Las catinonas sintéticas, los opiáceos ultrapotentes y los cannabinoides adulterados se consolidan como las principales amenazas emergentes en el panorama europeo de drogas. Así lo advierte el informe 2025 de la Agencia de la Unión Europea sobre Drogas (EUDA), presentado este jueves en Lisboa. En él, la agencia alerta de que la rapidez con la que evoluciona el mercado, la aparición constante de nuevas sustancias psicoactivas y la expansión de redes de producción dentro y fuera de Europa desafían la capacidad de respuesta de los Estados.

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"Estamos ante un entorno dinámico, cambiante y cada vez más complejo", señaló Alexis Goosdeel, director de la EUDA, durante la presentación. "Las drogas de hoy no son las de hace cinco años. La toxicidad, la forma de distribución y los patrones de consumo han cambiado. Debemos adaptar nuestras políticas, sistemas de alerta y cooperación internacional si queremos mitigar sus efectos en la salud pública".

El gran peligro, las nuevas drogas sintéticas

Uno de los focos de preocupación es el auge de las catinonas sintéticas –sustancias estimulantes artificiales similares a las presentes en la planta khat, también conocidas como sales de baño–. Estas sustancias actúan de forma parecida a las anfetaminas, produciendo efectos eufóricos y estimulantes, pero su peligrosidad radica en su alta potencia, la facilidad de síntesis y la rápida aparición de nuevas variantes químicas para eludir controles legales. En 2023 se incautaron al menos 37 toneladas en Europa, una cifra récord que cuadruplica las cantidades de 2021. La mayoría de estas sustancias llegan desde India y acceden al continente, principalmente, a través de los Países Bajos. Además, se detectó una intensa actividad de producción dentro de la UE: 53 laboratorios clandestinos fueron desmantelados el pasado año, la mayoría en Polonia.

También se ha registrado un incremento de opiáceos sintéticos –los llamados nitacenos–, especialmente en los países bálticos. Estos opiáceos ultrapotentes son sustancias sintéticas con una potencia muy superior a la morfina o la heroína, lo que implica un alto riesgo de intoxicación o muerte incluso en dosis muy pequeñas. Desde 2009 han sido identificados 88 nuevos opiáceos de alta potencia, cuyo uso implica un alto riesgo de intoxicación o muerte. Muchos de ellos se distribuyen en forma de píldoras que imitan medicamentos conocidos, lo que expone a públicos nuevos, incluidos jóvenes, a un consumo sin saber lo que están tomando.

El cannabis continúa siendo la droga más consumida en Europa, con 24 millones de usuarios estimados en el último año entre personas de 15 a 64 años. Pero la tendencia actual añade una nueva dimensión de riesgo: cada vez es más frecuente que los productos vendidos en el mercado ilegal estén adulterados con cannabinoides sintéticos o semisintéticos mucho más potentes. Estos compuestos, desarrollados para eludir la legislación, pueden ser decenas o cientos de veces más potentes que el THC natural y su consumo está asociado a un mayor riesgo de intoxicaciones graves, episodios psicóticos y otros efectos adversos. La disponibilidad de estos compuestos ha crecido tras el refuerzo de los controles en China en 2021, lo que ha provocado un giro hacia sustancias semisintéticas difíciles de detectar.

España, nodo clave de tráfico y consumo

Por su parte, la cocaína sigue siendo el estimulante ilícito más consumido en Europa, con 4,6 millones de usuarios en el último año. España figura como uno de los países clave tanto en consumo como en incautaciones. En 2024 se registró la mayor confiscación de su historia en un solo cargamento: 13 toneladas ocultas en un contenedor de plátanos procedente de Ecuador. Bélgica, España y Países Bajos concentraron el 72 % del total de incautaciones en la Unión Europea en 2023.

Según el informe de la EUDA, España mantiene un papel central en el panorama europeo de drogas, tanto por su posición geográfica estratégica como por la magnitud de su mercado interno y las operaciones de incautación. Estos son los principales aspectos que señala el estudio en lo referente a nuestro país.

  • Cocaína: España es uno de los principales puntos de entrada de cocaína en Europa, junto con Bélgica y Países Bajos. En 2024, el país registró la mayor incautación de su historia en un solo cargamento: 13 toneladas ocultas en un contenedor de plátanos procedente de Ecuador. En 2023, estos tres países concentraron el 72 % de todas las incautaciones de cocaína en la Unión Europea, reflejando la importancia de los puertos españoles en las rutas internacionales del narcotráfico.
  • Consumo: España se sitúa entre los países con mayor prevalencia de consumo de cocaína y cannabis en Europa, especialmente entre la población joven. El cannabis sigue siendo la droga ilícita más consumida, en línea con la tendencia europea, y preocupa el aumento de productos adulterados con cannabinoides sintéticos o semisintéticos más potentes.
  • Nuevas sustancias: El mercado español también ha detectado la presencia de nuevas sustancias psicoactivas, incluidas catinonas sintéticas y opiáceos ultrapotentes, aunque su impacto es menor en comparación con otras regiones europeas. Las autoridades españolas participan activamente en los sistemas de alerta temprana y en la cooperación internacional para detectar y responder a estas amenazas emergentes.
  • Respuesta institucional: España cuenta con una red consolidada de prevención, tratamiento y reducción de daños, pero el informe subraya la necesidad de adaptar las políticas y reforzar la cooperación internacional ante la rápida evolución del mercado de drogas y la diversificación de las sustancias disponibles.

Durante la rueda de prensa, el comisario europeo de Interior, Magnus Brunner, insistió en que "la cooperación entre Estados miembros es fundamental, pero no suficiente". Brunner reclamó una respuesta internacional coordinada: "Necesitamos reforzar los acuerdos de seguridad con terceros países. Ya hemos avanzado con un acuerdo entre Europol y Brasil y estamos trabajando para ampliarlo a Colombia y otras regiones clave de América Latina".

La agencia europea, que este año estrena nombre –EUDA, en sustitución del antiguo Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT)–, señala que este informe no sólo mide datos de consumo y tráfico, sino que debe servir de base para adaptar las políticas nacionales y europeas al nuevo contexto. "Las drogas no son un fenómeno marginal. Son un problema de salud pública, de seguridad y de cohesión social", ha concluido Goosdeel.

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