«Siempre ha sido difícil ser artista, pero hay cosas difíciles y otras más difíciles aún». Así empieza un ensayo que advierte, entre muchas otras cosas, sobre cómo la economía digital amenaza la vida y el trabajo de músicos, escritores u otros de las artes visuales.

Donde antes solo había museos, galerías, lienzos o salas de cine y teatro, ahora hay pantallas, y hay quien dice que allá donde haya un ordenador, hay un estudio de grabación, donde haya un Iphone, una cámara de cine, y donde haya una producción barata, una distribución gratuita. Pero ¿cuánto de bueno es eso?

Estamos en peligro de hacer del arte algo mucho más superficial, menos profundo y desafiante»

WILLIAM DERESIEWICZ

La muerte del artista. Cómo los creadores luchan por sobrevivir en la era de los billonarios y la tecnología, es el último libro del ensayista y crítico estadounidense William Deresiewiczk, que responde a las dudas creadas alrededor del nuevo paradigma que está surgiendo en la era digital: ¿Qué nos queda a los humanos si nos desprendemos del arte?¿Cómo se las arreglan los artistas para ganarse la vida hoy en día? ¿Está destinado el arte a desaparecer?: «El arte nos ayuda a ser más humanos. Nos hace sentir más vívidamente; profundiza nuestra comprensión y nos conecta con los demás mediante lazos de empatía. No creo que estemos en peligro de perder el arte por completo, pero ciertamente, estamos en peligro de convertir el arte en algo mucho más superficial, menos profundo, menos desafiante. Estamos ante un arte que es fácilmente consumible pero difícilmente arraigado en nosotros», dice el autor en palabras para El Independiente.

La obra no traza nuevos caminos formales ni promueve el nacimiento de una nueva corriente creativa, sino más bien todo lo contrario; expone las condiciones de vida de la gran mayoría de prácticas artísticas y constata una realidad: la literatura ha muerto, la pintura ha muerto, el rock ha muerto, y con todo, el artista ha muerto.

Deresiewicz ha publicado más de doscientos ensayos y reseñas, y ganado el Premio Hiett en Humanidades, la Mención Bakalian a la Excelencia en la Crítica, y un premio Sydney. Autor del éxito en ventas El rebaño excelente. Cómo superar las carencias de la educación universitaria de élite, ahora pone sobre la mesa una importante evaluación del estado de la economía del arte en más de medio siglo.

La muerte del artista es un ensayo sobre la crisis que enfrenta el arte y los artistas en una sociedad digitalizada y de libre acceso a mucho contenido y productos artísticos por los que, cada vez, se quiere pagar menos, despreciando así el trabajo y el esfuerzo que requieren: «el gran problema económico para los artistas de hoy es Internet. Las principales plataformas tecnológicas, han reducido el precio de su contenido digital a cero o nada. La audiencia lo agradece en primera instancia pero no se da cuenta de que poder escuchar música o ver películas de forma gratuita, también tiene un precio que acaban pagando los propios artistas. Cuanto menos dinero haya en las artes en general, más serán un juego de niños ricos».

Es un buen momento para ser un artista aficionado pero no para ser un artista de verdad»

william deresiewicz

Pero la obra ahonda también en las soluciones que existen para que el arte y los artistas no mueran para siempre y se hagan con un hueco sustentable en medio de tanta tecnología: «si me preguntas si es un buen momento para ser artista te diría: sí y no. Mayormente no. Es cierto que la gente ahora tiene muchas más herramientas para crear, pero al mismo tiempo, y por la misma razón, es mucho más difícil conseguir ser reconocido. Es un buen momento para los artistas aficionados pero no para los profesionales, aquellos serios que trabajan a tiempo completo y dedican su vida al arte. Para éstos, la solución es una organización que solucione la economía del arte; que pasa primero por enmendar toda la economía en general».