Durante una intervención en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en San Lorenzo de El Escorial, la productora María Luisa Gutiérrez ha revelado que el equipo de La infiltrada recibió "comunicados en euskera" instándoles a no contar la historia de ETA y disuadiendo a los posibles colaboradores del rodaje. "Decían que la historia de los vascos la cuentan los vascos", ha explicado Gutiérrez, quien también ha subrayado que, pese a estas advertencias, la película "ha contado con la participación de muchos vascos que están encantados con el resultado".

Dirigida por Arantxa Echevarría y protagonizada por Carolina Yuste, La infiltrada narra el caso real de una agente de policía que logró infiltrarse en ETA durante ocho años. El filme fue uno de los protagonistas de la última edición de los Premios Goya, donde compartió el galardón a Mejor Película con El 47, y consiguió también el premio a Mejor Actriz para Yuste. Durante su intervención en la gala, la productora dedicó el premio "a las víctimas reales", a Covite y a la familia de Gregorio Ordóñez, al tiempo que defendía que "la memoria histórica también está para la historia reciente de este país".

Sus palabras no estuvieron exentas de controversia y generaron menos adhesión que otros discursos de la noche. "Nuestra empresa hace comedias familiares que dan mucha taquilla y gracias a ellas podemos hacer películas arriesgadas como esta", reivindicó Gutiérrez.

Una película educativa

En su conferencia en El Escorial, Gutiérrez ha insistido en el valor educativo de la película y en la necesidad de que "la época de ETA se estudie en los institutos y universidades", no solo como parte de una pedagogía del recuerdo, sino como herramienta para prevenir el olvido. "Quería que mis hijos conocieran la historia de la policía infiltrada y de ETA, porque no quería que les pasara como a mí con la Guerra Civil", ha confesado. "Yo la conocí por mi abuela. No quería que mis hijos crecieran sin saber que hubo un grupo terrorista que atemorizó a toda una sociedad".

Frente a la acusación de apropiarse de una historia ajena, Gutiérrez defiende que La infiltrada aporta un punto de vista "único": el de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. "No se había hecho una película desde su perspectiva sobre lo que vivieron allí", ha afirmado.