Cambiaron el mundo, transformaron las ciudades, la vida y, sobre todo, la movilidad. Aquellos carruajes tirados por caballos que se convertían en foco de suciedad y enfermedad fueron desapareciendo. Los coches ocuparon su lugar. Lo hicieron de modo rudimentario al inicio y con una progresión tecnológica, estética y aerodinámica imparable que los ha convertido hoy en uno de los símbolos futuristas. Los amantes del motor siempre han visto en ellos arte, los usuarios menos avezados se han sentido atraídos por su estética. Es precisamente esa, la dimensión artística, la que el Museo Guggenheim quiere elevar a la máxima categoría.

Lo ha hecho de la mano de un amante de los coches, de un arquitecto que ha dejado huella en cientos de ciudades de todo el mundo y que ha llevado hasta la pinacoteca bilbaína el arte del motor: Lord Norman Foster. La Fundación que lleva su nombre ha diseñado una muestra, de la que él es comisario, que reúne por primera vez algunos de los vehículos más singulares jamás expuestos y que reúnen un tiempo, un estilo y muchos sueños. “Son cultura, son artefactos culturales. Comenzaron siendo caballos mecanizados y han terminado siendo obras de arquitectura”, aseguraba ayer un emocionado Foster durante la presentación de ‘Motion, autos art arquitecture, by Norman Foster’.

La exposición se inaugurará este viernes y permanecerá hasta el 18 de septiembre. Se convertirá en la exposición más sorprendente de la programación del 25 aniversario del Guggenheim. La muestra incluye 38 vehículos singulares por su diseño, por su estética y evolución tecnológica, por la innovación en su construcción o por el valor cultural que supusieron para una época o incluso una nación, “todos sabíamos identificar los coches italianos, los ingleses… ahora la globalización ha convertido en todos prácticamente iguales”, aseguraba Foster para subrayar el valor cultural de los automóviles: “Ahora el mundo está más globalizado, más estandarizado”.

Fuente de "emociones"

La exposición también plantea preguntas y opciones al visitante sobre cómo continuará la evolución de los coches, cómo serán los vehículos del futuro en un planeta medioambientalmente amenazado: “Lo que sabemos es que no habrá apenas accidentes, que quizá en los coches del futuro la amenaza serán los ciberataques. Estamos entrando en un tiempo muy emocionante”.

Un futuro en el que ve como reto no sólo la reducción de impacto medioambiental de los vehículos sino mantener su esencia de elementos capaces de suscitar “emociones” y que seguirán transformando las sociedades, los conceptos de movilidad y en el que una vez más el diseño, el arte jugará un papel determinante: “El reto será saber hacer más con menos”.

En la elección de los vehículos, muchos de ellos pertenecientes a colecciones privadas, Foster reconoce que han primado aspectos como “la belleza y la velocidad”. En la lista aparecen el Pegaso Z-102 Cúpula de 1952, el Alfa Romeo BAT Car 7 de 1954 o los Firebirds futuristas de General Motors. O el sorprendente Dymaxion  de Buckminster Fuller o el Bugatti Type 57SC Atlantic de 1936 de Jean Bugatti: “Evidentemente es una selección subjetiva. Hasta en el ‘dos caballos’ hay una ‘belleza utilitaria. Es un equilibrio por contar un relato que parte del carruaje y avanza hacia los grandes diseños”.

En su intervención, Norman Foster ha destacado que, "más que ningún otro invento, el automóvil ha provocado una transformación radical del paisaje urbano y rural del planeta, así como de los estilos de vida del ser humano" y es, a su parecer, "un artefacto cultural importante por derecho propio: "Los automóviles han transformado el planeta, y lo seguirán transformando".

Los vehículos del futuro

A lo largo de la exposición se subrayan aspectos como el cambio que supuso en el diseño de los coches el desarrollo del túnel del tiempo para mejorar su aerodinámica. Supuso una revolución con gran impacto en movimientos artísticos futuristas y que también queda reflejado en la exposición.

La disposición de la exposición se propone en relación con diversas obras de arte, cuadros y esculturas. Un recorrido dividido en diez espacios, desde los comienzos y en el que el diseño prima como hilo conductor. El apartado dedicado al futuro 16 escuelas de diseño y arquitectura de todo el mundo presentan sus proyecciones sobre cómo serán los vehículos del futuro, cómo será la movilidad. Imaginan, en propuestas remitidas a la Norman Foster Foundation, cómo imaginan la movilidad a finales de este siglo, cuando se cumplirán 200 años de la aparición del automóvil. La exposición incorpora incluso un taller de modelado en arcilla en el que se trabajan modelos de automóvil, además de un espacio dedicado a las maquetas.

Uno de los apartados más llamativos es el ‘Sporting’, en el que se muestran vehículos de los años 50 y 60, tiempos en los que los diseños para las carreras y para las carreteras se separaron. Su imponente presencia se combina con obras de arte y la moda del momento, con una propuesta de automóviles que simbolizan el glamour, la velocidad y el deseo. Vehículos que llegaron a ser retratados como objetos de culto por Andy Warhol.

La exposición está organizada por el Museo Guggenheim Bilbao y la Norman Foster Foundation, patrocinada por Iberdrola y Volkswagen Group y cuenta con la colaboración de AIC-Automotive Intelligence Center en Future, Cadillac, en el Clay Modelling Studio y de Sennheiser en la experiencia sonora inmersiva, así como de Gestamp.