El Museo de América acoge estos días una exposición que reproduce uno de los conjuntos más controvertidos de sus fondos: el Tesoro de los Quimbayas. Cincuenta y seis réplicas exactas de collares, estatuillas y máscaras precolombinas han llegado a Madrid desde Colombia como parte de la muestra Oro y Hoja de Coca: Más allá del pensamiento colonial y la estigmatización contemporánea. El gesto, aparentemente simbólico, tiene un fondo político: reaviva el debate sobre la devolución del tesoro original que Colombia reclama desde hace décadas a España.

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Las piezas reproducidas por el maestro orfebre Omar Hurtado replican con precisión parte de los 122 objetos de oro que integran la llamada Colección Quimbaya. El conjunto original fue obsequiado en 1893 por el entonces presidente colombiano Carlos Holguín a la reina regente María Cristina de Habsburgo como agradecimiento por la mediación española en un litigio fronterizo con Venezuela. Desde entonces forma parte de las colecciones estatales españolas y se exhibe en el Museo de América.

Para el Gobierno colombiano, esa cesión carece hoy de legitimidad. "Nosotros los colombianos debemos ver las réplicas, disfrutar de las réplicas porque no tenemos la custodia de las originales", ha explicado la directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, Catalina Ceballos, durante la inauguración de la exposición. Traerlas a Madrid, ha añadido, es también "un acto de justicia patrimonial".

Un diálogo pendiente

La exhibición, que viajará por nueve países europeos entre octubre y diciembre, combina las réplicas del tesoro con obras contemporáneas como La Chagra de Amoka, de la artista Tatiana Arocha, que reivindica la hoja de coca como símbolo ancestral. Oro y coca –metales y plantas asociados tanto al saqueo colonial como a la estigmatización moderna– articulan un discurso de resignificación cultural.

Pero el trasfondo diplomático se impone sobre el artístico. "Esto no es un botín. Fue un pago que hizo un presidente a una reina en un momento en que no existía la noción ética sobre lo que representaban estos objetos sagrados", sostuvo Ceballos. En su intervención insistió en que el Gobierno de Gustavo Petro considera prioritario avanzar en la restitución y repatriación de bienes culturales.

El embajador colombiano en España, Eduardo Ávila, fue más explícito: "Son símbolos del saqueo colonial que Colombia quiere resignificar e introducir en la conversación global sobre la restitución del patrimonio. Ojalá que la colección original más pronto que tarde vuelva a Colombia".

España, por su parte, mantiene una posición prudente. Según fuentes del Ministerio de Cultura, existe "voluntad de diálogo" para abordar el futuro del tesoro, aunque sin compromisos concretos. "Lo importante", subrayó Ceballos, "es poder conversar de manera tranquila y sosegada, sin hostilidad ni defensas".

La posición del Gobierno español

El Ejecutivo español ya se ha pronunciado en varias ocasiones sobre la cuestión. En una respuesta parlamentaria de febrero de 2024, el Gobierno reafirmó que "no hay dudas" sobre la titularidad española ni sobre la legalidad de la obtención del Tesoro de los Quimbayas, recordando que fue un regalo diplomático válido en su tiempo. Sin embargo, admitió que "existe un debate internacional abierto acerca de las piezas y obras de arte del periodo colonial que se encuentran fuera de sus países de origen", debate que el Ministerio de Cultura “seguirá de cerca”.

El asunto se enmarca, además, en la política de "descolonización" de los museos estatales impulsada por el ministro Ernest Urtasun. Desde enero, Cultura ha anunciado la creación de "espacios de diálogo e intercambio" para revisar los enfoques coloniales de las colecciones públicas. Entre las instituciones implicadas figura precisamente el Museo de América, cuya exposición actual parece alinearse con esa nueva sensibilidad.

Una exhibición cargada de simbolismo

Oro y Hoja de Coca no solo recupera técnicas orfebres ancestrales, sino que plantea una reflexión sobre la memoria compartida y las heridas históricas entre ambos países. Para Colombia, exhibir las réplicas en el mismo lugar donde se conserva el original tiene un valor reparador; para España, puede interpretarse como un gesto de apertura al diálogo sin cuestionar la propiedad.

La paradoja de la "doble exposición" –original y copia coexistiendo bajo el mismo techo– resume la tensión entre diplomacia y memoria, entre patrimonio y restitución. Las piezas duplicadas del Tesoro de los Quimbayas invitan a una conversación que, más de un siglo después del obsequio de Holguín, sigue pendiente: quién debe custodiar la herencia de los pueblos precolombinos y bajo qué relato debe mostrarse al mundo.

La muestra podrá visitarse en el Museo de América hasta el jueves, antes de continuar su recorrido por Europa.

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