La vitamina D, conocida como la “vitamina del sol”, genera un mayor interés en los meses más cálidos del año. Con la subida de las temperaturas y de las actividades al aire libre, la exposición solar parece suficiente para cubrir las necesidades internas, pero no siempre es así. La vitamina D es elemental para la salud de nuestros huesos, pero también para otras funciones de nuestro físico. Así pues, la pregunta que surge es si conviene recurrir a los complementos alimenticios en verano.

¿Qué es la vitamina D y cómo se obtiene?

La vitamina D no es una vitamina en el sentido estricto. Esta, de hecho, puede ser considerada una hormona, dado que el propio cuerpo puede sintetizarla gracias a la radiación solar. La radiación ultravioleta B (UVB) es la forma de radiación que la piel es capaz de transformar en vitamina D. En poca cantidad también puede obtenerse de ciertos alimentos, como el pescado graso, el aceite de hígado de pescado y los huevos.

Funciones principales en el organismo

El papel que desempeñan la vitamina D para absorber el calcio y el fósforo minerales esenciales para tener unos huesos sanos, es fundamental y el hecho de tener una buena cantidad de esta hormona aumenta la eficacia del cuerpo para absorber calcio un 40% y del fósforo hasta un 80%. Un nivel correcto contribuye a disminuir el riesgo de sufrir fracturas y caídas, especialmente en los ancianos.

Factores que afectan la síntesis de vitamina D

Influencia de la exposición solar

La producción de vitamina D se ve condicionada por el ciclo diario y por la estación del año. En las horas centrales del día, los rayos UVB de la luz solar son especialmente eficaces para llevar a cabo la síntesis. En el verano con unos 10 minutos de exposición, 2 o 3 veces a la semana, en cara, brazos y piernas entre los meses de abril y septiembre es suficiente para conseguir un nivel satisfactorio de vitamina D. Sin embargo, el uso de protectores solares y la vida que se lleva en los interiores disminuyen la síntesis natural.

El papel del fototipo y la edad

También la capacidad de síntesis de vitamina D depende de la piel, por ejemplo, las pieles más oscuras requieren más tiempo de exposición al sol que las más claras para sintetizar la misma cantidad de sustancia. Además, el envejecimiento de la piel disminuye la capacidad de síntesis, que puede ser la causa de los menores niveles en ancianos.

Son necesarios los suplementos de vitamina D

Si bien es cierto que en los meses soleados es más sencillo conseguir niveles óptimos, no toda la población los consigue. Personas con piel oscura, obesas, de edades avanzadas (mayores de 60 años), lactantes, personas que viven dentro de los edificios o que toman ciertos medicamentos son parte de los grupos que podrían necesitar suplementos. También hay que incluir a las personas con enfermedades que alteran la absorción intestinal o que requieren de una fotoprotección estricta.

Riesgos del exceso de vitamina D

La utilización errónea de los complementos alimenticios para la vitamina D puede elevar los niveles en sangre de dicha vitamina, lo que podría conllevar una hipercreatininemia (un incremento de la concentración de calcio en la sangre), que conduciría a depósitos en los riñones, el corazón, los pulmones o los vasos sanguíneos. La toxicidad típicamente se asocia con un consumo significativo y excesivo mediante complementos alimenticios, no por la exposición al sol. Por eso es importante hacer un estudio previo a la suplementación que valore adecuadamente las necesidades individuales.