A Charo Lagares (Sevilla, 1993) le dijeron que sus cuentos estaban muy bien pero que no tenían unidad y que era mejor que se pusiese a escribir una novela. Ha tardado 3 años en completarla, en narrar la historia de Alejandra, su madre y su abuela cuando la primera está a punto de casarse con su novio de toda la vida. Lo ha hecho con el miedo diario de no saber si lo que estaba escribiendo iba a merecer la pena, si alguien se lo iba a querer leer. En menos de dos meses va por la tercera edición.

Periodista de profesión, fue directora de la revista Marie Clarie durante un año hasta que un reajuste la dejó en la calle con la novela a medio hacer. La sevillana (Lumen) habla de la clase alta de su ciudad, del conservadurismo español y lo hace con un tono jocoso que tanto caracteriza a Lagares. En El Independiente empezamos con ella una serie de entrevistas a escritores que acaban de lanzar su primer libro bajo el título de Noveles, con la intención de descubrir su proceso creativo y la hazaña de conseguir publicar por primera vez.

P.- ¿Por qué la historia de tres mujeres actuales y de clase alta de Sevilla?

R.- Porque me parecía importante que quedara por escrito esta manera de relacionarse, esta manera de existir, de ser, en un momento puntual de la historia como es este. Había visto este tipo de círculo social reflejado en la literatura antes pero no ahora, así que dije que si nadie lo hacía, lo iba a hacer yo. Lo sentí como una misión, esto pasa, así se vive, y tiene que quedar constancia.

P.- ¿Hay algo autobiográfico dentro de la novela?

R.- Los ambientes, los escenarios y que todo me podría haber pasado pero no me pasó. Podría haber sido Alejandra, podría haber llegado a ser su madre... Podría haber pasado por todo esto si hubiera tomado otras decisiones, si me hubiera quedado en Sevilla, si me hubiera fijado más en un tipo de persona determinada, si hubiese tenido otros hobbies más parecidos a los demás. Podría haberme pasado pero las decisiones fueron distintas.

P.- ¿Es más fácil publicar un primer libro cuando tu profesión está vinculada a las editoriales?

R.- Es más fácil publicarla si estás dentro de este círculo. No es imposible lo otro pero no sé cómo lo habría hecho si no hubiera llegado a conocer a la editora, si no me la hubieran presentado en algún momento y no le hubiese echado morro. Porque te puedes poner, que yo lo había hecho antes de ser periodista, a googlear: "Editora de tal editorial correo electrónico". Pero claro, ¿eso a quién le llega?. Es muchísimo más fácil si te conocen y han leído tu nombre en algún momento, porque si no tienes que pasar por demasiadas trabas.

P.- ¿Cómo llegaste a publicarla?

R.- Como me encargaba de cultura de Marie Claire, me presentaron a la editora de Lumen que era la que me iba a enseñar las novedades. Ella me leía porque le gustan mucho las revistas femeninas y en un momento dije: 'Como escribo cuentecitos pues voy a hacer una recopilación y le voy a echar morro, como sé que me lee, y a ver si le gusta'.

"Estaba por Génova cuando me contestó la editora y me metí a comprarme un pastelito después con las lágrimas por los ojos"

Le mandé los cuentos y recuerdo perfectamente el momento de abrir su contestación en el email. Estaba por Génova y me metí a comprarme un pastelito después con las lágrimas por los ojos porque me dijo que le gustaban mucho pero que les faltaban unidad y que un debut en España no se podía hacer con cuentos. Aunque añadió que cuando tuviese una novela se la mandase.

Por una parte esto me hace daño pero por otra me anima, así que ese mismo invierno me puse con la novela porque la tenía desde hace tiempo en la cabeza. Empecé a elaborarla y luego llegó la pandemia y me puse a tope. Me agobiaba mucho oír historias de gente que cogía vacaciones para escribir, no quería estar todo el día escribiendo en la redacción y luego coger vacaciones para seguir escribiendo pero al final lo haces, es la única manera. Qué pasa, que te juegas todas tus relaciones personales.

Pero gracias a Dios mis amigas me siguen hablando, mis padres también y mi novio se ha casado conmigo. Estoy satisfecha (se ríe). Lo que es muy importante es seguir leyendo mientras escribes. Por ejemplo, yo leí Carol, de Patricia Highsmith, que nada tiene que ver con mi novela, pero que me hizo ver cómo construir un ambiente, cómo modificarlo.

P.- ¿Cómo fue ese proceso de escritura?

R.- Empiezo a escribirla de una forma que no es la que al final ha resultado. Tenía en mente solamente dos voces (madre e hija), la novela tiene tres, pero cuando se lo conté a una editora me dijo: 'Qué bien que vaya haber una persona tan mayor, una voz que no se suele oír'. Así que fingí que siempre había sido mi idea y seguí adelante añadiendo la voz de la abuela. La verdad es que me gustó porque me hizo darme cuenta de que sino iba a pegarse mucho a mi e iba a parecer que era mi vida, que era autobiográfico y no quería eso.

Entonces, lo diseñé todo con esquemas, con mapas y con planes, porque necesitaba desde el principio tener más o menos claro lo que pasaba. Después de escribirla pensé que ya estaba lista para publicar y se la mandé a la editora. Me di cuenta de qué no. Me dijo que era muy bonito, que estaba muy bien construido pero que le faltaban algunos ecos, no de thriller, pero de aguantar el suspense, que te enganche como si fuera casi un misterio que resolver.

