Romper un huevo puede parecer algo sencillo y cotidiano, pero hacerlo de la forma correcta puede marcar la diferencia a la hora de mantener limpia la cocina, para conservar la propia yema e incluso para el resultado de la receta que estamos llevando a cabo. Este ingrediente básico, nutritivo y económico se encuentra en la mayoría de los hogares y saber cómo partirlo bien es esencial para aprovechar todo su potencial. Existen varios métodos para reducir el riesgo de salpicaduras, para conservar la máxima higiene y para no provocar que pequeños trozos de cáscara arruinen la preparación; una adecuada ejecución también se hace notar en la textura y en la presentación del plato final.
Golpear el huevo en superficie plana
La mejor manera de romper un huevo es golpeándolo contra una superficie plana, ya sea la encimera o una tabla de cortar. De esta manera se va a reducir la probabilidad de que el huevo pueda romperse y, por tanto, hay una probabilidad baja de que caigan trozos pequeños de la cáscara en la mezcla. El golpe se debe dar en el centro del cascarón, porque se ha de aplicar la suficiente fuerza para romperlo, pero no en demasía para no romper la membrana interior, de manera que luego, la forma de volcar el huevo se realice fácilmente.
Apertura controlada con los pulgares
Después que se ha dado el golpe a las dos partes del cascarón, éstas se sujetan con ambas manos y se utiliza un leve toque de presión con los pulgares para separar las mitades; abierto el huevo, debe echarse suavemente sobre el recipiente o sartén, todo ello sin salpicar nada. Tras un poco de práctica se logra un ritmo rápido y preciso, es cuestión de práctica.
¿Y si se cae un trozo de cáscara?
Si al echar el huevo se te cae un trozo de cáscara dentro de la mezcla la mejor forma de sacarlo es utilizando un trozo más grande de la propia cáscara; la superficie húmeda del huevo permite que se adhiera el pequeño trozo de cáscara, y en caso contrario, se pierde más tiempo tratando de sacarlo con una cuchara o los dedos mojados. Este pequeño truco es fácil, pero eficaz para que la mezcla contenga una textura uniforme.
El modo de conservar
Los huevos deben ser colocados en un lugar fresco y seco. La refrigeración solamente es necesaria en lugares donde la temperatura es elevada. Mantenerlos a una temperatura constante permite conservar su frescura y evitar la formación de agua, lo que podría favorecer la aparición de bacterias. También hay que mantenerlos alejados de los alimentos con olores muy fuertes sobre todo porque la cáscara de los huevos es porosa y puede llegar a absorber los aromas.
Trucos para aprovechar el huevo al máximo
Cómo separar claras y yemas
Para aquellas recetas en las que son necesarias unas claras limpias como las que se usan para el merengue, es una buena alternativa recurrir a tres recipientes: uno para trabajar y los otros dos para las claras y las yemas. Con este método logramos que no nos estropee una yema rota todo un lote y que la separación esté más garantizada, optimizando el tiempo y el resultado final.
Hervir y pelar con facilidad
Si queremos pelar los huevos cocidos tenemos que ponerlos debajo agua fría nada más haberlos hervido. Así la cáscara se despega de la clara por el cambio brusco de temperatura y luego pelarlo resulta más sencillo. Haciendo esto evitarás que las cáscaras se adhieran y acaben rompiéndose, siendo más eficaz y veloz en el proceso y conservando piezas enteras.
Dominando la forma correcta de romper y manejar un huevo se obtienen les mejores resultados en las recetas y se van agilizando los procesos de cocina. aplicar estas recomendaciones asegura una preparación más limpia, yemas enteras y una utilización más eficiente de uno de los alimentos más versátiles del mundo, asegurando calidad y precisión en cada receta.
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