Es el arrepentimiento medido y calculado. Lo empleó para salir de prisión y pagar apenas 19 años de cárcel de los casi 400 a los que había sido condenado entre otros delitos por haber participado en el asesinato de diez personas, entre ellas la de los políticos Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica. El etarra Valentín Lasarte optó por repudiar a ETA y reclamar si disolución, críticas que le valieron la expulsión de la organización terrorista en 2010. Lo hizo acogiéndose a la denominada ‘Vía Nanclares’ en la que además de arrepentimiento se exige colaboración con la Justicia. Hace dos años y medio que Lasarte vive en libertad, junto a su pareja y su hijo de corta edad con el que se le pudo ver en los últimos permisos que disfrutó acudiendo ante la comisaría de la Guardia Civil. Pero hoy, la Fiscalía le ha reprochado que aquella disposición que entonces mostró para alcanzar su libertad parece haberse agotado.

Ha sucedido durante un juicio a otro compañero de banda, al ex jefe de ETA José Antonio Olarra Guridi a quien se le juzgaba por el asesinato del policía nacional Juan Manuel Helices en Irún en 1992. El fiscal de la Audiencia Nacional, Pedro Rubira, ha reprochado a Lasarte que ahora padezca de “desmemoria” cuando se trata de colaborar en el esclarecimiento de un crimen que afecta a otro miembro de ETA. Al elevar su escrito final, Rubira ha recordado que Lasarte siempre ha presumido de colaborar con la Justicia pero que tras lo visto en el juicio que hoy ha concluido considera que “más bien lo hizo para la obtención de beneficios penitenciarios que por una verdadera cooperación con la Justicia”.

Rubira reprocha a Valentín Lasarte que su colaboración con la Justica se limitase a la "obtención de beneficios penitenciarios" para beneficio propio

Lasarte fue excarcelado en marzo de 2015. Ahora debía colaborar para esclarecer el asesinato el 22 de abril de 1992 a quien dos miembros de ETA dispararon cuando se disponía a identificarles tras levantar sospechas cuando se encontraban en la Avenida de Navarra de Irún. Olarra Guridi no fue detenido hasta diez años más tarde en Burdeos junto a la ex dirigente etarra Ainhoa Mugica Goñi.

Miembro del 'comando Donosti'

Junto a Lasarte ha testificado otro miembro de la organización terrorista, Luis Gorriti Pagola. En el primer caso aseguró que no recordaba nada y menos aún que el acusado hubiera pertenecido al ‘comando Donosti’. Lasarte alegó que habían transcurrido 25 años desde aquel atentado. En cambio, Gorriti Pagola sí recordó que era “posible” que Olarra Guridi le hubiera confesado que hubiera asesinado al policía nacional, si bien puntualizó que no le creyó “porque contaba muchas historias”.

El acusado, para el que el fiscal pide 42 años de prisión, niega que en 1992, cuando se produjo el asesinato, militara en ETA

En el juicio el propio acusado cuestionó su participación en el crimen. Olarra Guridi afirmó que en abril de 1992, cuando sucedieron los hechos, él no militaba en ETA y que el periodo al que se refirieron los dos testigos –Lasarte y Gorriti- es posterior, comprendido entre 1993 y 1994 cuando en la capital guipuzcoana operaban “varios comandos” de ETA que según ha subrayado “ya fueron juzgados y condenados”. Ha añadido que cuando se produjo el asesinato del agente él vivía con su madre y trabajaba dado de alta en la Seguridad Social y por tanto no podía estar militando en ETA.

Un relato hecho en su derecho a la última palabra pero que el fiscal no ha creído al dar por demostrado que pertenecía al ‘comando Donostia’ junto al etarra José María Igerategi, que murió en una explosión en 1994. El fiscal, que reclama 42 años de prisión por este asesinato, esgrime como prueba principal el testimonio de uno de los testigos, el de Gorriti, del que destaca que ha ratificado en el juicio la misma declaración que hizo en su momento ante la policía. El fiscal Rubira añade que los hechos por los que se juzga al acusado no han prescrito al haber sido reabierto el caso antes de que prescribiera.