El calor intenso llega con el inicio del verano. Con el 71 % de la península española bajo riesgo por elevadas temperaturas, se plantea una cuestión capital: ¿cuándo se puede señalar una ola de calor? Los hay que la vinculan exclusivamente con altas cifras en el termómetro, pero hay algunos criterios técnicos muy concretos que han de cumplirse. 

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¿Qué es una ola de calor?

Es relativamente frecuente llegar a rebasar los 35ºC en diversas ubicaciones durante los meses de verano, y ello no significa que se trate de una ola de calor. Para que se considere que un fenómeno meteorológico se clasifica como ola de calor, tiene que cumplir esas tres condiciones que le son inherentes: duración, extensión e intensidad. Si no se da el cumplimiento de las tres condiciones estamos hablando de un pico de calor, no de una ola de calor.

El criterio oficial de AEMET

Por su parte, la Agencia Estatal de Meteorología considera que existen ondas de calor cuando se produce una situación de al menos tres días consecutivos durante los cuales el 10% de las estaciones meteorológicas superen las temperaturas umbrales. Las temperaturas umbrales son calculadas a partir de datos históricos entre 1971 y 2000.

Umbral térmico para declarar una ola de calor

La gran diversidad de tipos climáticos presentes en España dificultan la posibilidad de establecer un único umbral térmico. Contribuyen a dificultar esta tarea factores tales como la altitud, la influencia del viento, de la humedad y la proximidad al mar. Así, lo que podría considerarse ola de calor en una zona determinada del norte del país sería la normalidad para la parte interior de la península.

¿Cómo se fija la temperatura umbral?

AEMET define un umbral para cada estación meteorológica. Por ejemplo, en las zonas costeras podría estar sobre 31ºC, mientras que en el interior podría ser superior o igual a 40ºC. Como condición tal se considera que hay episodio de ola de calor siempre que al menos el 10% de estaciones durante tres días consecutivos vean cumplido su umbral. Si sólo se cumple uno o dos de los requisitos se habla de entrada de aire cálido.

Qué causa una ola de calor

Las ondas de calor se producen, en general, por masas de aire cálido, que durante periodos ya calurosos pueden ser de origen africano. También juegan un papel importante el recalentamiento del aire que pasa sobre tierra firme o la subsidencia, que produce calentamiento por descenso del aire.

Consecuencias ambientales y para la salud

Estos episodios extremos tienen repercusiones en la agricultura, los ecosistemas y la salud pública. Los golpes de calor, la deshidratación, el agravamiento de enfermedades cardiovasculares constituyen riesgos reales, en especial, para personas mayores y afectadas por patologías previas. Aumenta asimismo la peligrosidad de incendios y la demanda energética.

No todas las subidas extremas son olas de calor

Un ejemplo sería que llegara la península una importante masa de aire africano que pudiera elevar los valores del mercurio por encima de los 43ºC en el sur peninsular, por ejemplo. Pero si este fenómeno dura sólo dos días, no podemos catalogarlo de ola de calor. La entrada del aire más fresco al tercer día normalizaría rápidamente la situación.

Las olas de calor más intensas registradas

Desde el año 1975 se conocen episodios como el de 2015, que duró 26 días, o el récord de temperatura de 47,4 ºC que se alcanzó en 2021. Estas situaciones extremas evidencian que no solo hay un episodio de calor intenso, sino que hay que tener en cuenta la persistencia y la duración.

Por tanto una ola de calor no solo depende del termómetro. Deben coincidir duración, extensión geográfica e intensidad. Explicar esto, permite prepararnos para un hecho que, año tras año, convierte en estela, parte del discurso de los veranos de nuestro país.

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