En la historia reciente de Sacyr, los nombres de Vallehermoso o Repsol resuenan como explosiones que han hecho temblar los cimientos de la compañía. Movimientos destinados a consolidarle como uno de los mayores grupos empresariales de España acabaron convirtiéndose, por unas u otras razones, en fuente de una desconfianza que tuvo un fiel reflejo en bolsa.

Sacyr, que a finales de 2006 vivió sus momentos más dulces sobre el parqué, vio como los más de 15.000 millones de euros en que estaba valorada entonces se habían reducido en apenas seis años a menos de 500 millones de euros.

Por entonces la compañía aún no había sufrido el golpe de la polémica surgida en torno a las obras del Canal de Panamá, que desde inicios de 2014 volvió a minar la confianza del mercado en la compañía, que hace poco más de un año mantenía valoraciones claramente por debajo de la barrera de los 1.000 millones.

Pero en los últimos tiempos, el equipo gestor de Sacyr, con Manuel Manrique a la cabeza, ha realizado un ímprobo esfuerzo para sellar las grietas en su armazón y recuperar la credibilidad de los inversores. Con Vallehermoso siendo desde hace tiempo un elemento del pasado, la compañía se ha centrado reducir su dependencia del inestable negocio de la construcción, recortar su endeudamiento y limitar su dependencia de Repsol, al tiempo que sigue litigando para recuperar parte del dinero que reclama a Panamá por los sobrecostes en el canal.

Y este trabajo parece estar dando resultados. Las acciones de Sacyr acumulan un repunte superior al 100% en los últimos 15 meses y se mueven en sus niveles más elevados desde septiembre de 2015.

Las acciones de Sacyr acumulan un repunte superior al 100% en los últimos 15 meses

Los resultados trimestrales que presentó el pasado 8 de mayo han sido la confirmación de que las cosas empiezan a marchar bien en el grupo. En Bankinter resaltan el fuerte crecimiento de las divisiones industrial y de servicios, que reduce la dependencia del negocio de construcción. Pero aún éste ha experimentado un punto de inflexión, con su primer crecimiento tras cinco trimestres de caídas, indican en Renta 4.

Esta mejora del negocio coincide en el tiempo con la estrategia llevada a cabo por Sacyr para limitar, mediante la contratación de coberturas, el riesgo asociado a su participación en Repsol, que durante años ha hecho de su cotización una especie de réplica de la petrolera española y ha puesto en peligro la solvencia de la compañía -al tener buena parte de su deuda garantizada por las acciones de Repsol.

De este modo, "Sacyr inicia una nueva etapa en la que el foco de atención se desplazará de su participación en Repsol, a la marcha operativa (que esperamos sea positiva) y a cómo Sacyr financiará el equity a aportar en concesiones", explica Rafael Fernández de Heredia, analista de GVC Gaesco Beka.

La menor exposición a Repsol permite que el mercado repare en la marcha del negocio

En la misma línea, en Alantra resaltan que, "en lo que va de año, Sacyr ha cumplido: 1) reduciendo el riesgo de exposición al precio de las acciones de Repsol y eliminando el riesgo de refinanciación y 2) mejorando la visibilidad de sus actividades básicas, especialmente en los servicios".

En cierto que "hay otros hitos pendientes (la venta de las participaciones en Repsol e Itínere y una más recurrente generación de flujos de caja)", reconocen en la firma de análisis, "pero ya está en el camino correcto para llegar a ellos". Hasta el punto de que firmas como Fidentiis le otorgan un potencial de revalorización que, en el mejor de los casos, llega a superar el 40%.