El fósil de una ballena extinta descubierto recientemente en el sur de Perú ha resultado ser todo un hallazgo. Y es que el esqueleto indica que el animal fue "inesperadamente enorme". Hasta tal punto que las estimaciones de su tamaño y peso rivalizan con las de la ballena azul, que hasta ahora se pensaba que era el animal más pesado que jamás existió.

Los investigadores consideran que el descubrimiento va mucho más allá de la mera documentación de una forma de vida previamente desconocida, al sugerir que la tendencia hacia el gigantismo en los mamíferos marinos pudo haber comenzado antes de lo que se pensaba. Algo que, afirman, "desafía" nuestra comprensión del tamaño del cuerpo de los animales. 

Así lo recoge un artículo publicado este miércoles en la revista Nature, que explica que la Perucetus colossus -el nombre que le han otorgado a esta nueva ballena basilosáurida- tendría una masa esquelética entre dos y tres veces mayor que la de una ballena azul de 25 metros de largo, así como una masa corporal de entre 85 y 340 toneladas.

Estos datos suponen que su masa esquelética "excede a la de cualquier mamífero o criatura marina conocida", mientras que su masa corporal estimada es "igual o superior a la masa corporal de la ballena azul". Algo que para los científicos sugiere que esta nueva especie de ballena pudo ser el animal más pesado que jamás haya existido.

Las estimaciones se han realizado a partir de un modelado del esqueleto parcial del animal, que incluye 13 vértebras, 4 costillas y 1 hueso de cadera y se estima que tiene aproximadamente 39 millones de años. Los autores consideran que los hallazgos indican que los cetáceos habían alcanzado el pico de masa corporal unos 30 millones de años antes de lo previsto, con las características de la Perucetus colossus totalmente adaptadas a un medio acuático.

La flotabilidad asociada con el aumento de la masa ósea es compatible, señalan los científicos, con un estilo de vida de aguas poco profundas. Algo que apoya la teoría de que los basilosáuridos estaban hiper-especializados para este tipo de ambiente costero, y arroja más luz sobre este orden de animales antiguos.

Un esqueleto "inusual"

Las ballenas, delfines y marsopas pertenecen al grupo de los cetáceos, un suborden de mamíferos que incluye a los animales más grandes conocidos que han vivido en la Tierra. El registro fósil de cetáceos es de gran importancia, al documentar la historia evolutiva de la vida de los mamíferos cuando algunos animales terrestres regresaban al océano. Los registros anteriores han identificado adaptaciones a un estilo de vida acuático, que incluyen una tendencia hacia el gigantismo y un aumento asociado en la masa corporal. Pero se cree que el pico de masa corporal ha sido una diversificación relativamente reciente.

Hasta ahora se pensaba que la ballena azul tenía el récord de mayor tamaño corporal. Pero esta nueva ballena descubierta ahora, miembro del grupo basilosaurido (una familia de cetáceos extintos), no solo tenía un tamaño corporal extremadamente grande, sino que también tenía un esqueleto excepcionalmente pesado en relación con su masa corporal.

Modelo 3D del esqueleto desarrollado de la nueva especie, Perucetus colossus, junto con el de un pariente cercano más pequeño (Cynthiacetus peruvianus) y la ballena azul de Wexford exhibida en el Museo de Historia Natural Museo de Londres. Créditos: Florent Goussard/ Museo de Historia Natural de Londres/ Marco Merella

"Los huesos de esta especie son extremadamente inusuales", señalan los científicos, que explican que la mayoría de las ballenas tienen esqueletos relativamente ligeros en comparación con otros mamíferos del mismo tamaño para así poder moverse más rápidos, algo que les permite ser especies depredadoras. Esto sugiere que Perucetus colossus no perseguía a las presas, y pudo llevar un estilo de vida similar al de un carroñero cerca de las costas.

"Las ballenas azules y las ballenas de aleta son nadadores rápidos y sostenidos que pueden migrar largas distancias, y su composición corporal y forma están optimizadas para ese estilo de vida. Algo que es sorprendentemente diferente para el Perucetus colossus", explican los autores del artículo.

Incógnitas

Los expertos consideran que esta nueva ballena podría ser más parecida a otras dos ballenas existentes hoy en día, como las ballenas sei y las ballenas cabeza de arco, que "muestran una disminución en la contribución ósea a la masa corporal con el aumento de tamaño, y por lo tanto probablemente con la edad".

Aunque el espécimen estudiado de la nueva ballena pudo haber sido sexualmente maduro, los científicos creen que todavía estaba en periodo de crecimiento por las secciones finales no utilizadas de las vértebras que tenía el animal (unas estructuras llamadas epífisis). Algo que parece cuadrar con el hecho de que los cetáceos, al contrario de la mayoría de los mamíferos, siguen creciendo incluso después de la maduración sexual.

Huesos preservados de la nueva especie. Créditos: Giovanni Bianucci

"Este hallazgo es un descubrimiento importante, pero las limitaciones del fósil deben ser reconocidas. Muchas partes del esqueleto, como el cráneo, por ejemplo, permanecen sin descubrir. Y tenemos pocas pistas sobre la edad del individuo y cuando murió, y sólo podemos hacer inferencias sobre su historia de vida. Las costillas del animal muestran bandas que indican crecimiento periódico, quizás estacional, y carecen de signos de remodelación, lo cual es inusual para los mamíferos", detallan los investigadores.

"Si la ballena Perucetus colossus tenía una vida similar a las ballenas sei y a ballenas de cabeza arqueada, ¿era este un joven individuo que llevaba abundante y flotante grasa corporal, y su esqueleto proporcionaba el peso para lastre? ¿Podría este fósil ser un testimonio del origen de la grasa? Esa hipótesis es consistente con la edad del fósil de alrededor de 39 millones de años. Un tiempo en que la Tierra y los océanos se enfriaban y la grasa aislante podría haber sido una ventaja", concluyen los científicos.