Parece que los políticos del PP prefieren ir a las procesiones que a sus propios mítines. Así que muchos suspenderán la campaña electoral para las elecciones del 28 de abril en numerosas localidades de toda España mientras dure la Semana Santa. De Murcia a Zamora, pasando por Extremadura.

El propio secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha explicado que considera más importante celebrar la Semana Santa "como Dios manda" que ir por ahí viendo "las caras de los políticos en las farolas" el Viernes de Dolores.

A García Egea, hay que entenderlo, le toca este año ser el pregonero de las fiestas en su tierra. ¿Y quién necesita un mitin pudiendo dar el pregón? Más allá de los motivos religiosos de su indignación, es una genialidad de marketing político. No solo se garantiza que le van a escuchar su discurso los correligionarios populares, como en un acto de partido al uso, sino cualquier murciano indeciso que pase por ahí a celebrar las fiestas.

Cuantos más actos desconvoquen, más gente pueden los alcaldes populares reivindicar que les han apoyado no yendo

Anunciar que no va a hacer campaña electoral se ha convertido para el PP en el mejor inicio de la precampaña. Desde que Pedro Sánchez anunció que las elecciones generales serían el domingo siguiente al de Pascua, no paran de indignarse con él candidatos populares, tratando de convertir la fecha del 28 de abril en una ofensa. "No le importan nada las tradiciones del país", ha dicho del presidente del Gobierno el candidato extremeño José Antonio Monago.

Hasta a la alcaldesa de Madrid le ha caído bronca de García Egea por la convocatoria electoral del 28 de abril a la que ni siquiera se presenta: "A lo mejor a Carmena no le gusta la Semana Santa, pero hay muchos españoles a los que sí nos gusta", dijo el número dos del PP en su intervención en el Foro de Nueva Economía. Suspender los actos electorales durante las procesiones no es incompatible con ir crucificando rivales.

Está bien pensado. Ahora que la asistencia a los mítines políticos está de capa caída, que se ganan más votos por Whatsapp que repartiendo bocadillos y la pegada de carteles cada vez suena más vintage, programar la ausencia de actos la primera semana de campaña garantiza al PP un apoyo incontestable. Un éxito absoluto en la falta de participación.

Tan buena ha sido la idea de hacer campaña en Semana Santa por omisión que el PSOE se está pensando suspender también todos sus actos

Tan buena ha sido la idea de hacer campaña en Semana Santa por omisión que el PSOE se está pensando suspender también todos sus actos, al menos en Jueves Santo y Viernes Santo. En la cúpula socialista también creen que lo más "razonable" y de "sentido común" es no hacer campaña esos días, aunque no han hablado del asunto abiertamente.

Cuantos más actos desconvoquen, más gente pueden los líderes políticos reivindicar que les han apoyado no yendo. Cuantos más vecinos asistan a las procesiones, mayor satisfacción entre quieran imaginarse un voto por cada fiel.

¿Qué tal va la campaña?, se preguntarán unos a otros. Fenomenal, se dirán convencidos de que todos esos cofrades que no están en ningún mitin deben de ser de los suyos. Con suerte, en cada procesión, habrá algún micrófono al que podrán explicarle convenientemente que no ellos no están allí haciendo campaña. Como Dios manda.