Un cabello saludable, brillante y con volumen no es sólo una cuestión de herencia genética y de tratamientos de gran carga económica. En la mayoría de las ocasiones, un par de pequeños gestos cotidianos marcan la diferencia entre un pelo que está sano y otro débil. De hecho multitud de costumbres que parecen inofensivas, acaban deteriorando la fibra capilar, haciéndola caer de forma precipitada y debilitándola de forma clara. Localizarlos de forma eficaz y corregirlos hace que no haya consecuencias irreversibles y restablece también la fuerza natural del pelo, mejorando en consecuencia su aspecto y su resistencia a largo plazo.
Hábitos que dañan tu pelo
Tras la higiene, una de las partes más frágiles donde mayor posibilidades hay de daño es el pelo. Pasarse el cepillo o secarse el pelo con la toalla hace que haya excesiva fricción que puede abrir la cutícula y romperla. Peinarse con fuerza o excesivamente tirante también supone un estrés constante en el folículo, el cual se termina debilitando y provocando la caída. Sin embargo, un secado suave, con movimientos lentos y un cepillo adecuado, ayuda a que se reduzca el daño y se mantenga la estructura natural de la fibra.
El abuso de herramientas de calor
El secador, la plancha y el rizador son elementos clave del día a día del pelo, pero si los utilizas a menudo y no usas protector térmico, puedes estar dañando la salud de tu cabello; el calor extremo evita la absorción de la humedad, rompe la estructura de la proteína e incluso deja la melena opaca, áspera y quebradiza. Así que si cambias la temperatura, utilizas productos protectores y reduces su uso, evitaras que la fibra vuelva a perder elasticidad, brillo y vitalidad demasiado pronto.
Factores que debilitan la fibra del pelo
Champús agresivos y lavados inadecuados
Optar por productos de limpieza con concentrados en sulfato hace arrastrar el aceite natural, lo cual origina sequedad, e incluso irritación. Lavar el cabello a diario potencia el efecto mencionado, pero hacer lo contrario produciría acumulación de sebo y de residuos hasta obstruir el folículo piloso. Es conveniente llegar a un equilibrio entre un equilibrio para prevenir inflamación de los folículos y la caída.
Déficit de nutrientes esenciales
El pelo evidencia el estado del organismo. Una alimentación irregular en relación con proteínas, hierro, zinc, biotina y determinados tipos de vitaminas del grupo B resulta ser un factor que disminuye la producción de queratina, componente básico de la fibra capilar. Como consecuencia, el cabello crece más fino, débil y propenso a la rotura. Contribuir con alimentos que sean ricos en estos nutrientes (huevos, legumbres, pescado azul, frutos secos, vegetales verdes, etc.) potencia la resistencia desde la raíz al tiempo que se favorece un crecimiento saludable.
Estilo de vida y salud del pelo
El estrés crónico incrementa el nivel de cortisol en el organismo y afecta el ciclo natural del crecimiento del pelo. Si bien sus efectos se verán semanas después, la caída del pelo puede ser repentina o intensa. Relajarse, dormir las horas necesarias y realizar actividades que rebajen la tensión psicológica ayudan a controlar el proceso del crecimiento del pelo y a mantener una melena más fuerte, con una duración y un ciclo capilar equilibrados.
La importancia de escuchar al cuerpo
La condición del cabello es un indicador de los hábitos y forma de vida. Estrés, alimentación y cuidados diarios se reflejan en el aspecto y fortaleza del cabello. Cuidarse el pelo no es un mero gesto superficial: significa también estar atento a las señales que manda nuestro organismo. El pelo sano es el reflejo de un equilibrio interior y de rutinas consciente que fortalecen nuestro bienestar general y como consecuencia nos ofrecen una mejor calidad de vida.
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