El escritor Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura, ha fallecido durante la madrugada de este domingo a los 89 años de edad en la capital de Perú, Lima, según ha informado su familia a través de un comunicado, sin que haya hecho pública la causa del fallecimiento. Premio Nobel de Literatura en 2010, era el escritor vivo en español más importante y el último superviviente del boom latinoamericano que llevó la literatura de los países del América Latina a una fama internacional jamás vista hasta entonces. En los últimos años, Vargas Llosa acaparó portadas por su noviazgo de casi ocho años con Isabel Preysler, que concluyó abruptamente en 2022.

Autor de La casa verde, Los cachorros o La ciudad de los perros, sus libros han sido traducidos a decenas de idiomas. En febrero de 2023 se convirtió en el único escritor sin obra original en francés en entrar a formar parte de la Academia Francesa.

Nacido en Arequipa, Perú, el 28 de marzo de 1936, Jorge Mario Pedro Vargas Llosa creció pensando que su padre estaba muerto hasta que a la edad de diez años su madre le confesó que le había engañado y que se iban a reencontrar con él. Fue el regreso de Ernesto Vargas lo que, años más tarde, el escritor consideraría el detonante para ponerse a escribir, para convertirse en lo que fue posteriormente. "Pasé de una casa llena de tíos y primos a estar solo. Esa soledad la combatí leyendo", aseguraría en el documental Mario y los perros que se estrenó en junio de 2019.

El mismo en el que contó que en 1948, cuando Manuel Odría Amoretti llegó al poder en Perú, su padre le metió en el colegio militar Leoncio Prado. "Yo no estaba preparado para ese sistema disciplinario. Teníamos 13, 14 años, una edad complicada, y te encuentras bajo una educación militar, muy disciplinaria", explicaba. Allí, además de la rigidez educativa se topó con golpes e insultos. También con Víctor Hugo. Vargas Llosa recuerda cómo Los miserables supuso su entrada en Dumas y Los tres mosqueteros y en otros autores franceses que provocaron en él la necesidad de aprender su idioma. Además, comenzó a escribir.

Mario Vargas Llosa, en su etapa en el colegio militar.

No libros, ni cuentos, sino cartas de amor. Sus compañeros de clase le pedían que les redactase notas para las chicas que le gustaban e incluso algún texto semierótico. "Allí encontré mi primer trabajo como escritor", recordaba. Y le sirvió también para darse cuenta de a qué quería dedicarse. Los siguientes veranos y vacaciones trabajó en varios periódicos, primero en La Crónica, donde le tocó hablar de asesinatos de indigentes y prostitutas. De allí a Jean-Paul Sartre y a la política y a abandonar el colegio militar y acudir a Piura a vivir con sus tíos hasta que acabó el bachiller.

La tía Julia y el viaje a Europa

Casi a la vez que comenzaba sus estudios en Derecho y Literatura en la Universidad Nacional de San Marcos apareció en la casa de sus tíos Julia Urquidi, hermana de su tía Olga. Comenzaron una relación que mantuvieron un tiempo oculta por la diferencia de edad entre ambos. Él tenía 19 años y ella 29 y acabaron casándose en secreto y pasando juntos 11 años.

Algunos de ellos en Madrid. Vargas Llosa consiguió una beca para estudiar en la capital española en 1958 y fue allí donde comenzó a escribir La ciudad y los perros, su primera novela. Cuando se le acabó la beca acudió a París, donde pensó que quizás podría vivir como escritor, aunque no fue un camino fácil. Sin dinero casi pierden la habitación en la pensión donde vivían. Julia tuvo que ser ingresada por una enfermedad y para pagar la clínica participó como extra en una obra de René Clair.

Fueron meses difíciles hasta que gracias a un pequeño libro de cuentos ganó un certamen literario que les dio oxígeno para terminar la novela, a la que pone punto y final en su apartamento del distrito 6 de París en enero de 1962. El mismo que durante seis meses habían estado compartiendo con la madre del Che Guevara.

El primer 'bestseller' del 'boom'

Tras no encontrar editor, aquella novela se llevó el Premio Biblioteca Breve. En La ciudad y los perros, Vargas Llosa describe el horror que vivió en el colegio militar. Antes de que llegara a las librerías, el régimen franquista censuró el libro. Algo que el editor Carlos Barral tardó poco tiempo en remediar, ya que acudió al despacho del director general de Información, Carlos Robles Piquer, y tras modificar algunas frases, la novela se puso en distribución.

En España vendió 25.000 ejemplares. Se tradujo a decenas de idiomas y llegó a Latinoamérica con tanta fuerza que los periódicos, las revistas culturales, las radios y la televisión la convirtieron en el primer éxito del boom latinoamericano.

Tras publicar esta novela, Vargas Llosa acudió a Cuba para cubrir la crisis de los misiles. Rápidamente se situó a favor de Fidel Castro y de una revolución que consideró necesaria, incluso llegó a ser jurado del premio de novela de la Casa de las Américas, a la vez que terminaba La casa verde y pensaba en Conversación en la catedral, donde describió a la sociedad peruana durante el gobierno dictatorial del general Manuel Odría. Mientras, se separaba de Julia y empezaba una relación con Patricia Llosa, su prima y su mujer hasta que la dejó por Preysler.

Antes de publicar Conversación en la catedral, que vio la luz en 1969 gracias al sustento económico que le consiguió su agente Carmen Balcells, encarcelaron al poeta cubano Heberto Padilla, lo que provocó que Vargas Llosa rompiera con el régimen cubano y también con el que ya era uno de sus mejores amigos, el escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Historia de un puñetazo

Uno de los aspectos más comentados de la vida del nobel peruano fue su relación con García Márquez, que murió en 2014. En 1976, tras años de intensa amistad entre él, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, el peruano le dio un puñetazo en el ojo al colombiano en un acto público. Algunos rumores aseguraban que Gabo quiso tontear con Patricia, otros que le aseguró a la mujer de Vargas Llosa que este llevaba una "vida mujeriega".

Justo un año después de aquella trifulca pública, publicaría La tía Julia y el escribidor, una novela que no le gustó demasiado a su exmujer, que contraatacó con Lo que Varguitas no dijo, en 1983. Para aquel entonces, Mario Vargas Llosa ya había tenido a sus tres hijos con Patricia: Álvaro nació en 1966, Gonzalo, en 1967 y Morgana fue la última en llegar en 1977.

Ya como reputado escritor fue nombrado miembro de la Real Academia Española en 1994 y galardonado con el Premio Cervantes ese mismo año. En 2010, le comunicaron que había ganado el Premio Nobel de Literatura "por su cartografía de las estructuras del poder y sus mordaces imágenes sobre la resistencia, la revuelta y la derrota individual".

Preysler: siete años de amor

Durante estos últimos años su repercusión literaria ha quedado eclipsada por sus apariciones en las revistas del corazón. En 2015 la revista ¡Hola! publicaba unas imágenes del Nobel junto a Isabel Preysler acompañadas de la confirmación de la separación de Vargas Llosa y la que había sido su mujer durante más de 50 años y el noviazgo con la socialite.

En diciembre de 2022 se hacía pública su separación, a la que siguieron los reproches por ambas partes que acabaron por condicionar la vida privada del escritor. Desde entonces, sus hijos y su exmujer Patricia han sido el pilar fundamental de Mario Vargas Llosa, hasta estos últimos días.