A lo largo de los últimos días, centenares de cuatro latas invadieron las carreteras españolas. Sus colores, sus neumáticos en el techo, su baja altura y sus 60 kilómetros por hora transportaban al siglo pasado. Por momentos, solo existían coches de época en toda la A-5, dirección sur. A lo largo de los próximos días, volverán a hacerlo en sentido contrario.

Con una particularidad. Estos 4L, como se conoce a los Renault 4, el conocidísimo utilitario producido por el fabricante francés a partir de los años 60, no están ocupados por familias numerosas camino de la playa como sucedía en la época, ni tampoco por jubilados rumbo a una convención o exhibición de turismos históricos. Este febrero los conducen parejas de jovencísimos franceses que transportan kilos de material escolar al desierto marroquí. Forman parte de la competición 4L Trophy, una carrera solidaria de orientación que se celebra entre Biarritz y Marrakech desde 1997 y en la que solo pueden participar aquellos -afortunados- que no hayan cumplido 29 años.

"Nos embarcamos en el rally más legendario del mundo: ¡el trofeo 4L! Será una aventura familiar, con una tripulación 100% Laspalles que partirá a la conquista de las dunas. En este perfil podrás seguir a un hermano (Mathieu) y a una hermana (Léa), dos almas aventureras y sobre todo dos grandes corazones dispuestos a aceptar este reto a la vez deportivo y humanitario", dicen Léa y Mathieu Laspalles en el perfil de Instagram 2L et une 4L, creado específicamente para la carrera. Él es estudiante de ingeniería, aficionado a la montaña y a las motos, tiene 21 años; ella tiene 24, es organizadora de eventos, amante de la música y... no sabe nada de coches. Pero es parte de la gracia de la carrera, que dura solo unos días pero exige todo un año de preparación.

Para mostrar cómo Léa ha mejorado sus dotes como mecánica, la mayor de los dos hermanos muestra en el Instagram común que es capaz de cambiar una rueda en menos de cinco minutos, porque nunca se sabe qué desavenencias traerá el camino, y es parte de la labor del copiloto. Bueno, al final tardó seis. "Perdió [la apuesta], pero al menos nos echamos unas risas", escribe Mathieu, mucho más diestro en las reparaciones.

Porque el 4L Trophy no es una carrera cualquiera, sino más bien un rally dakar joven, a bordo de un coche muy concreto y con un objetivo más específico aún: llevar material escolar y deportivo a colegios marroquíes de la región de Draa-Tafilalet, al este del país. El recorrido abarca los más de 5.000 kilómetros que hay entre Biarritz y Marrakech y exige pasar unos doce días en la carretera, lo que implica equiparse con todo lo necesario para dormir en el vehículo, repararlo... y no ducharse, o hacerlo hasta donde la ruta lo permita. No gana quien llega antes al destino, sino quien lo haga con menos kilómetros en el contador.

"No tenemos frenos", reza un cartel que Léa y Mathieu han colgado en la parte de atrás de su cuatro latas en el penúltimo día de carrera. "Seguimos vivos y estamos a 45 kilómetros de Marrakech, aunque estamos creando atascos en los tramos de bajada así que estamos previniendo lo mejor que podemos", narran vía historias de Instagram, su vía de comunicación con todos los seguidores de la carrera. Sus compañeros, como Léa Vergnes (24 años) y Victor Gaffuri (24), graduada y estudiantes de ingeniera química, respectivamente, también muestran en sus perfiles (Les Tripi) las múltiples ocasiones en las que han necesitado un mecánico o la ayuda de sus colegas para salir de la arena del desierto.

De la misma manera, Inès Tusseau y Doriane Motriceau cuentan en Les Nantelles sus aventuras para conseguir patrocinadores, que han ido desde negocios locales como restaurantes, pastelerías, peluquerías y zapaterías a bancos, mecánicos de coches de época, marcas de café y de vino y fabricantes de soluciones térmicas para edificios. "Gracias al apoyo de Sodevi hemos podido cerrar el presupuesto", dicen ambas en otro post en el que anuncian su inscripción oficial en el trofeo.

Porque para participar en esta suerte de camino de Santiago en cuatro latas es imprescindible conseguir un buen número de patrocinadores que financien el vehículo, la inscripción en la carrera y el material escolar que se entregará. Luego, los anuncios de esos sponsors se pegan en los vehículos participantes de la carrera y los acompañan durante todo el camino. Es así desde que hace 27 ediciones Jean-Jacques Rey, participante del París Dakar y fundador de otra carrera entre Biarritz y Dakar, creó el concepto para honrar al legendario coche y con el objetivo de ayudar a escolarizar a niños marroquíes. Entonces participaron tres equipos. Esta edición ha reunido a más de 2.300 participantes de 12 nacionalidades, que han trasladado más de 60 toneladas de material a la asociación Enfants du desert.

¿Está pensando en unirse? Repasaremos los requisitos para hacerlo, que son más o menos sencillos... siempre que tenga la suerte de contar con menos de 29 años y más de 18. Primero, los participantes tienen deben presentarse por parejas, decidiendo quién conducirá y quién será el copiloto. Segundo, deben conseguir uno de estos míticos automóviles, no se puede competir en otro vehículo. Y tercero, es imprescindible buscar los ya mencionados patrocinadores que financien la inscripción y el material escolar y deportivo que debe llegar a Marruecos. Una vez estén listos los mínimos requerimientos para participar en la competición, llega el momento de intentar ganarla, y para eso es importante aprender a orientarse solo con una brújula y un mapa y también a reparar el vehículo en caso de avería.

Si ya no puede participar, al menos podrá disfrutarlos en la carretera. Quizá se los encuentre este domingo o este lunes, dirección al norte, de regreso a Francia. Píteles, le saludarán de vuelta y estarán encantados de contarle sus aventuras en el desierto.