A Volvo le tomó varios años asumir la necesidad de un cambio de rumbo. Tras un largo periodo de deterioro de resultados y márgenes, la compañía anunció en 2014 un ambicioso plan de reestructuración que tomó un nuevo impulso al año siguiente con el relevo de su director ejecutivo, Olof Persson, por Martin Lundstedt, hasta entonces responsable del grupo rival Scania.

Recortes de empleo -más de 11.200 en los últimos tres años- y cierre o venta de divisiones no estratégicas han sido algunas de las drásticas medidas adoptadas por la compañía para enderezar el rumbo. Un golpe de timón al que el mercado respondió con escaso entusiasmo en un primer momento: a inicios de julio de 2016, las acciones del grupo valían lo mismo que cuatro años antes, casi un 50% menos que en el verano de 2007, cuando alcanzó sus máximos históricos.

Sin embargo, a medida que fueron surgiendo los primeros indicios de que la reestructuración iba por buen camino, los inversores cambiaron radicalmente su visión sobre la compañía. Y los últimos resultados, publicados el pasado martes, han dado una nueva vuelta de tuerca a la cotización de Volvo. Las acciones del grupo sueco se situaron este miércoles a menos de un 3% de sus cotas récord, tras escalar más de un 85% en los últimos diez meses.

Las acciones del grupo sueco han recuperado más de un 85% en diez meses

Los ajustes de los últimos años han dotado a la empresa de automoción y materiales de construcción de una mucho mayor flexibilidad y han reforzado su eficiencia, lo que se ha traducido en una notable mejora de márgenes, que impulsa las expectativas del mercado.

"Los menores costes de personal, combinados con menores costes de materiales en la división de Equipos de Construcción permitieron que el margen bruto mejorara en 2,5 puntos porcentuales hasta el 25,2% y el margen Ebit en 1,6 puntos porcentuales hasta el 9,1%. Como consecuencia, hemos aumentado nuestras proyecciones de ingresos y beneficios para los próximos años", explican en Carax-Alphavalue.

A esto se añade una nueva organización más descentralizada, que dota de mayor autonomía a las distintas marcas del grupo. "Lo que vemos ahora es una mejora significativa en cómo se desarrolla el negocio, donde han creado entidades separadas en la empresa, cada una con una clara responsabilidad en sus resultados, acercando el negocio a los clientes", apuntó Hampus Engellau, analista de la firma sueca Handelsbanken Capital Markets, en declaraciones a Reuters.

Con todo, y a pesar de tan agradable panorama, el excelente desempeño de Volvo en bolsa en los últimos meses obliga a la reflexión sobre si sus valoraciones son excesivas. En este sentido, en Carax-Alphavalue advierten de que "las acciones de Volvo se están negociando ahora a un nivel que fue visto por última vez hace una década, en momentos en que las ganancias eran más altas que nuestras nuevas proyecciones y cuando las ganancias de los camiones fueron impulsadas artificialmente por las fijaciones de precios de la industria. En consecuencia, nuestra opinión sigue siendo negativa".

Los títulos podrían sumar otro 26%, ante la mejora del negocio y de la gestión del grupo

No es esa, en cambio, la visión de los analistas de Citi, que creen que el mercado aún no ha reevaluado el nuevo entorno de negocio de Volvo. "Si bien Volvo tiene que seguir desenvolviéndose frente a unas expectativas ahora más altas, estamos confiados en que la recuperación cíclica (en América del Norte y mercados emergentes), una Europa estable y adicionales automejoras impulsarán nuevas mejoras por parte del consenso", apuntan.

Así, el banco estadounidense defiende que los títulos de Volvo podrían escalar un 26% adicional, hasta las 180 coronas. Eso supondría dejar claramente atrás sus récords previos a la crisis y aún mucho más atrás los difíciles momentos que hicieron inevitable una dolorosa reestructuración que ahora empieza a dar sus frutos.

Volvo es, así, un claro ejemplo de que, en ocasiones, dar un paso atrás para enderezar el rumbo puede resultar muy beneficioso.

A Volvo le tomó varios años asumir la necesidad de un cambio de rumbo. Tras un largo periodo de deterioro de resultados y márgenes, la compañía anunció en 2014 un ambicioso plan de reestructuración que tomó un nuevo impulso al año siguiente con el relevo de su director ejecutivo, Olof Persson, por Martin Lundstedt, hasta entonces responsable del grupo rival Scania.

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