Cuando todavía no se han cumplido dos meses del estreno de su primer capítulo, toca decirle adiós a la adaptación de The Last of Us, que se ha podido ver en la plataforma de Warner, HBO Max.

Este tiempo, la ficción ha sido objeto de críticas, infinidad de comparaciones, review bombing, se le han detectado fallos de ejecución… pero también se ha puesto en valor la naturalidad con la que muestra el amor y las relaciones, la fotografía de algunas secuencias, su sonido o los efectos especiales firmados por la colombiana Ana María Quintero.

Para los ajenos al videojuego, la serie prometía ser algo aledaño a The Walking Dead o Resident Evil: zombis, acción, velocidad y un grupo que huye de un lugar a otro luchando por su supervivencia. Sin embargo —y como su propio nombre indica— nada que ver. The Last of Us no versa sobre zombis. Tanto es así que, según desveló el director de fotografía de la serie, Eben Bolter, la palabra zombi estaba prohibida, pues el eje de la serie eran los humanos y los infectados meros obstáculos con los que tenían que lidiar.

Pocos personajes

Es por ello que, en lugar de servirse de un gran repertorio de personajes, opta por atrapar al espectador con tan solo dos permanentes y otros pasajeros que ayudan conocer a los principales.

Aunque en la serie Ellie es desde el principio mucho más madura que en el videojuego, que refleja cómo las circunstancias hacen que madure paulatinamente, el cambio ha sido, por lo general, bien recibido; así como la elección de Bella Ramsey para darle vida, pese a las diferencias físicas con Ashley Johnson, que interpreta a Ellie en el videojuego y que, en un guiño a este, será también la madre de Ellie en la serie.

Que dos personajes vertebren la narrativa hace que se pueda conocer más de ellos. Así, se muestra a Ellie como una niña traviesa en el instituto que más tarde se enamora de su amiga y a la que nunca le tiembla el pulso a la hora de defenderse a sí misma o a los suyos, que en última instancia termina siendo Joel.

Por su parte, este se muestra más sensible que en el videojuego, algo destacable al ser un personaje masculino en una serie de acción. Pese a que tras la muerte de su hija opta por hacer del tema un tabú y endurecerse, se ve cómo Ellie termina ocupando su lugar y convirtiéndose en imprescindible para él, muy lejos de la mera mercancía que le supone cuando empieza la ficción.

En una producción que tiene mucho más drama que acción entre sus componentes, juega a su favor, como en el videojuego, que los personajes se vean abocados a tomar decisiones morales cuestionables continuamente. Que sea más un drama humano que la vigésimo cuarta serie postapocalíptica de zombis, ha conseguido que llegue a gente que a priori le costaría conectar con este tipo de ficciones.

¿Capítulos de relleno?

Si un capítulo ocupó titulares polarizados fue el tercero, que narró la relación entre Bill y Frank. Al margen del review bombing que sufrió en los portales especializados, sirvió para que muchas personas se viesen representadas por primera vez en una pareja LGTBIQ+ al margen de los estereotipos, con dos personas adultas, con físicos comunes y que encontraban en la cotidianidad la mejor manera de demostrarse sus sentimientos, poniendo sobre la mesa también la eutanasia.

En la misma línea, destacó la relación entre Ellie y Riley, fugaz pese al gran poso que deja en la niña, que menciona en alguna ocasión cómo pierde todo lo que le importa o la primera vez que asesinó. Eso sí, sendos capítulos fueron valorados por muchos espectadores como "de relleno" por su "carencia de acción".

Cabe destacar también cómo la ficción muestra algo tan cotidiano como la menstruación: hasta en dos ocasiones Ellie la pone sobre el mapa, una vez al celebrar encontrar tampones y otra al descubrir la copa menstrual gracias a la mujer del hermano de Joel. Con este tipo de cuestiones, la serie ha conseguido mucha repercusión en redes sociales, lo que casi siempre se traduce en un aumento de visualizaciones.

Asimismo, varias de las canciones que aparecen se han vuelto virales, como Long Long Time, interpretada por Linda Ronstadt, I’m Coming Home to You de Fleetwood Mac, On the Nature of Daylight de Max Richter o la manida Never Let Me Down Again de Depeche Mode.

En el aspecto técnico, se le notificaron algunos fallos. De hecho, el mismísimo Stephen King lo ha hecho en varias ocasiones. Además, recientemente escribió "La gente suele sanar en las series demasiado rápido", más que probablemente por la repentina resurrección cual ave fénix de Joel en el último capítulo de la serie, que probablemente no pasó desapercibido para la mayoría de los espectadores.


Su cercanía a la realidad cataliza su viralización


El realismo de la serie en comparación con ficciones del género también es clave en su éxito: en otras distopías no se sabe qué desencadena el virus que acaba con todo, mientras que aquí no solo hay una explicación, sino que unos científicos la adelantan en el primer capítulo y varios expertos han calificado el desencadenante como algo plausible.

Esto desencadenó una invasión de terroríficos vídeos en los que se podía ver cómo opera el cordyceps en la vida real sobre los animales a los que parasita. Además, el hecho de que los propios creadores, Craig Mazin y Neil Druckmann, tengan un un pódcast donde contestan a muchas de las dudas o comentarios que podrían suscitar los capítulos, algo que hace que el de The Last of Us sea un visionado especialmente vívido y completo. Fue en ese pódcast donde explicaron que los capítulos se distanciaron del videojuego cuando esos cambios podían mejorar la serie.