Las mandarinas lideran la lista de las frutas más consumidas cuando llegan los meses fríos del año por su aporte de vitamina C y su facilidad a la hora de ser consumidas. Sin embargo, son muchas las personas que tienden a eliminar los hilos blancos que envuelven sus gajos a la hora de comerlas y no son conscientes de que están desechando un elemento clave que está repleto de beneficios. Ese filamento tiene un nombre, albedo, y es tan nutritivo como la pulpa misma.
La función del albedo en las mandarinas
Una defensa natural de la fruta
El albedo ejerce funciones esenciales en la mandarina; es una barrera protectora contra insectos y microorganismos, ayuda a frenar la oxidación y protege al fruto de la radiación solar. También actúa como reserva de nutrientes que ayudan a la fruta a desarrollarse en su fase de maduración. En definitiva, no es un simple residuo, sino que es un tejido que hace un trabajo biológico muy importante.
Sustancias nutritivas necesarias
Dicha parte del fruto blanco alberga una gran parte de la fibra soluble, concretamente pectina, que contribuye a mantener estables los niveles de azúcar en sangre y que mejora la salud intestinal; así como también contiene vitamina C, flavonoides que refuerzan las paredes de los vasos sanguíneos y minerales como potasio y magnesio. Consumir la mandarina con albedo es aprovechar todas las propiedades de la fruta que fortalece el estado del organismo.
Beneficios de consumir el albedo de las mandarinas
Mejora en la salud digestiva
El albedo tiene una alta presencia de pectina, que es un tipo de fibra soluble que retarda la absorción de los azúcares, por lo que contribuye a mantener estables los niveles de glucosa y mejora el tránsito intestinal. Acostumbrarse a añadir este filamento en la dieta diaria proporciona una ayuda directa en el bienestar digestivo además de proporcionar una sensación de saciedad que favorece para no picar entre horas.
Antioxidantes que protegen las células
La capa blanca que muchos de los consumidores eliminan reúne también el buen número de los antioxidantes que nos regala la propia mandarina. Nos referimos a los compuestos que precisamente contrarrestan la acción de los radicales libres que son los que propician el envejecimiento celular. Solo por el hecho de consumir el albedo junto a la pulpa, estamos haciendo que se realce la capacidad antioxidante de la mandarina y, reafirmaremos la protección de la piel, del sistema inmunitario y de los tejidos internos.
Mandarinas completas para mejorar la nutrición
Aumentar la fibra en la dieta
Comer mandarinas junto al albedo hace que aumente de forma natural la ingesta de fibra, el nutriente clave en la salud cardiovascular y digestiva. La fibra ayuda a regular el colesterol y a mejorar la microbiota intestinal, por lo que estaremos contribuyendo a proporcionar un efecto positivo al organismo.
Un gesto sostenible y saludable
Eliminar los hilos blancos implica desaprovechar parte del valor del fruto. Mantener el albedo se traduce en no desaprovechar y en consumir la mandarina en su totalidad, aprovechando todas las propiedades y nutrientes que aporta este fruto al organismo.
Las mandarinas son mucho más que una fruta refrescante de los meses más fríos del año; incorporar el albedo de forma cotidiana multiplica las propiedades nutricionales de cada una de estas piezas de fruta y hace que cada gajo sea una fuente entera de energía, de fibra de antioxidantes. La próxima vez que peles una mandarina no pienses que los hilos blancos sobran, son parte de su riqueza nutricional de la fruta y estarás aportando al organismo importantes nutrientes que harán que tu organismo funcione mucho mejor y esté más saludable.
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