La archidiócesis de Toledo atraviesa unos días de conmoción tras la detención en Torremolinos del canónigo de la catedral investigado por posesión de drogas. Ante el impacto que ha provocado el caso en la comunidad eclesial, el arzobispo y primado de España, Francisco Cerro Chaves, ha enviado una extensa carta a todos los sacerdotes de la diócesis en la que reconoce "la situación muy dolorosa" que están atravesando e insiste en que debe afrontarse "con espíritu de fe, desde la verdad y con entrañas de misericordia".
El prelado invita a su clero a asumir este episodio como una llamada a la conversión. "Que este dolor sea ocasión de acoger la llamada a la conversión que el Señor nos hace a cada uno y a nuestra diócesis", escribe, subrayando que el lema del curso pastoral es "Volver al amor primero". En esa línea, llama a cada sacerdote a revisar su vida sacerdotal "a la luz del Señor", con la advertencia de que "ninguno estamos libres de caer" y la exhortación a "ayudarnos a vivir en santidad, con renovado fervor, nuestro sacerdocio, teniendo como centro a Jesucristo vivo".
Cerro dedica varios pasajes a la prevención del aislamiento en momentos de crisis, al que define como terreno fértil para la tentación. "No dudéis en pedir ayuda si os encontráis en una dificultad, porque el enemigo aprovecha la soledad y el aislamiento para envolvernos", señala, agradeciendo que algunos presbíteros ya se hayan reunido estos días para rezar juntos. Considera este gesto "una respuesta muy adecuada en los primeros momentos de esta crisis" y avanza que los próximos retiros por vicarías territoriales se orientarán a la oración y la reparación.
Oración por el sacerdote detenido
El arzobispo insiste también en el papel de los sacerdotes como sostén espiritual de sus comunidades en medio de la turbulencia: "Sostengamos a los fieles desde la visión sobrenatural que impulsa a la oración, al sacrificio y a la intercesión". Y vuelve a agradecer la "entrega generosa" de su clero en las diversas tareas pastorales, pese a que el escándalo haya golpeado de lleno la credibilidad de la diócesis.
La carta concluye con un ruego de oración por el sacerdote detenido y por sus familiares: "Oremos por Carlos, para que el Señor le acompañe y sostenga en estos momentos y se haga presente en su vida desde la verdad y la misericordia. No nos olvidemos de encomendar a su familia".
Tras conocerse la detención, el Arzobispado de Toledo apartó cautelarmente a Carlos Loriente de todos sus oficios y abrió una investigación interna. En un comunicado, expresó "profundo dolor" por lo sucedido, reprobó cualquier conducta delictiva que se le atribuya y pidió "perdón al pueblo de Dios" por los daños morales causados. El sacerdote, de 45 años, había desempeñado cargos de relevancia en la diócesis, entre ellos la coordinación del Sínodo diocesano y la dirección del Instituto Teológico San Ildefonso.
El caso ha sacudido a la diócesis Primada no solo por el perfil del clérigo implicado, sino también por las circunstancias de su arresto en la Costa del Sol, que han obligado a la jerarquía eclesial a reaccionar con rapidez para contener los daños y reforzar el discurso de unidad, conversión y apoyo mutuo entre su presbiterio.
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