Me dijo que era muy bonito, que estaba muy bien construido pero que le faltaban algunos ecos, no de thriller, pero de aguantar el suspense"

Al principio no sabía muy bien lo que me estaba pidiendo, pero en cuanto comprendí lo que pedía pues se me despejó el cerebro. Pero fue un momento de 'yo no quiero escribir un thriller, yo quiero escribir una novela de acompañamiento, quiero meterte en un mundo y que te pasees por él'. Pero es verdad que eso ni en este momento se puede hacer, porque no tenemos la atención para eso, y además exige mucho esfuerzo por parte del lector. Cuando lo comprendí ya lo pude ejecutar con más rapidez. Así que trabajé con María Fasce y Luna Miguel, que al final buscan la calidad, durante casi un año cuando yo pensaba que ya lo había terminado.

P.- ¿Da más vértigo la crítica cuando conoces a los críticos?

R.- Sí. Me daba miedo porque conozco sus opiniones y las caras que ponen al recibir una u otra novedad, les he escuchado hablar de libros y premios literarios. Me hago una idea de lo que pueden pensar. Me daba vértigo la cara de esas personas al recibir la novela, no sabía si iban a decir: 'Qué novelita, mira otra que se pone a escribir, ahora escribe todo el mundo...'. Me daba pudor ser una más pero pensé que no me podía pasar toda la vida temiendo la reacción de los otros.

P.- Has vendido tres ediciones en menos de dos meses.

R.- Me da la sensación de que un día voy a llegar a mi casa, voy a abrir el trastero y se me van a caer todos los libros. No entiendo quién está comprando todo esto, ya no tengo tantos contactos... Pero bueno, es cierto que me escribe gente que no conozco e impresiona.

P.- ¿Cómo se vive escribiendo después de que te despidieran de un trabajo fijo?

R.- Puf. Estoy escribiendo columnas para varios medios y luego a partir de septiembre empiezo a colaborar con otra revista. Me alegra seguir conectada al periodismo pero también tengo que terminar de idear cómo hacerlo para que no se convierta en un hobby pagado. Las colaboraciones en general no te permiten pagar el alquiler, entonces tengo que terminar de idearlo y ver cómo me organizo porque normalmente las colaboraciones o acumulas muchas o no llegas. Conozco a gente que en un día escribe siete textos, 15 horas trabajando no es vivir y que además de eso estás escribiendo. No hay tanto de lo que hablar, no hay tantas palabras.

P.- Cuentas que trabajabas 15 horas diarias, que estabas todo el día conectada. ¿Te cambia el chip después del despido?

R.- Me cambia porque te das cuenta de algo que te repiten muchas veces y es que no vas a heredar la empresa. También que se te va la vida dedicando tanto tiempo a algo que a veces responde bien y a veces no. Y, sobre todo, porque el estrés hace muchísimo daño, no solamente al cuerpo que ya tenía gastritis, dermatitis... Todas las itis, sino que también tu relación con tu familia, con tus amigas, si crees que tienes que estar todo el rato mirando el móvil y ya tienes en la cabeza que te van a escribir, eso te desconecta del ritmo normal. El ritmo es tan frenético que no te deja pensar con claridad.

No puedes estar todo el día trabajando, luego te despiden y no sabes quién eres"

Entonces, por una parte me divierte muchísimo y sí que me gustaría hacer ese tipo de trabajo que tiene mucho de entretenimiento y que es divertido pero puestos a hacer algo que te consuma 10 horas al día pues me gustaría hacer algo con lo que me lo pasará bien. Pero creo que haber pasado por esto me ha dejado la cabeza más limpia. No puedes estar todo el día trabajando, luego te despiden y no sabes quién eres.

Aunque yo intentaba siempre no decir: 'Soy la directora de Marie Clarie', sino 'Ahora estoy como directora de Marie Clarie'. Intentaba desligarlo mucho de mi identidad porque sabía que en algún momento me iban a despedir, lo tenía claro porque conociendo la industria este tipo de puestos se cambian con mucha facilidad. Así que decidí pasármelo bien y hacerlo lo mejor posible. El trabajo hay que concebirlo como algo que te complementa y que te ayuda a presentarte al mundo de una manera pero que no puede ser la única.

P.- ¿Qué importancia tiene la prensa a la hora de que un libro funcione o no funcione?

R.- Creo que el tipo de lector que tengo en la cabeza, que no sé si es el que me lee a mí, sí lee periodismo cultural. No es alguien que se planta en la librería y se pone a mirar. Aunque también en la Feria del Libro descubrí que hay mucho lector que va por ese impulso, el de la portada, lo que le entra por los ojos, que a mí también me ha pasado. Pero creo que el lector fiel a la literatura la está buscando de manera activa entonces ahí sí que hay una relevancia de la prensa cultural, pero no estás llegando a todos los recodos de la sociedad sino a uno muy concreto.

Lo que hace la prensa cultural es validar determinados títulos. Como una influencer que pasa de estar en Instagram a estar en la portada de una revista, pues ya existía pero ahora existe un poquito más. Han confirmado que tiene un valor extra. El periodismo cultural te pone el sello, la crítica reconoce tu existencia y luego el boca a boca es una herramienta tremenda.

P.- ¿De qué trata el siguiente libro? ¿Se escribe mejor después de publicar?

R.- Sin duda. (Ríe) Me apetece seguir hablando de Andalucía pero está vez del campo. Tengo otra cosa en mente más cercana al mundo laboral, a las relaciones que se generan en un ambiente en el que a veces nadie quiere estar pero que es necesario para sobrevivir y dentro del campo, una cosa menos urbanita.