“No estamos aquí para heredar las migajas de CIU, estamos para lo contrario, para oír la voz de los catalanes no nacionalistas, para esos trabajamos”. Xavier García Albiol ha tomado las riendas del PP catalán con el encargo de recuperar el terreno perdido frente a Ciudadanos.

La sombra del partido de Albert Rivera, consolidado en Cataluña como primera fuerza de la oposición y principal alternativa al independentismo, ha planeado sobre un congreso inusualmente plácido -los últimos relevos protagonizados por Alicia Sánchez-Camacho y antes Daniel Sirera fueron traumáticos y marcados por la imposición nacional- a costa de una ejecutiva de con diez vicesecretarios -la anterior tenía cuatro- para recoger en ella a todos los sectores.

Albiol asume la presidencia sin alternativa oficial, aunque a nadie se le esconde el contrapoder creado por Enric Millo en la Delegación del Gobierno, donde ejerce de paladín de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en su Operación Diálogo. Dos dirigentes que han brillado por su ausencia en el cónclave catalán. Millo ha tenido que ausentarse oficialmente para asistir a un acto en conmemoración de las víctimas del accidente de Germanwings, hace dos años, mientras el protagonismo del PP nacional lo ha acaparado en exclusiva una María Dolores de Cospedal cálidamente acogida por Albiol y por la ministra Dolors Montserrat.

No me gustan los líos de partido, aquí estamos para ganar elecciones y no congresitos"

El nuevo presidente del PP catalán es consciente de que la primera batalla de su mandato será inmediata, en los congresos provinciales. Y especialmente en el de Barcelona, donde el actual presidente, Alberto Villagrasa, hombre de la máxima confianza de Dolors Montserrat, está fuertemente discutido. “No me gustan los líos de partido, aquí estamos para ganar elecciones y no congresitos. A eso nos vamos a dedicar”, ha advertido antes de hacer pública su candidatura, encabezada junto a él por Santi Rodríguez, portavoz adjunto en el Parlament y considerado próximo a Millo.

La secretaria general ha dejado claro qué se le reclama a Albiol en Cataluña, al advertir a “los partidos nuevos que venían a darnos lecciones, que la lección de defender a todos los catalanes que se sienten españoles la damos nosotros”. Sin obviar el reto inmediato, el del proyecto independentista que manda en la Generalitat, al que todos los oradores populares se han esforzado en dar por derrotado.

Cospedal reivindica al PP catalán

En este sentido, Cospedal ha recordado el papel de la presidenta saliente, Alicia Sánchez-Camacho. “Fue la primera que dijo que esta tierra no era de unos pocos; cuando era necesario apoyar a la Generalitat lo hicimos con lealtad, cuando sus dirigentes todavía pisaban la tierra, y después fue la primera en denunciar los delirios mesiánicos de algunos".

Albiol ha asumido el envite al advertir que su objetivo no es la presidencia del PP catalán. “La presidencia del partido es el medio, el auténtico objetivo es convertirnos en referencia de los catalanes que también se sienten españoles”. El nuevo presidente regional ha defendido: "Somos el partido constitucionalista con las ideas más claras, nuestra vocación nos tiene que llevar a ser partido referente en esa mayora de catalanes que quiere vivir con normalidad sentirnos catalanes y españoles".

Santiago Rodríguez, por su parte, será el responsable de sustituir a Jordi Cornet como número dos de Xavier García Albiol, único candidato a una presidencia que, de hecho, viene ejerciendo en funciones desde hace casi dos años. El Congreso ratificará así la sustitución al frente del partido decidida por la dirección nacional en julio de 2015, cuando una Alicia Sánchez-Camacho acosada por el caso Camarga se antojaba la peor opción para encabezar la candidatura popular a las elecciones convocadas en clave plebiscitaria por Artur Mas en Cataluña.

Xavier García Albiol asumió el reto de encabezar la candidatura del PP en el peor momento para la formación en Cataluña -ahogada por el discurso independentista y el rechazo a las medidas anti crisis adoptadas por el Gobierno de Mariano Rajoy-, pero lo hizo sin descabalgar a Alicia Sánchez-Camacho de la presidencia del partido. Esto ha llevado a un año y medio de interinidad que ha castigado a una organización ya frágil.

El PP catalán parece haber pagado todos los costes de la crisis económica y política que no han hecho mella en el partido a nivel nacional: quinta fuerza en el Parlament -a 15 escaños de C’s, que se convirtió en primer partido de la oposición en 2015- y sexta en el Ayuntamiento de Barcelona, por detrás de los Comunes, CiU, ERC, PSC, y C’s. La situación es igualmente crítica en el área metropolitana, donde los populares perdieron sus dos grandes alcaldías, Badalona y Castelldefels, en las últimas elecciones locales debido a los pactos entre el resto de formaciones.

La bicefalia Albiol / Sánchez-Camacho ha castigado a una organización ya frágil

"Estamos animados, las encuestas nos dan opciones para recuperarnos",  asegura un dirigente catalán con la vista puesta en el equipo que debe salir del cónclave. Albiol "tiene la oportunidad de crear un buen equipo", afirma. Aunque lo fundamental será el secretario general, en una ejecutiva en la que las novedades se prevén por adición, con pocas salidas traumáticas. Tras las crisis vividas en congresos anteriores, el partido quiere ahora pacificar un organigrama al que se le exigirá rehacer las bases del partido para competir con garantías en las próximas elecciones autonómicas y recuperar el terreno perdido en las locales de 2019.

La línea política la seguirá marcando la dirección nacional, mientras Albiol y el delegado del Gobierno, Enric Millo, pugnan por protagonizar la respuesta política al independentismo, con episodios tan sonoros como las discrepancias entre ambos sobre la existencia o no de contactos entre el Gobierno y la Generalitat. Fue el último capítulo de una batalla desatada con la designación de Millo como delegado y máximo exponente de la Operación Diálogo del Gobierno, que en los últimos tiempos se ha intentado compensar con el desfile de dirigentes del partido como Rafael Hernando, Javier Arenas o Fernando Martínez-Maíllo para afianzar a un Albiol orillado por la pujanza de Millo.

La batalla de Barcelona

Más allá de la secretaría general, la ejecutiva mostrará los equilibrios para acomodar las aspiraciones de todas las familias del PP catalán a la espera de la auténtica batalla que muchos prevén en el congreso provincial de Barcelona. El control de esta organización, fundamental en el PP catalán, promete un duro enfrentamiento entre el cuestionado Alberto Villagrasa -que cuenta con el apoyo de la ministra Dolors Montserrat y la oposición de casi todos los cuadros del partido en Barcelona apoyados por los hermanos Fernández Díaz- y el ex alcalde de Castelldefels Manuel Reyes, que ha conseguido capitalizar el descontento local.