Fortes, el torero, charlaba en el patio de arrastre la noche del martes a la salida de la novillada. En un corrillo de tantos. Al día siguiente toreaba ahí mismo, pero la gente no le echaba muchas cuentas, la verdad. Con su camiseta moderniqui de Manolete, la preceptiva chaqueta y esa altura que tiene, no llamaba mayormente la atención.

24 horas después, en ese mismo sitio, dentro y a las afueras del patio de arrastre, se lo hubieran comido a besos, literalmente. Aventurar definiciones categóricas cuando quedan por saltar decenas de toros es atrevido, pero la tarde de Fortes del miércoles con los toros de Araúz de Robles va a marcar el San Isidro 2025.

Y ¿quién es Fortes, el torero?

De pequeño, él lo ha contado, sufrió ataques de epilepsia. Pastillas y muchísima disciplina para salir adelante en este milagroso oficio. Como ha ocurrido con otros compañeros, Fortes ha triunfado en Las Ventas con casi 15 temporadas de alternativa a sus espaldas. Malagueño de 35 años, ha sufrido de lo lindo; de cornadas en el cuello que pusieron en peligro su vida hasta lesiones de hueso que le alejaban de los ruedos.

Hasta el miércoles en Las Ventas. La Revelación con mayúsuculas.

De pequeño, él lo ha contado, sufrió ataques de epilepsia. Pastillas y muchísima disciplina para salir adelante en este milagroso oficio

Si la tarde no ha tenido informativamente más eco ha sido porque no abrió la Puerta Grande que tenía ganada de sobra. De no ser por los pinchazos, el botín consistiría en tres o cuatro orejas cortadas, según el consenso de los críticos.

Los toros que tuvo delante no fueron ni mucho menos buenos, especialmente el feísimo quinto. Fortes tiró de sabiduría y de lo otro, a espuertas. Pone carísima la feria, azuza a los que vienen y hace que no te quieras perder una corrida, que quedan muchas. Poco apetecible alguna por cansina.

Fortes bordó el toreo (Uceda cuajó una faena de torero de Madrid de las de toda la vida también, ni un pero) y debería aparecer en los carteles de las ferias que aún no estén hechas, o sea, lamentablemente en pocas.

Se llama Saúl, lo que llamará lógicamente la atención en un torerazo que parecía otro en Madrid, revelado, entregado. Y muchos no se han enterado de que el que triunfó el día anterior fue un novillero que se llama Iker, El Mene. Aarón también, que tiene salero. Y porque Nek (Romero) no torea (creo).

Definitivamente, los toros se están acercando a nuestra sociedad de la multilateralidad. Con las cámaras de Telemadrid.