"Tú puedes hacer que a la gente le cueste menos entender lo que le quieres enseñar". Entre la propaganda y la pedagogía, pasando por el periodismo puro de última hora, el toreo se ha ido colando en las redes sociales como un fenómeno que se ha hecho imprescindible sin que nos demos cuenta.

Antes de nada y para acotar el perímetro de los toros en las redes sociales: estamos hablando de decenas de miles de seguidores, no de millones. Hace ocho años, cuando a Currino Madueño (Córdoba, 1991) le pusieron en contacto con el matador de toros Román Collado, el mundo taurino era un desierto en redes. "No sabía nada de esto, sólo me fijaba en cómo lo hacían las marcas que me gustaban. Venía de trabajar de camarero en Manchester y estaba en un estudio de Arquitectura en Málaga. Por eso pensé lo primero en crear un logo. Que a Román se le asociara con una marca, a generar cosas que nada tenían que ver con lo habitual. Ahí nació el juego de los comecocos: el sol -el torero- se comía a los hierros que lidiaba, y así salió publicado en el diario Levante".

De ahí hasta el meme de hace escasos días, aprovechando el retiro del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que decía que él no podía irse a descansar porque debía entrenar para torear el 11 de mayo -este sábado en la segunda de feria de San Isidro, Román cortó una oreja y estuvo a punto de abrir la Puerta Grande-.

En las antípodas -como artista- de Román, aparece Juan Ortega, el otro torero al que mueve en redes Madueño. "Este caso fue distinto, Primero había una relación previa de amistad de toda la vida". Un 15 de agosto -cuando a Ortega no le conocía prácticamente nadie- se reveló en Las Ventas: "Ahí sacamos el recibo de capote como si fueran los golpes de Nadal en el anuncio de Nike. Fue el primer vídeo que marcó bastante".

En este proceso de expansión -"este es un campo para explotarlo muchísimo más"-, hay un hecho revelador: las 100 corridas de Morante de la Puebla hace un par de temporadas. "En el toreo siempre se ha dicho que cuanto menos se televise mejor. Con Morante sucedió al contrario, le vimos en 60 corridas. Con todo el interés del mundo. Nos rompió los esquemas. El vídeo no quema a los toreros buenos, si hay novedad. Y el caso de Morante lo demuestra".

Madueño puede lanzar una docena de minivídeos de una tarde de Juan Ortega. Porque no se queda sólo en el toro y torero. Publica en redes el viaje, las ciudades donde se da el festejo, la salida del hotel y la llegada del ídolo a la plaza, la reacción del público -"algunas salidas a hombros han sido una locura"-, y por supuesto los momentos estelares en el ruedo, esos highlights que corren como la pólvora de móvil en móvil. "Pero hay que ser honesto, si no la cosa no funciona: hay que sacar las tardes malas también. Una tarde petardo de Juan en Alfaro, que salió de la plaza corriendo bajo la lluvia y la bronca, también la contamos". El contenido opuesto es el de Santander: "Ahí la gente, como ya habíamos dicho que había triunfado, empezó a pedir las imágenes en seguida, en aluvión".

"Al día siguiente de que Urtasun retirara el premio preguntamos precio para colgar una lona a tres minutos del Ministerio de Cultura: 'Para Urtasun no cabemos todos, en Las Ventas sí'. Y anunciar las tardes de Juan Ortega en San Isidro"

Dado que en TikTok no está permitido y Facebok lo considera "obsoleto", la gran apuesta es sobre todo en Twitter (X): "En Instagram no hay texto, en Twitter sí, y esa es la clave para que tenga mucho más tirón". ¿Propaganda pura y dura? "Tú cuentas tu discurso, claro. Y la gente ve al torero lo despacio que ha toreado".

El fenómeno que vivimos es, pues, informativo, publicitario, de márketing de un torero. "En el mundo de los toros no se invierte en publicidad como se debería. Alejandro Talavante hizo un vídeo publicitario cuando se encerró con seis toros en Madrid y ya no se ha hecho prácticamente más. Al mundo del toro le falta fuerza, motor económico para pegar el boom definitivo en este aspecto".

