¿Dónde se respira nostalgia y vanguardia? ¿Dónde se desliza la belleza entre las huellas de la tragedia? ¿Dónde se venera al músico más romántico y a la científica más premiada? No es casualidad que Rosalía haya grabado su último videoclip, Berghain, en Varsovia. En las imágenes sentimos ese poder evocador de los edificios de entreguerras, la fuerza narrativa de un país de grandes cineastas y el palpitar de una urbe en transición, en ese viaje en tranvía, un tránsito en el duelo de la protagonista de la canción.

Berghain nada entre la realidad y el sueño. Varsovia, también. Es una ciudad que en el periodo de entreguerras volvió a ser la capital de Polonia y se desarrolló muy rápidamente. Con Stefan Starzyński como alcalde, se construyeron grandes avenidas. Albergaba una burguesía adinerada y culta. Las fotos de la época representan a damas y caballeros elegantes, ricos edificios y algún que otro automóvil. Es una época que los polacos añoran. Esa Varsovia dejó paso a la Varsovia del levantamiento, una Varsovia heroica que en gran parte fue destruida.

La reconstrucción devolvió vida a la capital polaca, pero una vida anacrónica. Como el comunismo dejó su rastro con edificios monolíticos. Ahora de nuevo surge otra Varsovia en la vanguardia. Es una ciudad que sufrió un duelo y luego una metamorfosis. Como el papel que interpreta Rosalía en Berghain. El nombre de la mítica discoteca tecno se refiere a un lugar donde se experimenta un trance. Como en Varsovia.

Las primeras pistas sobre su nueva obra las comenzó a dar Rosalía a mediados de octubre en su Instagram. Entonces vimos a la creadora de Motomami en un típico bar mleczny (bar de leche). Eran establecimientos que datan de finales del siglo XIX. En el comunismo se hicieron populares porque ofrecían comida sencilla, basada en lácteos, sin carne. Ahora está de moda porque en ellos pueden degustarse menús asequibles de cocina polaca.

En la imagen que posteó Rosalía mostraba un kotlet schabowy (filete de cerdo empanado) y en la mesa hay un plato con kapusta kiszona (parecido al chucrut) y patatas cocidas, otro con sopa de tomate y barszcz (sopa de remolacha). Por la decoración con paredes revestidas de madera pronto se supo que el Rusałka, ubicado en la calle Floriańska, en el barrio de Praga, en la orilla derecha del Vístula. Todo lo que tomaron cuesta 42 zlotys (unos diez euros). Es uno de los que lleva más tiempo abierto, como el Bambino y el Prasowy, todos de finales de los 50.

Está próximo a la basílica de San Miguel Arcángel y San Florián Mártir. Los dueños del local dijeron a la prensa local que Rosalía y sus acompañantes no se dieron a conocer. Es un lugar muy frecuentado por los varsovianos y los turistas.

El Rusałka no ha cambiado su decoración desde el comunismo: mesas cuadradas cubiertas con cristal,y brillantes luces fluorescentes colgando del techo. La atmósfera del local recuerda el cine del polaco Krzysztof Kieślowski, muy vinculado a Varsovia. En el video también hay una referencia clara al maestro del cine polaco. La escena del terrón de azúcar sumergido en café es idéntica a una de Azul, que forma parte de Tres colores: Azul, Blanco y Rojo, la conocida trilogía. Kieślowski explica que simboliza el tiempo que necesita la protagonista en decidir acabar la relación. Tenía que ser un azúcar especial porque ha de fundirse rápido.

El Zoo Antonina y Jan Żabiński

Rosalía también divulgó una foto suya delante del zoo de Varsovia, que lleva el nombre de Antonina y Jan Żabiński. Está cerca de la iglesia de San Miguel Arcángel y San Florián Mártir y muy próximo al Vístula. También se ubica en el barrio de Praga, hoy una zona hipster de la capital debido a que han empezado a acudir las inversiones inmobiliarias allí. No fue destruido en la Segunda Guerra Mundial porque allí se situaron los soviéticos en otoño de 1944, antes del Levantamiento.

