Puede surgir conjuntivitis alérgica en los ojos por alergia a sustancias presentes en el ambiente (pólenes, hongos, ácaros, epitelios). También puede producirse como síntoma de una alergia a alimentos o por sustancias que atraviesan la piel, medicamentos inyectados o picaduras de abeja o de avispa, según explica Lourdes Pérez González, especialista del servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.

Y es que, de acuerdo con la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), “la conjuntivitis alérgica es a los ojos lo mismo que el asma a los bronquios, o la rinitis a la nariz”. Además, subraya que la conjuntivitis a menudo se acompaña de rinitis (inflamación de la mucosa de la nariz), “de modo que frecuentemente se habla de rinoconjuntivitis”.

Además, la doctora Pérez González explica que el contacto del paciente con el alérgeno (sustancia que le causa alergia) es lo que provoca la inflamación crónica de las capas del ojo, típica en las conjuntivitis alérgicas.

 “Esa inflamación hace que el ojo tenga una hiperreactividad ocular, es decir, que reaccione de manera excesiva frente a una serie de desencadenantes. La reacción consiste en la aparición de los síntomas típicos, y como desencadenantes actúan los propios alérgenos y otros factores como infecciones por virus, viento, humos, polvo, la luz, contacto con agua, el estar nervioso, alimentos ácidos o picantes, entre otros”, agrega la SEICAP en este sentido.

A su vez, la alergóloga de Quirónsalud subraya que es “muy frecuente” que las manifestaciones de una alergia a neumoalérgenos en los niños sea en modo de conjuntivitis: “En estos casos el niño presentaría eritema y edema en la conjuntiva y/o en los párpados, junto con lagrimeo y prurito. Esta clínica se presenta en ambos ojos. Habitualmente el paciente asociará además síntomas de rinitis (congestión, mucosidad acuosa, estornudos, prurito nasal…)”.

Desde la SEICAP, añaden en este sentido que se sospecha de conjuntivitis alérgica cuando se presentan los síntomas de manera muy seguida o muy repetida. Asimismo, y para ponerle el “apellido” de “conjuntivitis alérgica”, la doctora Pérez González sostiene que se ha de demostrar que el paciente tiene alguna alergia con pruebas en piel o análisis de sangre, y que esa alergia sea la responsable de los síntomas. “A veces basta con observar cuándo y cómo aparecen los síntomas y otras veces puede ser necesaria una prueba de provocación”, apostilla.

A su vez, la especialista del servicio de Alergología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid añade que para un mejor diagnóstico es muy importante toda la información que se pueda proporcionar el día de la consulta, y previamente recogida en un diario de síntomas. “Todo ello nos dará información sobre cuál puede ser la causa de su alergia”, avisa.

Algunos ejemplos de datos a recoger son, según enumera la experta del servicio de Alergología de Quirónsalud Madrid:

  • La frecuencia de los episodios: si se trata de un polen estacional los síntomas ocurrirán solo en los meses en los que esa planta poliniza y por tanto según en qué meses tenga los síntomas nos hará pensar en un polen u otro o en algunos casos en varios en caso de polinizaciones consecutivas. Si los síntomas son durante todo el año lo habitual es que pueda deberse a algún alérgeno que pueda estar en contacto con el paciente de manera habitual. En estos casos suelen ser ácaros, hongos, o en casos de tener animales, los epitelios.
  • Correlaciones: si los síntomas se desencadenan en exteriores o en días de viento nos puede hacer sospechar de un alérgeno exterior, como es el polen o algunos hongos. Por el contrario, si los síntomas son de predominio interior, podríamos pensar en ácaros, hongos, o epitelios, en caso de tener mascotas. El asociarlo con días de lluvia o humedad, tormentas seguidas de días calurosos, nos podría hacer sospechar de alergia a hongos.
  • La respuesta al tratamiento: si el paciente mejora con colirio antibiótico nos indicará que había un componente infeccioso, o si mejora el proceso alérgico con antihistamínicos.
  • Otros síntomas asociados: si el paciente asocia fiebre, mucosidad verdosa etc orienta a una conjuntivitis no alérgica; por el contrario, el asociarse a estornudos frecuentes con rinorrea acuosa, prurito nasal en ausencia de fiebre, y de otros familiares (no alérgicos) con los mismos síntomas nos hace pensar en un proceso alérgico.

El tratamiento de la conjuntivitis alérgica

En cuanto al tratamiento sintomático de las conjuntivitis alérgicas, Pérez González señala que habitualmente incluye medidas higiénicas que podrán variar según el alérgeno causante. “Si se trata de un alérgeno de exterior es útil el lavado ocular con suero al volver a casa, gafas de sol en exteriores, evitar ventanillas bajadas en el coche, o ventanas abiertas en la casa, cambio en el filtro de aires acondicionados, uso de purificadores de aire, entre otras medidas”, sostiene.

Mientras, en el caso de alérgenos de interior indica que será necesario implementar principalmente medidas de limpieza, purificadores de aire, por ejemplo, pudiendo añadirse otras según la causa de la alergia (mascota, ácaros, hongos).

En caso de identificar estos síntomas en los menores, y además contar con antecedentes de alergia ambiental en la familia, recomienda solicitar cita con un alergólogo, así como completar un diario de síntomas y hasta que sea valorado puede ir realizando las medidas higiénicas de evitación.

 “Además su pediatra podrá considerar ir iniciando tratamiento hasta la valoración en consulta”, añade, recordando que los centros sanitarios son hoy seguros frente al contagio de COVID-19, dado que han diseñado circuitos y espacios de atención libres del virus.

El Hospital Quirónsalud Madrid, asimismo, cuenta con la certificación ‘Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19’, que acredita su cumplimiento de los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia.