La deuda financiera de Prisa se situará en el entorno de los 850 millones de euros después de que el grupo emplee una buena parte de los fondos obtenidos en su última emisión de bonos convertibles en acciones para cancelar uno de sus ‘tramos’. A partir de ahí, la dueña de El País y la Cadena SER espera que cristalicen las conversaciones con sus acreedores -Pimco sobre todo- para conseguir reestructurar su pasivo. En otras palabras, para alargar el vencimiento de sus préstamos y tratar de ‘ajustar’ los intereses.

El último informe anual de cuentas de Prisa -2023- incluye diferentes datos sobre su situación financiera y sobre la estructura de sus adeudos, que, cabe recordar, llegaron a ser superiores a los 5.000 millones de euros después de que estallara la ‘gran recesión’ de 2008.

Esto sumió a la compañía en una larga crisis financiera y le obligó a vender algunos de sus activos más valorados para poder afrontar sus obligaciones con la banca. Entre otros, se deshizo de Digital Plus, de su participación en Mediaset, de Ediciones Generales y del negocio español de Santillana.

Desde entonces, ha tenido que reestructurar su deuda en diferentes ocasiones y recurrir a operaciones de ampliación de capital que han suscrito sus accionistas o que han implicado la llegada de otros, como fue el caso de Nicolas Berggruen, de los cataríes de International Media Group o de los mexicanos de Grupo Herradura Occidente.

Pago adelantado de deuda

El último movimiento de este tipo lo cerró hace unos días, cuando emitió bonos por casi 100 millones de euros, de los cuales destinará 86 a cancelar un tramo de ‘deuda junior’ que contaba con un tipo de interés elevado. 

El grueso de la deuda se encuentra dentro de un tramo ‘sindicado senior’ que vence en diciembre de 2026 y que asciende a 575,1 millones de euros, mientras que otro, designado como ‘súper senior’, lo hace en junio de ese año y está valorado en 240 millones.

Durante 2024, Prisa calcula que los tipos de interés que tendrá que afrontar serán de 16,5 millones de euros, según la información que recientemente remitió la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Hay que recordar, en este sentido, que la compañía fundada por Jesús de Polanco, hoy presidida por Joseph Oughourlian (Amber Capital) ha tenido que hacer frente en los últimos ejercicios a una circunstancia inesperada, en principio, como fue el aumento de los tipos de interés en la Eurozona.

Eso encareció su deuda y le obligó a lanzar dos operaciones de emisión de bonos convertibles en acciones que han respaldado, mayoritariamente, sus actuales socios. Entre las dos, han capitalizado el grupo con más de 200 millones.

Solvencia financiera

Uno de los objetivos de Prisa es el de situar sus adeudos en un nivel inferior al de 4 veces EBITDA. Es decir, mejorar su índice de solvencia. Sea como sea, cabe recordar que la agencia internacional S&P mejoró la calificación de la deuda de Prisa (de CCC+ a B-) el pasado 14 de marzo, después de ejecutar la operación de bonos convertibles.

Lo hizo, entre otras cosas, por la mejora de las perspectivas sobre el negocio educativo en Latinoamérica y por el incremento registrado en la recaudación publicitaria de los medios de comunicación.

Pese a todo, la situación financiera del grupo es todavía compleja y su nivel de deuda y sus compromisos con la banca condicionan su actividad a diario. Recientemente, su directora financiera, Pilar Gil, concedía una entrevista a los medios de comunicación del grupo en el que avanzaba su intención de renegociar con los acreedores.

También incidía en que el grupo comenzará a elaborar en el corto plazo un plan estratégico que pretende poner en marcha en 2025.

En este ejercicio será cuando caduque el actual, que se marcaba como uno de sus hitos principales el alcanzar los 1.000 millones de euros durante el próximo ejercicio.