Paisajes de bosques, zonas urbanas, jardines, plantas sumergidas en agua o vistas a través del plástico. La naturaleza, una vez más, es la protagonista del Real Jardín Botánico. Pero esta vez lo hace a través de acuarelas y fotografías que inundan el lugar de plantas y paisajes. Se trata de una exposición con lenguajes diferentes que pretende convertir la pasión por los motivos naturales en la estrella del lugar.

Charles Villeneuve y Pilar Pequeño traen dos muestras que se podrán disfrutar en el Pabellón Villanueva hasta el 17 de mayo. Fue en los años 80 cuando Pilar Pequeño comenzó a fotografiar plantas de manera analógica en blanco y negro. La luz y el agua son dos de los elementos fundamentales de la artista. De esta manera sumerge al espectador, como a sus plantas, en un mundo donde se respira y se conecta con la belleza más pura.

Como cuenta Gertrud Gómez, comisaria de la exposición, Pequeño se inspiró a raíz de los paseos que daba en la zona en la que vivía. Caminaba a horas tempranas y veía lo que provocaba el rocío, los charcos cuando llovía y caían hojas encima, o incluso la mezcla de los plásticos de los invernaderos con la propia naturaleza. Precisamente durante esos paseos cogía flores de manera espontánea. "Algunas son muy efímeras y tiene que correr a casa para mantenerlas en agua", confiesa Gómez.

A partir de 2009 introduce la imagen digital y el color. Pero aun así, utiliza la cámara como si fuera una analógica, no hace una ráfaga. Trabaja desde una ventana y a través de ella, incluso con telas o plásticos, filtra la luz y prepara la escena. Como cuenta Gómez, "no hay nada al azar, está todo pensado".

El cristal, el agua, las luces, el reflejo y el juego de espejos es parte de su lenguaje. "Es una mirada única, elegante y sutil. Ella las llama naturalezas muertas, pero no pueden estar más vivas, parece que puedas coger la flor, parecen cuadros", comenta la comisaria. Precisamente en algunas ocasiones la artista se inspira en clásicos. Incluso llegó a recrear para el Museo del Prado el Bodegón con cacharros de Francisco de Zurbarán, pero a través de la fotografía.

Tránsitos, la muestra de la artista en el Real Jardín Botánico, ofrece un recorrido por las mejores fotografías de Pilar Pequeño. Como cuenta Gómez, la exposición cuenta con 62 obras en la sala y 10 fuera, que son obras de gran formato sobre la flora mediterránea.

Al final de la muestra se encuentran las fotografías en blanco y negro que forman parte de los inicios de la artista y sus primeras obras de los 80. Durante el recorrido se funden las series Invernaderos (1983-1990) y Hojas (1985). Se trata de imágenes en las que las plantas se ven a través de plástico cubierto de rocío, desde tomas muy cercanas, creando así una sensación de ambigüedad que casi roza la abstracción.

Primavera, de Charles Villeneuve

El pintor Charles Villeneuve llena el Real Jardín Botánico de sus últimos trabajos en acuarela realizadas en diferentes jardines históricos. Desde los Jardines de la Villa Medici, en Roma; pasando por Santa María del Naranco, en Oviedo, o los jardines del Museo Sorolla en Madrid. Son solo algunos de los espacios retratados por Villeneuve que se podrán ver en esta exposición.

A través de la pintura al agua, Villeneuve explora la luz, las plantas y los animales. De esta manera, el pintor acerca el paisaje a los espectadores y hace que se teletransporten al lugar que retrata.

El pintor ha sido reconocido con numerosos premios. Entre ellos el Gran Premio Nacional de Arquitectura de la Academia de Bellas Artes de París (1997), entre 1999 y 2001 entra a formar parte de la Casa de Velázquez, presentando su obra en el Espace Pierre Cardin y en el Institut de France en París.