Hay instrumentos que parecen condenados a la segunda fila. La armónica, con su aire de juguete portátil y su asociación con el blues de bar o la nostalgia campestre, raras veces alcanza el rango de instrumento solista. Antonio Serrano (Madrid, 1974) lleva tres décadas desmontando ese prejuicio. Este miércoles, el Ministerio de Cultura ha reconocido su empeño concediéndole el Premio Nacional de las Músicas Actuales 2025, "por su contribución a géneros tan diferentes como el flamenco, el jazz, el folk, el pop y la música clásica, a través de la excelencia y la originalidad como armonicista".
El jurado, presidido por Paz Santa Cecilia, directora del INAEM, ha destacado su trabajo reciente en dos proyectos de 2024: Flamenco Messengers y Porter & Gershwin. En el primero, Serrano reunió a jóvenes músicos de ambos mundos –el jazz y el flamenco– para un diálogo libre y festivo. En el segundo, sustituyó la voz humana por su armónica cromática en canciones de Cole Porter y George Gershwin, acompañado por los pianistas Federico Lechner e Ignasi Terraza. Dos ejercicios de traducción sonora que confirman su talento para moverse entre códigos sin perder identidad.
Una carrera con un comienzo novelesco
Serrano empezó a los siete años bajo la guía de su padre, que elaboró un método propio de enseñanza con la armónica como centro. Aquella iniciación le llevó pronto a los conservatorios de Madrid y Alicante, donde completó una formación transversal en piano, violín, percusión, armonía e historia de la música. Su carrera profesional arrancó en los 90 con un episodio casi novelesco: aún adolescente, acompañó al legendario Larry Adler en un concierto en Naciones Unidas junto a Plácido Domingo y Barbara Hendricks.
Desde entonces, su trayectoria ha sido la de un instrumentista total. Serrano ha colaborado con Paco de Lucía –en cuyo grupo tocó durante una década–, Jorge Pardo, Vicente Amigo o Wynton Marsalis, y ha extendido el territorio de la armónica al jazz sinfónico y la música de cámara. En 2020 presentó una adaptación para armónica y orquesta de El sombrero de tres picos de Falla; en 2021, un diálogo barroco-jazzístico titulado Bach & Bach.
El reconocimiento del Ministerio, dotado con 30.000 euros, le inscribe en una genealogía que une a artistas de registros muy distintos –de Serrat a Rodrigo Cuevas, de Amaral a Chano Domínguez– pero que comparten un mismo principio: la búsqueda de autenticidad en un país donde los géneros suelen marcar fronteras más rígidas que los músicos. Serrano, que ha hecho de la armónica un pasaporte entre mundos, parece haber encontrado el modo de soplar esas fronteras hasta que suenen como música.
Te puede interesar
Lo más visto
Comentarios
Normas ›Para comentar necesitas registrarte a El Independiente. El registro es gratuito y te permitirá comentar en los artículos de El Independiente y recibir por email el boletin diario con las noticias más detacadas.
Regístrate para comentar Ya me he registrado