El bidé, ese singular accesorio de baño que alguna vez fue omnipresente en los hogares españoles, ha caído en desuso en la mayoría de las viviendas modernas. Sin embargo, en la tranquila ciudad de Zamora, situada en la región de Castilla y León, este dispositivo aún conserva su relevancia, incluso hasta el punto de ser obligatorio en las nuevas construcciones y reformas de viviendas.

En un mundo donde la modernidad parece relegar al pasado muchos de los elementos de nuestras vidas cotidianas, el bidé se aferra a su lugar en Zamora con una fuerza notable.

Concebido originalmente para facilitar la higiene íntima y el lavado de los pies, este peculiar artefacto se ha convertido en una especie de reliquia en la mayoría de las ciudades españolas, donde las nuevas normativas urbanísticas no le dan cabida en los requisitos mínimos de los baños.

Zamora se aferra al bidé

Sin embargo, en Zamora, el bidé no solo sobrevive, sino que prospera gracias a una legislación local única. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad, promulgado en 2011, establece de manera explícita la obligación de incluir el bidé en cualquier vivienda unifamiliar. De acuerdo con el artículo 72 de dicho plan, "Toda vivienda unifamiliar tendrá una superficie útil mayor de 20m² con el siguiente programa mínimo de cuarto de baño completo, compuesto por lavabo, inodoro, bidé y ducha".

Este mandato ha generado cierto asombro y curiosidad entre los urbanistas y arquitectos de otras regiones de España, donde la presencia del bidé en los hogares se ha vuelto cada vez más anecdótica. En otras ciudades las regulaciones urbanísticas no hacen ninguna mención al bidé, centrando sus requisitos en elementos más convencionales como lavabo, inodoro y ducha.

Normativa difícil de modificar

La persistencia del bidé en Zamora ha llevado a debates sobre la pertinencia de esta normativa en la actualidad. Algunos expertos consideran que el requisito del bidé está desactualizado y carece de sentido en un contexto donde las preferencias de diseño y las necesidades de los habitantes han evolucionado.

Sin embargo, modificar esta normativa no es tarea fácil, ya que implicaría una revisión del PGOU, un proceso que requiere tiempo y recursos considerables.

Por su parte, las autoridades municipales reconocen la singularidad de esta disposición y la falta de urgencia para modificarla, dado el escaso número de nuevas construcciones en la ciudad. Aunque admiten que el requisito del bidé puede parecer anacrónico en la actualidad, no ven necesidad inmediata de cambiarlo, prefiriendo enfocar los recursos en otras áreas prioritarias de desarrollo urbano.

Mientras tanto, en otras ciudades de la región, como Ávila, las regulaciones urbanísticas son menos específicas en cuanto a los elementos que deben incluirse en los baños, centrándose principalmente en dimensiones mínimas. En Madrid, por otro lado, la normativa establece requisitos mínimos para los aseos que no incluyen el bidé entre ellos.

El debate en torno al bidé en Zamora ha llamado la atención del Colegio Oficial de Arquitectos de León, delegación Zamora, que ha anunciado su intención de proponer la modificación de esta normativa en la próxima reunión con el Ayuntamiento. Sin embargo, reconocen que este proceso llevará tiempo debido a la naturaleza definitiva del PGOU y la necesidad de consenso entre todas las partes interesadas.

La persistencia del bidé en Zamora es un recordatorio de cómo las tradiciones y normativas locales pueden resistir el paso del tiempo en un mundo cada vez más globalizado y homogéneo. Mientras el debate sobre su relevancia continúa, el bidé sigue siendo una parte integral del paisaje urbano de esta pintoresca ciudad castellana, desafiando las tendencias modernas y manteniendo viva una práctica que parece desaparecer en otros lugares del país.