La Guardia Civil de Tráfico de Cantabria ha finalizado una investigación que comenzó a principios de septiembre. Han imputado a un joven de 28 años, residente en Santander, por presuntos delitos de conducción temeraria y velocidad excesiva. La imputación se debe a que fue capturado circulando a una velocidad de 260 kilómetros por hora con un número peligroso de pasajeros a bordo. Viajaban siete personas en total, de las cuales cuatro eran menores de edad.
Según Europa Press, las pesquisas se iniciaron después de que la Guardia Civil detectara dos vídeos difundidos en redes sociales. Estos clips mostraban un vehículo alcanzando velocidades de entre 244 y 261 km/h. La grabación evidenciaba la grave imprudencia en el interior del turismo. Dos adultos ocupaban los asientos delanteros (conductor y copiloto). Mientras tanto, cinco personas iban en la parte trasera, ninguna de ellas utilizando el cinturón de seguridad.
El Sector de Tráfico de Cantabria, en colaboración con su homólogo en Castilla y León, analizó minuciosamente el material audiovisual. Esta cooperación permitió determinar con precisión las localizaciones exactas de los hechos. Uno fue en la autovía A-67, cerca de Calahorra de Boedo (Palencia), y el otro en la A-231, a la altura de El Burgo Ranero (León). Se constató que esta peligrosa circulación tuvo lugar el 30 de agosto, durante un trayecto entre Santander y León.
Una vez identificado el vehículo y a su dueño, se procedió a instruir diligencias contra el presunto responsable.
El individuo se enfrenta ahora a severas consecuencias legales. Por el delito de exceso de velocidad, la pena podría ser de tres a seis meses de prisión y la retirada del carné de conducir de uno a cuatro años. En cuanto al cargo de conducción temeraria, las penas son aún mayores. Podría enfrentarse a prisión de seis meses a dos años y la privación del permiso de conducir por un periodo de uno a seis años.
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