez que el fallo se conocía desde el 20-N, ha perdido parte de su impacto mediático y político. Los argumentos para la condena, que han avalado cinco magistrados de los siete que componen la Sala, se veían venir, se sabían, aunque no por ello dejan de ser menos contundentes. El relato de los hechos apunta directamente al Fiscal General del Estado, porque, aunque no fuera él personalmente quien filtrara los datos confidenciales, apunta el texto, fue alguien de su entorno y con su consentimiento.

Recordemos que García Ortiz ha sido condenado a dos años de inhabilitación (más multa) en base al artículo 417.1 del Código Penal, que habla de la revelación de datos reservados. Según la sentencia del Supremo, el Fiscal General vulneró el "reforzado deber de reserva" al que está obligado por su cargo.

Tanto la filtración del correo en el que el abogado del novio de Díaz Ayuso reconoce presuntos delitos fiscales de su cliente como paso previo a un acuerdo de conformidad, como la nota de prensa difundida al día siguiente, incorporaban unos párrafos textuales cuyo confidencialidad era de obligado cumplimiento por parte del Fiscal General.

Todo lo que hizo aquella noche, las prisas, incluso el haber dictado a la jefa de prensa de la Fiscalía los párrafos concretos a reproducir en la nota difundida a los medios, junto con el borrado de su teléfono móvil ("nada obliga a dejarlo en blanco"), al día siguiente de conocer su procesamiento, son indicios más que suficientes, en opinión del Supremo, para condenarle. No existe la pistola humeante, pero sí el cúmulo de indicios que señalan en una sola dirección.

El voto particular -Ana Ferrer y Susana Polo- reproduce los argumentos de la defensa del Fiscal General. Afirma que la sentencia se basa en "conjeturas". La justificación de la filtración de párrafos entrecomillados se explica así: "Se desmintió una acusación falsa de actuación ilícita de la Fiscalía", impulsada "desde el aparato de un poder político para tratar de desviar la atención sobre una presunta defraudación fiscal judicialmente investigada". Y, de esa forma, sostienen las magistradas, "amortiguar su impacto mediático". "Era -concluyen- la única opción legal".

No. En eso se equivocan. Se podía haber desmentido la información a la que hacen referencia (los comentarios en redes de Miguel Ángel Rodríguez que, por cierto, no figuraban en la información de El Mundo) con contundencia, pero sin incurrir en la revelación de datos reservados.

Mientras que la ministra Robles defendió al Supremo, Oscar López calificó de ficción la sentencia

La cuestión clave es: ¿Por qué el Fiscal General asumió ese riesgo? No tenía ninguna necesidad de hacerlo y podía, perfectamente, esperar al día siguiente para elaborar la nota de prensa con calma y sin presiones. La explicación de ese sinsentido, que le ha acarreado a García Ortiz la inhabilitación de su cargo, está en lo que él mismo le dijo a su subordinada en la noche de autos: había que "ganar el relato". Es curioso que el voto particular también se refiere a ese aspecto -"amortiguar el impacto mediático"- que no tiene que ver con la función de la Fiscalía, la defensa de los derechos de los ciudadanos, y sí con la pugna política, de la que, por principio, el Ministerio Público debe mantenerse al margen. Las sospechas de por qué alguien con la experiencia de García Ortiz cometió ese tremendo error apuntan al Palacio de la Moncloa. Al que más le interesaba "ganar el relato" era a Pedro Sánchez.

El espóiler que hizo el propio Supremo al comunicar el fallo antes que la sentencia ha desinflado la expectación que hubiera despertado el escrito en otras circunstancias. Las respuestas, tanto del Gobierno como de la oposición, han sido las esperadas. Tal vez, la novedad haya sido la defensa contundente que ha hecho del Tribunal Supremo la ministra de Defensa -y juez de la Sala Tercera-, Margarita Robles: "Confianza total en el Supremo". Nada que ver con el comentario de Óscar López, que ha dicho que "hay guiones de Hollywood con menos creatividad". ¿Cuál de los dos se ha salido del guion? Lo sabremos muy pronto.