Los actores Elvira Mínguez (Valladolid, 1965) y Asier Etxeandia (Bilbao, 1975) acompañan a Mario Casas y Alberto San Juan en La cena, adaptación al cine a cargo de Manuel Gómez Pereira de la obra de teatro escrita por José Luis Alonso de Santos. El filme, en cines desde el pasado viernes, fue el segundo título más visto en nuestro país durante el fin de semana y recaudó 450.000 euros. No son unos datos para descorchar botellas, pero hay visos de que La cena se haga un hueco entre las grandes.

PUBLICIDAD

A crítica y público les ha gustado esta comedia ambientada en el Hotel Palace de Madrid tras el fin de la Guerra Civil. Mientras que Mario Casas y Alberto San Juan, protagonistas de La cena, son el teniente Medina y el metre Genaro que han de colaborar para servir la mejor cena a Franco, Elvira Mínguez y Asier Etxeandia interpretan a una cocinera anarquista y a un falangista. Poca broma, en realidad. 

Elvira Mínguez, cuya porte y voz le hacen interpretar tipas aparentemente duras, adaptó a televisión hace un año su primera novela, La sombra de la tierra. En breves entregará la segunda. En los últimos tiempos se ha dejado ver en la serie Desaparecidos como una madre que remueve Roma con Santiago en la búsqueda de su hijo. Etxeandia tampoco se libra de que últimamente le ofrezcan, sobre todo, papeles de villanos.

Dice Mínguez, nada más arrancar la entrevista con El Independiente, tener una "batalla personal", "campal" (sic), con los periodistas: no hay actores secundarios, sino personajes secundarios. "Quitaría esos premios. Nosotros no tenemos especialidad de actor secundario o actriz secundaria. Somos actores. Chimpún", asegura.

"En el fondo, la película cuenta la historia de un tiempo, una situación y una época", añade Elvira Mínguez. La actriz calcula que, en total, habrán sido 30 intérpretes para hacer La cena. Por la cocina se pasean Antonio Resines (republicano en la ficción), Carmen Balagué (todo lo contrario), Carlos Serrano, Eva Ugarte

"Yo me iba de gira con la obra de teatro; lo que pasa es que es carísimo”, admite Etxeandia, el malo de la función, de la película. Digamos que sus guionistas, Joaquín Oristrell y Yolanda García Serrano, dejan muy claro al final de La cena qué piensan de este personaje falangista.

Nora Hernández, Elvira Mínguez y Martín Páez, en una secuencia de 'La cena'

P.- Uno puede aproximarse a la Guerra Civil, a la posguerra, desde el drama o desde la comedia. En este caso se hace desde la comedia. Como intérpretes, al leer un guión u ofreceros un papel, ¿tenéis cierto reparto? Vivimos en un contexto de corrección política y hay temas que es mejor no abordar. ¿Teníais miedo a hacer una película sobre la Guerra Civil con dos bandos enfrentados?

R.- (Elvira Mínguez y Asier Etxeandia) ¡No! [se ríen]

R.- (Asier Etxeandia) A mí me encanta ser políticamente incorrecto. Es una necesidad de nuestro tiempo. No soporto el protocolo ni aparentar ni hacer lo que se supone que hay que hacer.

R.- (Elvira Mínguez) El concepto ya, cuando se nos ha metido en la cabeza la corrección o incorrección política; yo colgaría de los pulgares a quien de verdad ha metido esto en la cabeza. Verdaderamente, en una democracia o en una política libre, una expresión libre, no hay nada que sea correcto o incorrecto. No puede haberlo. Si ya se nos ha metido esto es síntoma de que el sistema está podrido. Y punto [se ríe].

P.- El mensaje, desde el humor, cala mejor. El guión de La cena se ríe de unos y de otros.

R.- (Asier Etxeandia) Es maravilloso hablar de un tiempo y una situación tan terribles desde un lugar de humor en que todos acaban siendo víctimas de la situación. Ver cómo somos de absurdos y adónde el ser humano ha llegado con las barbaridades que ha hecho. La comida y el humor unen, sobre todo en un tema que sigue en una España tan dividida. Necesitamos un lugar de unión donde poder vernos y verlo desde otro sitio.

R.- (Elvira Mínguez) Y es el cine.

P.- En este caso, Elvira, tú interpretas a una cocina anarquista. En cambio, tú, Asier, haces todo lo contrario: un falangista. ¿Cómo os preparáis estos personajes con esos ideales y valores que cada uno defiende?

