Los hábitos alimenticios cambian con la llegada del verano, y, junto con ellas, las frutas estacionales que empiezan a lucir en los mercados. Las ciruelas son algunas de las protagonistas ya que aportan su aroma, su frescura y sus propiedades saludables. Esta fruta, que tiene la pulpa muy jugosa, proporciona no solo hidratación en los días más soleados, sino que, al mismo tiempo, otorga beneficios muy importantes para el bienestar del aparato digestivo, para el estado de la salud celular y para el estado general del organismo.
El hecho de incorporar ciruelas en la alimentación del verano mejora de forma notable muchas funciones corporales gracias a su completo perfil nutricional y a su gran capacidad antioxidante.
Ciruelas y aparato digestivo
Las ciruelas son fuente natural de fibra soluble e insoluble. Este contenido permite mejorar la digestión, regular el tránsito intestinal y, con ello, evitar el estreñimiento. La fibra soluble, por su parte, actúa a partir de la absorción de agua en el tracto digestivo y se traduce en una textura gelatinosa de forma que las heces son más suaves. Este punto favorece para ir al baño con regularidad.
Apoyo a la flora intestinal
Las ciruelas no solamente ayudan a regular el ritmo intestinal, sino que también dan de comer a la flora intestinal. Pero, ¿qué es la flora intestinal? Es el conjunto de bacterias beneficiosas relacionadas con el intestino delgado y grueso. La fermentación de la fibra insoluble dará lugar a la producción de ácidos grasos de cadena corta que ayudarán a fortalecer los defensas, a reducir la inflamación y a promover un ambiente saludable desde el aparato digestivo. Incluir ciruelas en la dieta ayuda a mantener una flora intestinal distinta y equilibrada.
Propiedades antioxidantes de las ciruelas
Protección celular del envejecimiento
Las ciruelas aportan polifenoles determinados que son antioxidantes de origen natural y que contrarrestan el estrés oxidativo. Su actividad neutraliza los radicales libres y protege las propias células de daños que podrían dar lugar a procesos degenerativos. Las propiedades antioxidantes de las ciruelas no solo refuerzan el sistema inmunológico, sino que además retardarían el envejecimiento celular y disminuirían el riesgo de sufrir enfermedades de tipo metabólico.
Salud cardiovascular y elasticidad de la piel
El consumo habitual de ciruelas puede ser útil para mantener niveles saludables de presión arterial y mejorar el perfil lipídico. Las ciruelas son ricas en potasio, que favorece el equilibrio de los líquidos y previene calambres; su bajo contenido en sodio y grasas contribuye a reducir la probabilidad de hipertensión; a la vez que los antioxidantes fomentan la producción de colágeno, fundamental para una piel firme y elástica.
Ciruelas en verano: hidratación y energía natural
Alto contenido en agua para combatir el calor
Durante los meses de verano la pérdida de líquidos a través del sudor es más abundante debido a las altas temperaturas. Las ciruelas tienen un contenido de agua cercano al 87 %, por lo que son una opción excelente para mantener una buena hidratación. A su vez, son una de las frutas más refrescantes del verano, ayudando a controlar la temperatura corporal y la fatiga por calor.
Nutrientes para la vitalidad
La vitamina C de las ciruelas interviene en la formación de colágeno, el cual refuerza huesos, cartílagos y vasos sanguíneos; mientras que el hierro interviene en el transporte de oxígeno, ayudando a reducir la fatiga y mejorar el rendimiento físico. Esta combinación de nutrientes convierte a las ciruelas en aliadas para mantener la energía durante el verano.
Añadir ciruelas a la alimentación diaria en verano contribuirá a favorecer muchas funciones fisiológicas, desde la digestión hasta la protección celular. Su riqueza en fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales convierten a esta fruta en un alimento funcional ideal para cuidar nuestra salud de una forma natural y deliciosa.
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