Salir a correr en invierno se ha convertido para gran parte de la población en una costumbre que persigue el mantenerse en forma a través de los meses fríos. El aire fresco, el silencio de las calles y la sensación de uno mismo hacen que este momento del día sea muy atractivo. Aparte de los momentos emocionales, el cuerpo activa toda una serie de mecanismos internos que repercuten en la energía, el metabolismo, el trabajo cardíaco y el rendimiento físico. En este sentido, se ha comprobado que correr a baja temperatura no solo se puede adaptar, sino que además también puede dar beneficios que se potenciarán en el tiempo, incluso después de haber terminado la sesión.

El cuerpo al correr con frío

Cuando se sale a correr en invierno, el cuerpo determina que ha de preservar el calor, los capilares de la piel se contraen y la sangre va hacia lo más profundo en el sentido de los órganos esenciales, lo cual se traduce en que, en relación al trabajo que hace el corazón, se ajusta a lo potente y se lleva un trabajo cardiovascular más sostenido.

Papel de la grasa parda

El frío estimula la grasa parda, un tipo de tejido especializado en la producción de calor. Este tipo de proceso aumenta la termogénesis y ayuda a mantener la temperatura corporal, pero al mismo tiempo aumenta el gasto energético y a su vez apoya de forma natural el equilibrio de los distintos componentes del metabolismo.

Beneficios de correr en invierno

Las temperaturas bajas también ayudan a que la activación de las fibras musculares sea más apropiada; los músculos responden de forma rápida y coordinada. Todo eso puede suponer una zancada más apropiada así como un mejor control del movimiento correr.

Menor percepción de fatiga

La regulación de calor interno que proviene del esfuerzo dedicado en los entrenamientos invernales es mejor, provocando la corrección del cansancio y permitiendo una posibilidad de seguir el ritmo del entrenamiento con una menor percepción de la fatiga; todo lo cual hay que tener en cuenta para el caso de los entrenamientos continuos.

El frío en la circulación y la respiración

La vasoconstricción superficial, la redistribución del flujo sanguíneo que favorece el retorno venoso y mejora la oxigenación del músculo, además de sostener la esfuerzo durante más tiempo, tiene un efecto positivo sobre el rendimiento.

Adaptación respiratoria

La respiración de aire frío genera una demanda de un esfuerzo adicional que tienen que asumir las vías respiratorias. Esto hará que, con el paso del tiempo, el presente estímulo logre fortalecer los pulmones y los bronquios, aumentando la tolerancia al esfuerzo y la capacidad respiratoria en sesiones posteriores de entrenamiento.

Entrenar en invierno con seguridad

Un calentamiento adecuado es fundamental para calentar músculos y articulaciones si se va a exponer al frío. Esta manera de calentar implica una menor probabilidad de lesiones y permite empezar a calentar progresivamente desde los primeros minutos.

Hábitos durante la carrera

Vestirse a capas permite defenderse del frío y a la vez no acumular calor o sucumbir ante el mismo. Realizar un control progresivo del ritmo, proporcionar una correcta hidratación y estar atento a las señales que proporciona el cuerpo ayudará a disfrutar del entrenamiento gozosamente. El no salir en situaciones de calor extremo o si se tiene algún tipo de síntoma de inadecuado resulta de vital importancia para cuidar la salud.

Correr en invierno activa tanto al cuerpo como a la psique, aumentando la producción y activando una serie de procesos que favorecer el bienestar. La temperatura baja también puede convertirse en un motivador que incentive el hecho de estar en esta actividad y de estar en un estado energizado, siempre que se realice con una preparación previa y enumera también el entorno.