R.- (Elvira Mínguez) Yo me he aferrado al guión y nada más. Saberme el texto. Lo básico. Y llegar al set [de rodaje]. Tener claro lo que el director quiere que cuentes. Manuel [Gómez Pereira] era el que dirigía lógicamente porque en su cabeza está el montaje.

R.- (Asier Etxeandia) A mí no me dio tiempo a prepararme más. Me llamó Manuel para decirme: 'Oye, necesito urgentemente que me digas si puedes hacer esto, que empiezas a rodar ya. A ver si te gusta'. Me lo leí corriendo, me meé de la risa y al día siguiente ya estaba rodando. En la primera lectura [de guión] yo iba ‘disparado’ y me di cuenta lo que no tenía que hacer y lo que sí. Descubrí que mis compañeros eran maravillosos, que es el mejor motor para hacer lo que sea. Y Manuel lo dirigió muy bien.

P.- Pregunta de perogrullo. ¿Vosotros qué disfrutáis más? ¿Hacer personajes con los que más o menos tenéis una conexión o todo lo contrario, intentar entender al otro?

R.- (Asier Etxeandia) Es más difícil hacer algo que se parece a ti, fíjate. A mí me encanta hacer algo completamente contrario a mí. Siento que tengo más impunidad.

R.- (Elvira Mínguez) A la hora de la verdad, es el mismo [actor] el que lo hace, un personaje dispar, con lo cual siempre vas a encontrar puntos en común. El ser humano es un gilipollas redomao, en líneas generales. Es un error de la naturaleza. Es una tara. Somos más simples de lo que podemos pensar. Entonces, colocarte en un personaje totalmente dispar es que tampoco es tan dispar. Siempre habrá puntos de unión. ¿Es mucho más atractivo? Claro. O sea, trabajar con el odio puro y duro, técnicamente, es una puñetera delicia. ¿Eso quiere decir que normalmente no odiamos? Bueno… Mentiría. Es mucho más divertido ser el demonio que ser Dios.

R.- (Asier Mínguez) A mí últimamente sólo me dan hijos de puta e intento que no se parezcan entre ellos. Este es el más desagradable que he hecho.

P.- La cena es una comedia, pero no niega la violencia abrupta.

R.- (Asier Etxeandia) La película se toma su tiempo cuando ocurre algo terrible. Es humor, pero cualquiera puede morir en cualquier momento.

R.- (Elvira Mínguez) Al espectador es una historia en toda la cara. Sí, nos estamos riendo, pero cuidado. Conseguir que de repente te estés riendo de algo absolutamente dramático y real es uno de los grandes éxitos de la película porque, para eso, hay que tener mucha mano izquierda, mucha cintura, mucho tempo.

Alberto San Juan, Asier Etxeandia y Antonio Resines, en una secuencia de 'La cena'

P.- Última pregunta. Llevamos 50 años de democracia. Todavía no se ha cumplido el centenario de la Guerra Civil, pero da la sensación de que otros países saben reírse de eventos dolorosos de hace diez, 20 ó 30 años que marcaron a un país, una generación. Pasado un tiempo prudencial, sí hay humoristas que se atreven a reírse de ellos. ¿Qué sensación tenéis vosotros del cine español? ¿Somos capaces de reírnos de los hechos que nos han marcado?

R.- (Asier) Etxeandia Nos falta un poco reírnos de nosotros mismos. Es muy necesario. Es un signo de inteligencia, pero España está muy tonta últimamente.

R.- (Elvira Mínguez) Necesitamos reírnos más de todo esto. Tenemos una historia tan cojonuda… Se me viene a la cabeza La víbora negra, serie emblemática de los años 80, que era una caricatura de la monarquía inglesa donde te descojonabas de la risa. Con el actor de Mr. Bean [Rowan Atkinson]. Es acojonante y se paralizaba el país para ver eso.

R.- (Asier Etxeandia) Ahora los raperos están en la cárcel por cuestionar la monarquía. Hoy en día, en este tiempo, todavía existe la censura.

R.- (Elvira Mínguez) Y en el cine existe, por supuesto, a nivel de temas, de lo que se cuenta, de lo que se produce… Hubo gente que sí supo reírse, como Berlanga, pero necesitaríamos reírnos más.

PUBLICIDAD