El pasado 30 de enero se anunció en el Boletín Oficial del Estado la apertura de la subasta judicial del inmueble –un chalet de tres plantas y 630 metros cuadrados en una parcela de 800– situado en el número 3 de la calle Vicente Aleixandre de Madrid, antigua Velintonia, rebautizada precisamente en honor del poeta, premio Nobel de Literatura en 1977, que vivió allí durante décadas.

Como Velintonia ha pasado a la historia y a los anales de la literatura una casa muy especial, que visitó toda la Generación del 27 y buena parte de los poetas del siglo XX, como todavía hoy pueden atestiguar autores como Luis Antonio de Villena o Luis Alberto de Cuenca.

La casa quedó vacía en 1986, dos años después de la muerte del poeta, cuando falleció su hermana, Concepción Aleixandre.

Comenzó entonces una triste historia de desidia, abandono, intentos infructuosos de venta por parte de los remotos herederos y llamamientos de personalidades e instituciones para rescatar y restaurar un lugar clave de la memoria cultural española.

Tras años de tanteos con las administraciones, algunos de los herederos han forzado una subasta judicial para acelerar la venta.

Se trata de tres de los cuatro nietos de una prima materna de Vicente Aleixandre, los hermanos Usera Estirado, que ostentan el 40 por ciento de la propiedad.

El otro 60 por ciento corresponde a Amaya Aleixandre de Artiñano, sobrina segunda del poeta, que no está de acuerdo con este procedimiento y que lleva años intentando llegar a un acuerdo con alguna de las administraciones responsables para restaurar y consagrar Velintonia al recuerdo de Aleixandre y de los demás poetas de su tiempo.

El inmueble ha salido a subasta con una tasación de 4,5 millones de euros, aunque sigue a la venta en un conocido portal inmobiliario por algo más, 4,7 millones.

Estos días, con el reloj del procedimiento ya en marcha, se han pronunciado las diferentes administraciones concernidas tirándose a la cabeza los trastos de la responsabilidad del caso Velintonia.

El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid se han mostrado dispuestos a llenar de contenido la casa con el archivo y la biblioteca del poeta si el Ministerio de Cultura se compromete a adquirirla. El Ministerio, por su parte, respondía este martes que estudiará la petición de compra, aunque no ha desaprovechado la oportunidad de atacar a las instituciones madrileñas, que "ni contestan a las cartas pidiendo reuniones sobre la tala de árboles".

"Los culpables son ellos"

Desde la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre (AAVA), que lleva 29 años luchando por la transformación de Velintonia en casa de la poesía, observan con escepticismo e irritación este penúltimo rifirrafe entre políticos de uno y otro signo y se temen que el edificio sucumba definitivamente a las tensiones especulativas de la capital de España. 

Su presidente y portavoz, Alejandro Sanz, lamenta la utilización política de un asunto en el que todos, asegura, son responsables. "Ahora todos son muy buenos, pero los culpables de esta situación son ellos", asegura.

En 2007 el Ministerio estableció negociaciones para la compra, pero finalmente las pretensiones económicas de la familia, cifradas entonces en más de seis millones de euros, fueron consideradas "desorbitadas, impagables e injustificadas" por la ministra Carmen Calvo.

El último titular sensible a la causa de Velintonia fue José Manuel Rodríguez Uribes, efímero ministro entre enero de 2020 y julio de 2021.

El presidente de la AAVA se muestra especialmente severo con la Comunidad de Madrid. Según él es la administración "que ha propiciado la situación de abandono", afirma. Estos días, su consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco, presumía de la protección concedida al inmueble como Bien de Interés Patrimonial (BIP) en junio de 2022. Una catalogación que, según la Asociación, si sirve para algo es precisamente para desprotegerla.

BIP, una protección de doble filo

La declaración como BIP obliga a conservar la estructura del edificio y las dependencias que se especifiquen, pero permite cambiar el uso y hacer las obras que se consideren. Este tipo de catalogación establece unas limitaciones para los propietarios que disuaden a los posibles compradores y condicionan la venta de la casa en el mercado libre. De ahí que los herederos se encuentren en un callejón sin salida: no consiguen un precio razonable por parte de las administraciones y están de algún modo condenados a malvender la propiedad. Y eso que el viejo chalet de Aleixandre se encuentra en una de las más cotizadas de Madrid. 

Para Sanz, la única manera de garantizar el porvenir de la propiedad pasa por obtener la consideración de Bien de Interés Cultural (BIC). Un estatus que, por ejemplo, obligaría a las administraciones a ejercer el derecho de tanteo en la subasta en curso. Pero la Comunidad de Madrid ha negado esta condición al inmueble, alegando que está vacío de contenido y valor cultural y distinguiéndolo del archivo del poeta.

Formado por 6.400 documentos y una biblioteca de más de 4.00 ejemplares, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2022. Según Alejandro Sanz, esta disociación demuestra un "desconocimiento pleno de lo que es el patrimonio y el legado de un escritor, que no solo son sus manuscritos, sino también los espacios donde vivió y creó". La Asociación reclama una consideración unitaria de la casa y el archivo.

Según el portavoz de la AAVA, se produjo un cambio de criterio interesado para no contemplar la protección de Velintonia. "En 2008 hubo un informe de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid que instaba a la declaración como Bien de Interés Cultural para que fuera una casa museo. Como no interesaba políticamente, ese informe se silenció. Posteriormente se encargó otro informe a la carta para desestimar su catalogación como BIC".

Hoy, con la subasta en marcha, “ya poco o nada se puede hacer”, lamenta Alejandro Sanz, quien advierte, no obstante que "el Ministerio es el que tiene ahora la gran responsabilidad. Puede declararla casa museo en un Consejo de Ministros, por Real Decreto. Y automáticamente sería considerada Bien de Interés Cultural y se paralizaría el proceso judicial". Aunque este tenaz activista de la cultura lo ve poco probable. "En su soberbia, los políticos no van a pedir perdón si se cargan la casa.

Y ellos tienen esa responsabilidad. Lo dice el Artículo 46 de la Constitución: los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico".

La subasta concluye el próximo 19 de febrero a las 18 horas. De momento no se ha presentado ninguna oferta.