Podría hacerse una buena aproximación a la figura de José Luis Rodríguez Zapatero a partir de la cartera de clientes de sus hijas, exitosas empresarias que han construido de la nada una agencia de publicidad, sita en el barrio madrileño de Tetuán, que el año pasado facturó 471.811 euros, la cantidad más elevada desde su fundación.
Esta sociedad se llama What the Fav y aparecía en estos días pasados en los medios de comunicación después de que uno de sus clientes, Julio Martínez, administrador de la mercantil Análisis Relevante, fuera apresado por la UDEF en el marco de las investigaciones sobre la aerolínea Plus Ultra, relacionadas con un presunto blanqueo de capitales y con la posible utilización para este fin de los 53 millones de euros que recibió durante la pandemia, como préstamo por parte del Gobierno de España.
Es sabido que Zapatero tiene cierta relación emocional con Venezuela, que alcanza la amistad en el caso de Delcy Rodríguez. De ahí que la decisión de uno de los dueños de Plus Ultra de apoyar el negocio de las hijas del expresidente español sea significativa.
Hay otra conexión que merece la pena subrayar. Es la que tienen con el Grupo AGEM, el cual tampoco se puede desvincular del PSOE S.A. El fundador de este conglomerado empresarial es Pedro Hermosilla, un hombre hecho a sí mismo que nació en Belmontejo (Cuenca) en 1949 y que alardea de comandar una consultora especializada en “diversos proyectos internacionales que abarcan sectores tan diversos como sanidad, industrial, medio ambiente, seguridad/protección, infraestructuras, edificación, inmobiliario, ciencia y tecnología”.

A Hermosilla lo detuvieron en Cuba hace 16 años y le acusaron cohecho y de vulnerar la ley de contratación de la isla. En octubre de 2009, Moratinos se encargó personalmente de su excarcelación, con objeto de que pasara la Navidad en España. Un gesto desinteresado que podría hacer cualquier ministro de Asuntos Exteriores por cualquier compatriota que se encontrara en una situación parecida, faltaría más. Lo que sucede es que aquí hay gato encerrado.
Basta consultar el Registro Mercantil para encontrar algún movimiento que retrata la relación posterior entre las partes. En 2013, una empresa llamada Sincronix S.L. –del Grupo AGEM– adquirió la condición de “socio único” dentro de otra sociedad, llamada Lindmed Trade, que se dedicaba a la compraventa internacional “de todo tipo de productos”.
Unos meses después de ese anuncio, Moratinos era nombrado consejero de esta empresa, vinculada al negocio de Hermosilla. En 2017, El Confidencial, dentro de la investigación de los Paradise Papers, vinculó a este empresario a sociedades offshore, relacionadas, en algún caso, con negocios con Guinea Ecuatorial, donde, por alguna razón, seguro que de simpatía personal, personas relacionadas con el PSOE y con el Gobierno de Rodríguez Zapatero han mantenido una relación cordial con Obiang, quien no es un dictador ni oprime a su pueblo, claro está.
Los respiradores chinos
AGEM también se enfrentó a una situación compleja en Bolivia, donde estuvo relacionado con un proceso judicial en el que varios funcionarios y miembros del Gobierno de transición de Jeanine Áñez fueron investigados por la compra irregular de respiradores durante la pandemia de covid-19.
La Fiscalía del país andino descubrió durante las pesquisas que una empresa vinculada a AGEM proporcionó 324 respiradores al Gobierno de Bolivia a un precio unitario de 35.000 dólares, una cantidad que fue muy superior a los 12.963 dólares que le costó su adquisición a un proveedor chino y su transporte. Calculó el ministerio público que se produjeron sobrecostes por valor de más de 10 millones de dólares en ese contrato.
Según el fiscal, los ventiladores pulmonares con compresor de la marca Guanzhou Yueshen, modelo YSAV400A, no funcionaron como era debido a la hora de la verdad. O sea, que fueron caros y, en algunos casos, inservibles, como las mascarillas que compró la Administración balear de Francina Armengol a Soluciones de Gestión..., la empresa de un tal Víctor de Aldama.
El pasado agosto, Eduardo D.P., representante del Grupo AGEM, fue condenado a una pena de cárcel de 8 años en Bolivia como consecuencia de los hechos descritos anteriormente. Es de suponer que, tras esta exposición, han quedado claros los vínculos entre las partes y la sorpresa que causa que esta compañía eligiera a la empresa de las hijas de Rodríguez Zapatero para diseñar, entre otras cosas, sus productos de papelería, tal y como aparece en su web oficial.
Clientes ilustres
Sobre el resto de los clientes de estas dos exitosas y jóvenes empresarias, poco más que decir: hay medios de comunicación españoles, con relación con su padre o con el PSOE (alguno va de irredento antisanchista ahora) y también está Huawei, una empresa china, casi anónima, que ha recibido contratos millonarios en España durante los últimos tiempos por los que, en algún caso, Estados Unidos ha puesto el grito en el cielo.
La representa Acento en Bruselas, que, casualmente, está encabezada por José Blanco, quien tampoco tiene nada que ver con Zapatero. Su vicepresidenta en España fue la pareja del ministro José Manuel Albares durante un tiempo. Entre tanto, contrató en algún momento a What the Fav, aunque su rastro ha sido borrado de su web. Cosas que pasan.
Sí que permanece el del Grupo AGEM, cuya matriz en España destaca –en un mero vistazo a sus cuentas de 2024– por el escaso volumen de sus activos, por la elevada retribución de sus tres empleados –más de 450.000 euros al año– y por pertenecer a un holding con cierto gusto por los lugares exóticos, como Guinea Ecuatorial, Angola, Senegal, Bolivia y Costa de Marfil. También trabaja en Marruecos, otro lugar predilecto para los socialistas. Incluido para el propio Zapatero.
Hay que ser bastante torpe para haber pertenecido a este entorno y no entablar amistades empresariales internacionales que, incluso, benefician a tus propios hijos. El socialismo del siglo XXI era esto, parece ser: que nadie se quede sin un mendrugo de pan que llevarse a la boca. Especialmente, dentro del partido.
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