La avena se ha convertido en un fijo en los desayunos de muchos aficionados al gimnasio, pero también está en la dieta de culturistas y deportistas de alto rendimiento. Su perfil nutricional la ha colocado en el radar de quienes buscan maximizar sus ganancias de masa muscular sin recurrir solo a suplementos procesados. Sin embargo, más allá del famoso "tazón de avena" de cada mañana, la gran pregunta es otra, ¿cuándo tomarla para que realmente marque la diferencia en el crecimiento muscular?
¿Qué dicen los expertos?
En los últimos años, nutricionistas deportivos y entrenadores personales han empezado a matizar el discurso. No se trata solo de comer avena, sino de integrarla con lógica dentro de la ingesta diaria y estrategia global de entrenamiento. El momento de ingesta condiciona dependiendo de cómo queramos usarla. Es decir, saber si actuará como combustible previo al esfuerzo, como apoyo a la recuperación posterior o como herramienta para cuadrar el total calórico diario en fases de volumen.
Qué aporta la avena al músculo
La avena destaca por su combinación de carbohidratos de digestión lenta, alrededor de un 12–15% de proteína y una fracción de grasas saludables. Este cóctel se traduce en energía sostenida durante el entrenamiento, apoyo a la contracción muscular y participación en los procesos de síntesis de proteínas musculares.
La presencia de fibra soluble ayuda a que el estómago se vacíe más despacio y a que la glucosa se libere poco a poco, evitando subidas rápidas de azúcar en la sangre. Para el deportista de fuerza, eso significa menos subidas y bajadas de energía y una mejor capacidad para mantener la intensidad de la sesión.
El desayuno, la primera ventana clave
El desayuno se considera una oportunidad estratégica para "romper" el ayuno nocturno con una fuente de energía sostenida y una dosis inicial de proteína. Incluir avena en esa primera comida ayuda a arrancar el día con un aporte de hidratos complejos que estabiliza la glucemia. Además, reduce la necesidad de picar productos ultraprocesados a media mañana.
Desde el punto de vista del músculo, arrancar temprano el reparto proteico facilita acercarse a la cuota diaria sin tener que concentrar grandes cantidades en pocas comidas. Un bol de avena con leche o bebida vegetal enriquecida, más frutos secos o semillas y quizá algo de proteína en polvo, aporta carbohidratos, proteínas y grasas saludables en un formato fácil de digerir y relativamente económico.
En el preentreno, energía sostenida para rendir más
Tomar avena antes de entrenar es una de las pautas más extendidas entre quienes buscan fuerza y volumen, sobre todo si la sesión va a ser larga o intensa. Al tratarse de carbohidratos de absorción lenta, consumirla entre 60 y 120 minutos antes del entrenamiento proporciona un flujo constante de energía que ayuda a mantener el rendimiento sin sensación de pesadez excesiva.
Muchos profesionales recomiendan combinar la avena 'preentreno' con una fuente de proteína ligera (como yogur, queso fresco batido o un pequeño batido proteico) y algo de grasa saludable, por ejemplo mantequilla de cacahuete o frutos secos. El objetivo es llegar al gimnasio con suficientes reservas de glucógeno y aminoácidos circulando. Eso sí, dejando tiempo para una buena digestión que evite molestias gastrointestinales durante las series pesadas.
Durante el postentreno, apoyo a la recuperación
La otra gran ventana para introducir avena en una dieta de hipertrofia es el periodo posterior al entrenamiento, especialmente en las dos horas siguientes. Tras una sesión de fuerza, los músculos han consumido glucógeno y se activan mecanismos de reparación y crecimiento que dependen de la disponibilidad de aminoácidos y carbohidratos.
En este contexto, la combinación de avena con una fuente proteica de alta calidad (suero, huevo, lácteos o alternativas vegetales completas) favorece tanto la reposición de glucógeno como la síntesis de nuevas proteínas musculares. El añadido de fruta puede aportar además antioxidantes y micronutrientes que contribuyen a modular la inflamación y acelerar la recuperación, facilitando entrenar con más frecuencia.
¿Cuánta avena y con qué frecuencia?
La cantidad estándar recomendada para una ración de avena suele situarse entre 40 y 60 gramos en crudo. Esa cifra se debe ajustar al alza o a la baja según el gasto energético y el objetivo de volumen o definición. En una fase de aumento de masa muscular, algunos deportistas suben hasta 70–80 gramos en una de las tomas.
En cuanto a la frecuencia, no es imprescindible tomar avena todos los días. Lo que sí lo es, es incluirla varias veces por semana para asegurar una buena base de carbohidratos complejos y fibra. Los especialistas insisten en que la clave está en la variedad. Combinar avena con otros cereales integrales, legumbres y fuentes proteicas de calidad garantiza un perfil nutricional más completo.
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