"Al día siguiente de que se conociera que el ministro Urtasun retiraba el premio de tauromaquia estábamos preguntando precio para colgar una lona a tres minutos del Ministerio de Cultura: 'Para Urtasun no cabemos todos, en Las Ventas sí'. Y anunciar ahí las tardes de Juan Ortega en San Isidro". El alto presupuesto quebró la jugada.

También tuvo un mínimo acercamiento a la política con la anécdota de Román y Pablo Iglesias. El torero cayó al lado del líder de Podemos y de Irene Montero en un concierto de Joaquín Sabina. Se acercó para invitarlo a una corrida e Iglesias, lejos de mostrar cualquier rechazo directo, estuvo correcto y le emplazó a que se lo recordara por Twitter en privado. Así lo hizo Román y hasta hoy: "Algunos taurinos nos reprocharon que por qué nos juntábamos con esa gente...".

Dos meses aguantando el chaparrón

Cuando se cruza un pasaje de la vida personal del torero, como la no boda de Juan Ortega el año pasado, cambia la estrategia: "Ahí estuvimos dos meses sin subir nada, porque Juan no quería y siempre respetamos lo que él prefiere. Desaparecimos de las redes y aguantamos el chaparrón. Después de la entrevista con Carlos Herrera, que se calmó un poco la tormenta, y justo antes de Valdemorillo, subimos la primera foto desde noviembre".

Twitter sirve mejor para unos buenos lances o unos muletazos de categoría. "La emoción que transmite en la plaza Roca Rey, por ejemplo, cuando se deja husmear los muslos es más difícil de trasladarla en las redes. O Román se juega la vida con un toro y no es tan fácil trasladarlo".

"Sólo con 25.000 followers no se cortan las dos orejas, pero sí que ayudan a que se corten. Se predispone a la plaza, y eso se nota. Tú vas enseñando a la gente a los largo del tiempo y así consigues que les cueste menos entender lo que le estás enseñando", asegura Madueño.

Esa labor pedagógica -aparte de la meramente informativa y de la de propaganda pura y dura de tu torero- es también un terreno que cultivar para que los jóvenes se enganchen; en estos días, más que nunca, con las críticas a la plaza de Las Ventas por convertirse en un bar de copas durante San Isidro. "Es un tema complicado, pero yo prefiero que vaya la gente a la plaza, prefiero que en sus pensamientos de planes tengan ir a los toros y que arrastren a amigos. El toreo no llega a la casa de la gente, la gente es la que tiene que ir a la plaza. Y ahí es donde salta la oportunidad para educarla en las redes. Si se trabaja bien, puedes conseguir que una persona que no te conozca vaya una plaza, aunque no te haya visto nunca torear".

"Es como en la música. Para un joven es más fácil entender al Canto del Loco que a Camarón. Con 18 años entiendes al Canto del Loco, pero a Camarón te lo tienen que explicar, es más difícil entenderlo".

-¿Morante y Juan Ortega son Camarón?

-Claro.

Madueño echa de menos en el periodismo taurino que no se cuente la temporada completa de verdad -"como un Inside de la Fórmula 1"-, por qué un empresario no pone a éste o aquél, por qué un torero no se sale de unas cuantas ganaderías o no quiere torear con algún compañero. "Se ha visto con lo de Roca y Luque, sigue siendo la comidilla del año, y estoy seguro que por esa polémica llenarían una plaza si les ponen juntos. Viviéndolo por dentro, te das cuenta de que esto es un Juego de Tronos. El fútbol abarca todos los días del año; en los toros son previas y crónicas. Así desde que acabe San Isidro hasta San Fermín nos quedamos sin chicha, y en redes no puedes hacer eso".

Modestamente, sí reconoce que es un pionero en esta labor -no pronuncia en toda la conversación lo de community manager- y que más de uno le ha copiado.

Y un aviso final, también honesto, de los límites del cibertoreo: "Tú puedes predisponer lo que quieras, pero si el torero no responde en el ruedo no hay nada que hacer".