Monstruo: La historia de Ed Gein ha despertado una ola de reacciones y horror entre los espectadores de Netflix. Inspirada en crímenes reales ocurridos en los años cincuenta en Plainfield (Wisconsin), la serie no se limita solo a recrear los asesinatos cometidos por Ed Gein, sino que profundiza en el aspecto psicológico del personaje.
Netflix aborda su complicada relación con su madre, su novia Adeline, y cómo su perturbadora historia influyó en algunas de las mayores obras cinematográficas del terror, entre ellas Psicosis de Alfred Hitchcock. El final deja muchas preguntas abiertas, pero también ofrece claves para entender el origen de su monstruosidad.
Un asesino marcado por su madre
Monstruo: La historia de Ed Gein (interpretado por Charlie Hunnam) va desde su infancia en el aislado mundo rural de Wisconsin hasta el cúmulo de crímenes que lo hicieron leyenda del horror. La serie profundiza en su relación con su madre Augusta, los traumas familiares, sus obsesiones y cómo Gein pasó de ser un hombre aparentemente tímido a alguien que profanaba tumbas, asesinaba y confeccionaba objetos con restos humanos.
Ed Gein, ya en el primer capítulo, nos muestra la frialdad de su personaje, matando a su hermano y haciendo una hoguera para simular que ha sido un accidente. Después, cuando muere su madre, Gein empieza a sentir la necesidad de revivirla, en pieles humanas, y profanando tumbas para seguir manteniéndola viva en su mente. Ed tiene la oportunidad de escapar de todo eso cuando Adeline, su pareja, le ofrece un trabajo de niñero. En su primer día, lleva a los dos niños a su casa, mostrándoles todos los horrores y algunos de sus "logros", aterrorizando a los jóvenes y provocando su despido. Semanas después, Gein "hace desaparecer" a su reemplazo, Evelyn. Es ahí cuando todo empieza a torcerse para él, con la visita de la policía a su casa.
A lo largo de los ocho episodios, la narración de Netflix alterna entre hechos reales y elementos simbólicos para enfatizar la pregunta central que plantean sus creadores: ¿los monstruos nacen o se crean? Conforme el relato avanza, el personaje de Gein se convierte en un icono cultural que trasciende su propia historia.
¡Atención, spoilers! Este es el final explicado de la serie
En el episodio final, Ed Gein, ya enfermo de cáncer y recluido en un hospital psiquiátrico, vive en medio de fantasías cada vez más intensas. En una de ellas imagina colaborar con agentes del FBI para capturar a Ted Bundy, lo que refleja el colapso entre sus delirios y la realidad.
Se encuentra con Adeline por última vez, quien le dice que seguirá con ese legado oscuro que compartían. Ed, sorprendentemente, le pide que no lo haga y se separa de esa relación simbiótica que había definido gran parte de su vida.
En su delirio final, Ed ve a una procesión de asesinos que lo alaban y lo guían por un pasillo mientras él acepta su papel como figura central del horror cultural. Luego, en la escena más simbólica, asciende por una escalera en su lecho de muerte y es recibido por su madre, Augusta, quien lo felicita: "lo hiciste". Esa última imagen cierra la serie con una mezcla de horror, culto mediático y reflexión sobre su influencia en el imaginario del crimen.
También hay un guiño al impacto cultural que dejó: antes de los créditos, se ve a adolescentes intentando robar su lápida; al asustarse por ecos de Gein, la abandonan. Entre sombras, Ed observa a lo lejos con una leve sonrisa, recordando el peso ambivalente de su legado.
La historia de Adeline: ¿Fue real?
Adeline Watkins fue una persona real, pero la serie Monstruo: La historia de Ed Gein exagera su papel. En la realidad, ella conoció a Ed Gein y en algún momento él le propuso matrimonio. Tras el arresto de Gein en 1957, Adeline declaró que lo consideraba un hombre amable y tranquilo. Sin embargo, más tarde se desdijo de muchas de esas afirmaciones, asegurando que los medios habían exagerado su relación y que nunca fue tan cercana ni duró tanto como se decía.
En la serie, Adeline aparece como una figura clave en la vida de Gein: una especie de cómplice emocional e incluso participante en sus crímenes. Sin embargo, no hay registros que indiquen que ella estuviera involucrada en los asesinatos o en los robos de tumbas.
Por tanto, Adeline existió, pero el retrato que hace la ficción mezcla realidad y dramatización. El personaje sirve sobre todo como recurso narrativo para mostrar el lado humano, dependiente y distorsionado de Gein, más que como una representación fiel de una persona que participó realmente en sus actos.
La influencia de Hitchcock: del crimen al mito
Alfred Hitchcock se inspiró en el caso real de Ed Gein para crear Psicosis (1960), aunque adaptó la historia de forma libre y muy cinematográfica. El descubrimiento de los crímenes de Gein en 1957 conmocionó a Estados Unidos: un hombre solitario en un pequeño pueblo de Wisconsin había profanado tumbas y fabricado objetos con restos humanos. Esa mezcla de aislamiento rural, represión y locura llamó la atención del escritor Robert Bloch, que vivía a pocos kilómetros de Plainfield y escribió la novela Psycho basándose en esos hechos.
Cuando Hitchcock leyó el libro, vio el potencial para construir una historia más simbólica que literal. En Psicosis, Norman Bates hereda de Gein la obsesión con su madre, el aislamiento y la confusión entre amor y muerte. Sin embargo, Hitchcock evitó mostrar el horror explícito: transformó al asesino rural en un personaje trágico y reprimido, utilizando la tensión psicológica y la sugerencia como herramientas narrativas.
¿Cuántas personas asesina Ed Gein en la serie?
En la serie de Netflix, Ed Gein mata a más de dos personas, aunque solo dos de esos asesinatos (Mary Hogan y Bernice Worden) están basados en hechos reales.
La serie amplía su número de víctimas para explorar su evolución psicológica y mostrar la progresiva pérdida de control del personaje. En la ficción, además de esas dos mujeres, se insinúan otras muertes y desapariciones en el pueblo de Plainfield, incluidas algunas escenas que mezclan realidad y delirio, como los crímenes de Evelyn Hartley y de su propio hermano Henry, cuya muerte también se presenta como sospechosa.
La producción no da una cifra exacta de víctimas, precisamente para mantener la ambigüedad entre lo que Ed realmente hizo y lo que solo imaginó. Así, el relato se mueve entre el hecho documentado y la fantasía macabra del protagonista, subrayando que el verdadero monstruo puede ser tanto lo que hizo como lo que soñó hacer.
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