Con el verano y las altas temperaturas, aumenta el riesgo de exposición a una bacteria peligrosa, como la legionella, que está presente en los sistemas de agua caliente, en los circuitos de climatización, en espacios refrigerados (spa, jacuzzi) y que, si no se aplican las medidas preventivas, encontrará el medio ideal para multiplicarse. Su proliferación, en los meses cálidos, representa un riesgo para la salud pública, pero también supone un riesgo reputacional para las instalaciones turísticas, para los hospitales, para los centros deportivos, etc.

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La legionella en instalaciones comunes

Las elevadas temperaturas en los meses de verano favorece el crecimiento de la legionella. La bacteria crece en temperaturas templadas comprendidas entre los 20 y 45 ºC. Instalaciones como, por ejemplo, las piscinas y spas, e incluso los sistemas de agua sanitarios alcanzan generalmente estos rangos térmicos, especialmente en aquellos casos donde no se controla adecuadamente la temperatura o la situación del sistema. También las temperaturas exteriores tienden a aumentar la temperatura del agua almacenada o estancada, lo que favorece la colonización.

Sistemas propensos al estancamiento y la contaminación

Tuberías que se utilizan poco, depósitos que no se encuentran en perfecto estado, sistemas de climatización que se encuentran en desuso... pueden transformarse en fuentes de riesgo si no se realizan limpiezas habituales. También los nutrientes orgánicos, la corrosión interna de la instalación o la presencia de incrustaciones minerales son elementos que favorecen el crecimiento de la bacteria.

Las torres de refrigeración, humidificadores, sistemas de nebulización y equipos de riego por aspersión deben ser objeto de limpiezas también en un plano preventivo a fin de reducir la aparición de brotes de legionelosis.

Prevención de legionella

En España, el Real Decreto 487/2022 establece las normas de prevención y control de la legionella y, de esta forma, las instalaciones de riesgo deben tener un Plan de Mantenimiento Preventivo. Asimismo, el Real Decreto 487/2022 establece la obligación de los controles analíticos de manera periódica en el tiempo, de la limpieza y desinfección documentada y un registro exhaustivo de las actuaciones realizadas. Finalmente, las autoridades sanitarias llevan a cabo inspecciones, estableciendo protocolos inmediatos en caso de brote.

Espacios bajo vigilancia sanitaria

El riesgo se concentra en locales que genere aerosoles con agua, pues la principal vía de infección es la inhalación de microgotas contaminadas. Diferentes modelos de instalaciones de alto riesgo son los sistemas de agua caliente sanitaria con acumuladores, fuentes ornamentales, jacuzzis y spas o torres refrigeración. Estas estructuras de no ser revisadas periódicamente tienen el potencial de convertirse en vectores de la bacteria por lo que incrementan las posibilidades de transmisión de dicha bacteria en lugares cerrados o de mucha concurrencia.

Cómo prevenir la legionella en verano

La prevención se inicia controlando temperaturas del agua, que deben estar fuera de los límites de crecimiento de la legionella; en acumuladores debe estar a menos de 60 grados, en grifos y duchas a 50 grados, y para circuitos de agua fría a menos de 20 grados. Es fundamental vaciar de forma habitual los puntos terminales, la limpieza de los acumuladores, la limpieza de los depósitos, y la revisión de los dispositivos de distribución del agua como tuberías, duchas, difusores, etc. Todas las acciones deben reforzarse antes y durante los meses más cálidos del año.

Particulares y gestores

Las viviendas que tengan con acumuladores desactivados o instalaciones que se usan poco, deben recibir atención durante los meses de verano; se recomienda vaciar, limpiar y desinfectar termos o depósitos, y hacer purgar los grifos después de largos periodos de inactividad. Por su parte, los gestores de los edificios turísticos o de uso público serán los responsables de aplicar el tratamientos de choque térmicos o químicos cuando corresponda con el objetivo de poder garantizar la seguridad de los usuarios.

Una gestión adecuada es un factor determinante para controlar la bacteria de la legionella en los meses de verano. El control activo y continuo de este tipo de instalaciones no solo protegerá a la salud de la población sino que evita importantes sanciones que implican pérdidas económicas.

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