Jan y Antonina Żabiński fueron un matrimonio que salvó a numerosos judíos del gueto de Varsovia. Dentro del zoo, en la llamada Villa Bajo la Estrella Loca, donde residían dieron cobijo a numerosos judíos. "No lo hice porque fueran judíos sino porque eran perseguidos sin haber hecho nada malo. Era pura decencia", dijo en 1965.

Jan había sido cofundador del Zoológico Científico de Varsovia y su director entre 1929 y 1939. Cuando los nazis bombardearon la capital polaca, muchos animales murieron. Los mejores ejemplares que sobrevivieron fueron trasladados al zoo de Berlín. Jan se unió al Levantamiento y cayó prisionero. Al finalizar la guerra, pudo regresar y retomar su puesto como director del zoo hasta 1951. En 1968 Jan y su esposa Antonina recibieron el título de Justos entre las Naciones.

Interior de un 'kamienica' de entreguerras

El espacio donde vemos a Rosalía enfrascada en sus pensamientos mientras canta a la vez que plancha, lava o hace la cama, mientras toca la Orquesta Sinfónica de Londres, corresponde a un kamienica (edificio de viviendas de seis o siete alturas como máximo) de la época de entreguerras. Es un apartamento amplio, rehabilitado porque la finca tiene ascensor. A Rosalía se le bajando por la escalera, con barandilla de madera y suelo de azulejo.

Son casas muy sólidas que tenían los tejados de cemento y hierro, no de madera, y por eso resistieron cuando los nazis las quisieron incendiar. Los techos suelen medir unos 3,5 metros y cuentan con amplios ventanales.

En la sala principal se ven elementos decorativos de art déco, como las lámparas. Suelen ser sencillos, geométricos pero con mucha fuerza estética. En la actualidad son muy apreciados.

Como el bar mleczny y el zoo, este piso puede encontrarse en Praga, pero donde hay más edificios de entreguerra es en los barrios de Mokotów, Ochota y Żoliborz. Uno de los ejemplos más representativos de kamienica de entreguerras es la Casa Wedel en la calle Puławska, en el barrio de Mokotów. Jan Wedel, propietario de la fábrica de chocolate del mismo nombre, encargó la construcción de este edificio al arquitecto Juliusz Żórawski que lo hizo según los cinco principios de Le Corbusier (pilares de base, planta libre, terraza-jardín en la azotea, fachada libre, y ventana longitudinal.

Una joyería con 'La dama del armiño'

Cuando Rosalía va a vender su joya en forma de corazón acude a un local donde se ve en la pared una copia de La dama del armiño, de Leonardo da Vinci. La modelo se cree que fue Cecilia Gallerani, retratada cuando era la amante de Ludovico Sforza, duque de Milán. Leonardo da Vinci estaba a su servicio. La obra es uno de los cuatro retratos de mujeres de Da Vinci. Las otras tres son la Gioconda, La Belle Ferronière y Ginevra de Benci. El original, propiedad del Estado polaco, se encuentra en el Museo Czartoryski de Cracovia.

Autobús Solaris, un guiño a la ciencia ficción

Aunque en Varsovia hay una gran red de tranvías, Rosalía se mueve por la ciudad en un autobús de la empresa Solaris. Las escenas del autobús transmiten la sensación de tránsito emocional. El equipo filmó en autobuses reales, con extras locales. Los reflejos en los cristales, la vibración metálica y la luz azulada del exterior crean una textura sensorial.

Desde 2018 es propiedad del grupo CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles). La empresa, hoy día una de las más grandes de Europa, fue creada por el ingeniero Krzysztof Olszewski. La proclamación del estado de guerra, el 13 de diciembre de 1981, se produjo cuando él estaba comprando piezas para su taller en Berlín Occidental. Trabajaba en Neoplan, una fabricante de autobuses alemán. Dos años más tarde, intervino el ministro alemán de Exteriores, Hans Dietrich Genscher, para que sus hijos pudieran salir de Polonia. En 1995 creó su propia empresa.

El nombre hace relación a la novela del autor de ciencia ficción Stanisław Lem. Solaris es el nombre de un planeta donde hay una inteligencia alienígena con la que tratan de comunicarse los humanos. Lem es el símbolo del autor capaz de prever el futuro. Al igual que Rosalía se adelantó a su tiempo.