La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) ha emitido una alerta sobre la azitromicina, uno de los antibióticos más recetados en España, y propone restringir sus usos autorizados para combatir el avance de las resistencias bacterianas. 

Tras una revisión exhaustiva, el Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) recomienda eliminar indicaciones como el tratamiento del acné vulgar moderado, la erradicación de Helicobacter pylori y la prevención de exacerbaciones de asma, debido a la falta de evidencia sólida sobre su eficacia en estos contextos. Este ajuste busca optimizar el empleo de un fármaco clasificado por la OMS como crítico para la salud humana, pero también de alto riesgo de resistencia.

La azitromicina, conocida por su régimen corto (tres pastillas) y su perfil de seguridad, ha experimentado un aumento del 13,8% en ventas en España entre 2022 y 2024, alcanzando 8,7 millones de cajas anuales en farmacias. Sin embargo, su uso indiscriminado en infecciones respiratorias —muchas de origen viral— y su persistencia en el organismo tras el tratamiento han creado una «ventana de oportunidad» para que las bacterias desarrollen resistencias, que ya superan el 30% en ciertas cepas. La EMA enfatiza que su prescripción debe limitarse a casos donde los beneficios superen claramente los riesgos, considerando la prevalencia local de resistencias.

Entre las indicaciones que se mantienen, con ajustes posológicos, figuran infecciones respiratorias como bronquitis crónica agudizada y neumonía adquirida en la comunidad, enfermedades de transmisión sexual como clamidia, y cuadros infecciosos en pacientes con VIH. Además, la ficha técnica incluirá advertencias sobre el riesgo de favorecer resistencias, instando a profesionales a priorizar alternativas cuando sea posible.

Expertos como Maite Jorge, de la Sociedad Española de Médicos Generales, celebran la medida pero subrayan que el problema radica en su prescripción habitual para procesos víricos. Pablo Caballero, farmacéutico, atribuye su popularidad a la comodidad posológica y la confianza mal fundada. 

Esta decisión se enmarca en la estrategia europea para preservar antibióticos clave, ante un escenario donde las infecciones resistentes causan 35.000 muertes anuales en la UE. La Comisión Europea emitirá una resolución definitiva, pero ya se urge a replantear prácticas clínicas.