A la hora de pensar en cotizadas españolas líderes a nivel mundial es fácil centrar las miras en el Ibex. Nombres como los de Inditex, Santander, Iberdrola o Telefónica no suelen faltar en cualquier reseña de las empresas españolas exitosas más allá de las fronteras nacionales.

Menos común es reparar en las firmas englobadas en el Indice General, aunque no son pocos los casos que merecen la consideración de líderes internacionales. Una de ellas es Fluidra. Desde su fusión con la norteamericana Zodiac, anunciada a finales de 2017, la compañía con sede en Sabadell (Barcelona) se sitúa como el claro dominador del negocio del equipamiento para las piscinas y el wellnes, copando el 18% de una industria valorada en unos 7.100 millones de euros. Líder en 30 países y uno de los tres principales actores del mercado en otros 16, el grupo que preside Eloi Planes alcanza actualmente una valoración de mercado de unos 2.175 millones.

Las ganancias del 25% que acumula desde entonces -en un periodo en que la bolsa española ha visto reducirse su valor un 13%- parecen dar fe de que el mercado ha recibido la operación y los primeros pasos de la compañía conjunta con razonable optimismo. Pero sus gestores están lejos de darse por satisfechos. No en vano, señalan, algunos de sus competidores, en una posición de fuerza menor, cotizan a múltiplos superiores y aspiran a reducir esa diferencia.

Pese a ser líder mundial, la compañía cotiza a múltiplos inferiores a los de sus competidores estadounidenses

Para ello, cuentan con los beneficios aún por explotar de la fusión. Así, por ejemplo, los analistas de Alantra señalaban tras la presentación de los resultados del primer trimestre, que "Fluidra está funcionando bien en su integración con Zodiac, y creemos que está bien posicionado para disfrutar de un mayor crecimiento ya que las perspectivas en sus regiones centrales siguen siendo sólidas". La firma de análisis, incluso, señalaba las posibilidades de que el grupo de piscinas mejorara sus previsiones si logra plasmar las sinergias de ventas que la dirección de Fluidra espera obtener a partir de 2020.

Pero Planes considera que la unión con Zodiac para formar un grupo con mayor calado internacional sirve también a la compañía para obtener una mayor visibilidad y alcance entre los inversores extranjeros. La mejor muestra de esto lo representan el creciente peso en su capital del gigante de la gestión Blackrock, que controla ya algo más de un 3% de sus acciones o el número de firmas internacionales que cubren al valor -en un momento en que los valores de pequeña y mediana capitalización están viendo un recorte de coberturas por efecto de la normativa Mifid.

Obviamente, la compañía está intentando potenciar esta nueva realidad, aumentando su conocimiento a nivel internacional, mediante el desarrollo de encuentros con inversores o la participación en foros y eventos especializados, que puedan ofrecer una plataforma útil para darse a conocer. E incluso se llega a valorar la posibilidad de abrir una nueva vía de cotización para los inversores en Estados Unidos, aunque desde la compañía reconocen que sobre esta posibilidad no hay aún ninguna medida tomada.

Lo cierto es que, en un entorno de inversión como el actual, en el que la interconexión y automatización entre mercados facilita poder tomar posiciones en cualquier compañía desde casi cualquier rincón del mundo -con escasas excepciones- puede parecer poco lógico multiplicar los mercados en los que cotiza una empresa, con el aumento de costes y los riesgos de iliquidez que puede llevar aparejado. De hecho, en los últimos tiempos son más comunes los casos de compañías que optan por la solución contraria, como han hecho recientemente firmas como Telefónica o Repsol en la bolsa argentina.

La compañía ni siquiera descarta iniciar su cotización en nuevos mercados si esto puede mejorar su relevancia internacional

Pero cuando se trata de reforzar la relevancia entre los inversores internacionales cualquier medida puede resultar útil. Y la opción de cotizar en aquellos mercados en los que se quiere crecer no es nada extraña; valgan de ejemplo los casos de Berkeley (ya cotizada en Australia e Inglaterra) o Amrest (ya cotizada en Polonia) en la bolsa española. Y es que como observa el propio Planas, las compañías cotizadas compiten entre sí por captar el interés inversor y sin un nivel de conocimiento suficiente se parte en desventaja.

En esa competencia por captar un mayor número de inversores potenciales Fluidra ni siquiera se plantea la posibilidad que abre la nueva legislación de reducir el número de presentaciones de resultados a sólo dos en el año. Porque, consideran en el grupo de piscinas, la transparencia es otro ingrediente fundamental para resultar un objetivo atractivo a los inversores globales, por lo que su intención es seguir rindiendo cuentas cada trimestre.

Sin duda, de poco valdrán estos esfuerzos si Fluidra no logra hacer buenos sus objetivos de crecimiento en un sector que presenta unas perspectivas bastantes favorables (tasas de crecimiento anual de entre el 4 y 6% a largo plazo), incluso en un escenario de desaceleración económica.

Pero convertirse en una empresa visible para los inversores de los mercados más potentes, como sin duda es el estadounidense, puede suponer una ayuda esencial para alcanzar las ambiciosas perspectivas dibujadas por firmas como HSBC o CaixaBank, que le otorgan potenciales de revalorización superiores al 30%. Y es que, también en la bolsa, ser capaz de moverse con soltura en los más diversos idiomas puede acabar suponiendo una ventaja competitiva esencial.