Tenía 22 años cuando se convirtió en "la puta de América". Su relación con el presidente de Estados Unidos provocó uno de los mayores escándalos a nivel internacional y, aunque Bill Clinton tenía 50 años, estaba casado y tenía una hija, todas las miradas se posaron en una jovencísima Monica Lewinsky que pasó de un día para otro de ser una absoluta desconocida a la becaria que le había hecho una felación al hombre más importante del mundo.

El aquel momento no había redes sociales pero, tras destaparse que habían mantenido encuentros entre 1995 y 1997, las televisiones actuaron como tal nombrándola la puta de América y haciendo de ella la mujer más odiada del país. Nadie se planteó un abuso de poder por parte del presidente, tampoco que quizás seguía un patrón ya que otra chica ya le había denunciado por acoso sexual y el caso se estaba juzgando en ese momento.

Hoy, Lewinsky cumple 50 años y este 2023 se han cumplido 25 de su caída a los infiernos. Dos décadas y media en la que su figura ha pasado de despreciada a un símbolo, como ella misma se llama "paciente cero" de lo que hoy conocemos como MeToo.

Pero empecemos por el principio. Lewinsky se graduó a los 21 años y decidió trasladarse a Washington porque le había ofrecido una beca que no podía rechazar: trabajar en la Casa Blanca en la oficina del jefe de gabinete del entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. Fue en 1995 y a los pocos meses la relación profesional que la pasante tenía con el presidente cambió a personal y ella le fue relatando sus encuentros a su amiga Linda Tripp, que luego se convertiría en una de las protagonistas del escándalo porque grabó muchas de aquellas conversaciones.

El affaire empezó a rumorearse por los pasillos de la Casa Blanca, por lo que la jefa de personal, Evelyn Lieberman, cambió de puesto a Lewinsky y la situó al lado del portavoz del Pentágono. "Tiene un comportamiento inadecuado e inmaduro", aseguró sobre ella.

La relación salió a la luz en el año 1998 ya que el presiente había sido acusado por otra mujer, Paula Jones, de acoso sexual y los abogados de está habían dado con las cintas que había grabado Tripp mientras su amiga se desahogaba. La reacción de Clinton es aún recordada. El 26 de enero de 1998 aseguró: "No tuve relaciones sexuales con esa mujer, la señorita Lewinsky", mientras su mujer se sentaba a su lado y volvía a repetir al día siguiente en The Today Show asegurando que todo era una conspiración de la derecha contra su marido y que no había ocurrido nada entre la becaria y el presidente de Estados Unidos.

Tuve una relación con la señorita Lewinsky que no era apropiada. De hecho, estuvo mal. Constituyó un error y un fracaso personal del que soy única y completamente responsable"

Pero apareció otro personaje, el exnovio de Lewinsky. Andy Bleiler salió a hablar el mismo día que la primera dama de Estados Unidos y aseguró que su exnovia le había contado que le había hecho una felación a Clinton. A los pocos meses, la madre de ella aporta un vestido donde se encontraba el semen del presidente y este salió a hablar el 17 de agosto. "Tuve una relación con la señorita Lewinsky que no era apropiada. De hecho, estuvo mal. Constituyó un error y un fracaso personal del que soy única y completamente responsable", confesó.

El Partido Republicano aprovechó el momento y acusó a Clinton de falso testimonio y delitos de obstrucción a la justicia. El presidente fue absuelto de los cargos, mientras las televisiones y las revistas se centraban en ridiculizar a Monica Lewinsky que, como confesaría años más tarde, pensó en el suicidio como única alternativa al mayor escándalo sexual que se recuerda en un presidente de Estados Unidos.

Mónica Lewinski contrataría a Andrew Morton ese mismo año para que contase su historia, había sido el biógrafo de Diana de Gales, y apareció en varios programas dando su versión pero no consiguió salir de la imagen de "buscona y aprovechada" que le había otorgado la prensa y los ciudadanos estadounidenses.

Por eso, decidió irse a Londres y ponerse a estudiar Psicología, aunque le fue imposible encontrar trabajo. Siempre perseguida, volvió a Estados Unidos, primero a Los Ángeles y luego a Nueva York y fundó una organización contra el ciberacoso. En octubre de 2014 se atrevía a dar un discurso en público ante jóvenes emprendedores a los que había reunido la revista Forbes.

"Soy la paciente cero del ciberacoso. la primera persona cuya reputación fue completamente destruida en todo el mundo por Internet. No había Facebook, Twitter o Instagram, pero había páginas de cotilleos, y los emails se podían reenviar. De la noche a la mañana pasé de ser una figura totalmente privada a una humillada públicamente", aseguró.

Desde hace varios años su imagen es utilizada por algunos colectivos como símbolo contra al acoso mediático, superponiéndola a la Bill Clinton que salió airoso pese a que él era el presidente de Estados Unidos y ella sólo una chica de 22 años. "El comportamiento de Bill Clinton conmigo fue inapropiado porque él era el hombre más poderoso de Estados Unidos, mi jefe y tenía 49 años y yo solo 22 años y acababa de salir de la universidad", aseguraría ella.